jueves, 16 de julio de 2009

20 cigarros menos.

Cuando volvía a casa, el mundo se veía distinto. Lejano. Recuerdo, que me quedé dormido un rato en la micro. Por suerte, nadie se sentó a mi lado. Al bajar, eran las 9:10pm. Pero parecía que fueran las 11:00pm o algo así. Tarde, demasiado tarde. Ahora, es algo tarde. Pero parece algo fuera de tiempo. Otra hora nada que ver.
Debería sentirme calmado. Debería, pero no sé cuanto. Hoy dije todo, dije de todo. Trate de deshacer ese nudo que llevaba en la garganta. Y más dentro. Pero creo que por un nudo salieron dos. O más. Ahora, después de dormir otro poco y tratar de ordenarme, de asumir, creo que aun tengo cosas por decir. Quizás ya no las más importantes, o las más necesarias. Si no que cosas, pero quedaron. No sé si por el miedo o por estar tan abrumado, pero quedaron. Quedaron, como ese último cigarro que queda en la cajetilla ahora.
Realmente, creo que la única forma final en que todo termina saliendo de mí es por escrito. Como ahora, como aquí. Pero no sé si ahora podré escribirlo todo. O no sé si es a los receptores correctos a quienes deba llegar este mensaje. Me siento entumecido, algo torpe, ahora. Y no sé si serán todos los cigarros, o algo más, pero tengo un vacío enorme dentro. Más grande que días antes.
Y yo creo... que... a Felipe, sólo le resta creer. Sólo le resta creer y abrazar todo lo que siente como real. Como un último abrazo.
Y seguir creyendo.


No hay comentarios: