miércoles, 27 de enero de 2016

Divague #402

A veces uno no se detiene a pensar en la enorme inmensidad del corto periodo que vivimos.

Digo esto, porque me topé con unos de esos lapsos de tiempo en que uno, de ocio, de aburrido, quizás de curioso por ver y notar diferencias en uno mismo; se choca de bruces con su historia.
Y la historia de uno a veces es más larga de lo que uno tiene almacenado en su disco duro biológico.
Si trato de extender, con harto esfuerzo cerebral, los recuerdos alojados en mi memoria interna; son poco comparables con los datos o fechas o eventos que puedo encontrar o revivir en médimus -escritos, fotos, mensajes, papeles alojados en cuadernos, tickets de compras, vhs, alguno que otro sobreviviente cassette, compact disc un tanto rayados-.

A veces esta cuasi curiosidad termina resultando una suerte de juego, un ejercicio mental de tratar de ligar los fragmentos o los pequeños detalles que estaban escondidos. O derechamente borrados.
Tratar de complementar lo que mi cerebro quiso retener con aquella huella digital -y la no tan bien ponderada análoga- termina siendo un viaje, un trip sin psicotrópicos, a lo más profundo de mi historia: las vivencias que he tenido, los hecho en que estado, la gente con la que hablé alguna vez y nunca más, los lugares que pisé y los días de calor que no recuerdo. Todos los veranos que ya se fueron.

Hoy, que estoy algo más grande y distante de lo más lejano que pude encontrar; me gustaría decir que disfruto más el día a día. Que exprimo cada día. Y, a pesar de que sé que no es así, sí noto lo inverosímil del tiempo y lo corto que es. Y quizás, por esa misma razón, es que trato que los recuerdos que genero hoy en día si queden grabados de más de una forma. Y también de aferrarme a todo lo que he pasado, porque -mal que mal- es lo que terminó generando lo que soy. Y lo que seré.
Todos esos momentos humillantes y vergonzosos terminaron siendo sólo un recuerdo o un fragmento más del marco general. Un tornillo más en el proyecto.
"El proyecto".

Es curioso, hoy me dan ganas de revisitar mi libro histórico y saldar cuentas. Lo que sería absurdo, porque son cuentas tan pasadas que ya vencieron.
O quizás no.
Quién sabe. A veces hay que intentar.
Total, algún día no se podrá intentar más.

[...]

Quizás algún día -sé que sí-, volveré a toparme con estos lapsos.
Y volveré a pensar lo mismo con otra distancia que, probablemente y espero, también me hagan pensar que el día de hoy es otro tornillo más.

Sería bonito, yo cacho.