viernes, 28 de diciembre de 2012

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Siempre me quedó grabado eso.

sábado, 13 de octubre de 2012

Despertar en 0.

Me dijeron que las canciones se acumulan con el tiempo como motas de polvo en los zapatos.
Me dijeron palabras que nunca esperé escuchar y que ahora se apilan también sobre mis zapatos.
Me acuerdo de las noches de lluvia con música, empapado hasta los huesos, cantando a todo pulmón, muerto de frío, pero que sumando la lluvia, era todo perfecto.
Me acuerdo de las veces que desgasté mis suelas de las zapatillas por tanto deambular por Av. Valparaíso y que el final siempre era en 6 norte, en el roquerío derecho, pasado el borde cortado de concreto, dos rocas más adelante donde estaban -ya no, el otro día pasé y ya no existe- las líneas en pintura blanca y corrector de todas las veces que fuí.
Me recuerdo lo mucho que odio Valparaíso y lo lata que me da pisar Quilpué, ambos límites de Viña. Y que a pesar de ser tan amplia, cuando la miras de cerca y sin necesidad de lupa, te das cuenta de lo pequeña que es. De lo -aún- provinciana que es.
Me recuerdo lo mucho que falta y poco que queda. Los sueños que le he contado a mi almohada, porque nadie más los podría escuchar. Las pesadillas que me han despertado y de las que antes escribía y que hace unos años aprendí a guardar, pero no teclear.

El otro día sacaba fotos, tratando de acostumbrarme a mi cámara, en el centro. Me interné por muchos lados y terminé siempre girando en torno a la costa. Pasó ese caballero que siempre veo: el mudito que anda con flores. No me hizo el mismo gesto que me hizo una vez.
Pasé por las rocas y ya no eran las mismas. Cuando me quedé parado en algún punto entre 7 y 9 norte, me di vuelta y me observé cómo había cambiado el lugar. No era tanto, pero ya tenía otra forma. Un leve dejo de cambio, una muy prematura nueva cara. Hace tiempo que aprendí a tomarle el peso a los años que cambian, pero aun no puedo creer que no me de cuenta cuando ocurre. Que sea en momentos así, solo y sin nada que hacer, cuando se me ocurra ver mi agenda o caer en cuenta del tiempo que ha pasado.
El cielo estaba rico, con un sol tibio pero sin quemar. Sin frío. "Si fuera más de frente, o un poco más valiente, no bastaría con dejarlo todo así" suena en el iPod. Fue cuando el frío asechó que me comencé a marchar. Aun sigo sintiendo raro caminar por Av. Libertad solo, al anochecer.
Por cierto, ninguna foto salió buena.

[...]

No, en serio.
Ninguna foto salió buena.

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lunes, 24 de septiembre de 2012

Spoiler

Me gusta saber que cuando quiero puedo ser lo más explicativo que quiero. Se entiende todo, a la primera. Y no, mentira, no es cuando quiera: es cuando sale. En el fondo es eso. Es eso lo que me gusta: no tener el control de saber cuándo las ideas que tire sobre el papel, la pantalla o con el arcaico método de mi voz tendrán el efecto que quería. Si será más críptico o claro. Si es que, mi cerebro me protegerá e intercambiará las palabras o las dejará fluir. Esa como selección extrasensorial y ese mutismo y dislexia tan poco practicados que se puede manifestar de la forma más natural -de la nada y sin pautas- al tratar de explicarme, de decir lo que siento.

La gracia de todo eso es que cuando funciona, es bacán, porque lo siento como un logro. Cuando no sucede se presentan tantos tonos distintos que ninguno es mejor que el otro. A veces, incluso, causa mejor efecto que si funcionara y todo fuera tan claro.

Hoy, a mis 26 años, sigo dándome cuenta que mi cabeza es un cúmulo desordenado de ideas inconexas. Una caja cerrada, una cueva oscura donde sólo dentro se sabe si las cosas son o no son. Un libro grueso con más de la mitad de las hojas vacías, donde cualquiera puede llegar y leer, pero no cualquiera entender.
Un pedazo de vidrio, un prisma, tan claro y transparente, tan indefenso; pero que si es visto desde la perspectiva errónea puede ser confuso, desenfocado y errático.


I'm 67 years old. Every day, the future looks a little bit darker. But the past... even the grimy parts of it... keep on getting brighter. 
-Sally Jupiter. Watchmen (2009).

Aun no me pasa. Aun me falta. Quizás cuando tenga 67 años seré capaz de ver todo lo que ha ocurrido hasta hoy y todo lo que es mi vida de la forma más clara. Como película con notitas del director, explicando la toma. Y no es que esté mirando hacia atrás o hacia adelante ahora, no es sobre eso. Es sobre la identidad y mi cabeza y cómo percibo todo lo que me define.

Quizás sí. Quizás cuando tenga 67 seré capaz de resolver los puzzles que conforman mi existencia.
Supongo que ahora no tendría la gracia. Le quitaría el sabor a ser.
Aunque, para que ser tan mentiroso si ya dije todo esto: de vez en cuando sería bacán hacer trampa, un pequeño torpedo y mandarse uno que otro spoiler o solución al acertijo de turno.
Onda, como para cachar no más.

Digo yo.
¿No?

jueves, 6 de septiembre de 2012


Me gusta sentir el viento yendo en mi contra. Y las calles repletas, abriéndose como mares de gente que deambula.
Me gusta que a pesar de que esté con audífonos escuche mis zapatillas al caminar. Y todo este clima extraño, de nubes que actúan como sol.
Me gusta ver los edificios y parques y lugares que componen la historia. Mi historia. Y todo lo que ha ocurrido.
Me gusta escuchar el crujir de las pocas hojas que van quedando, atrasadas de temporada. Y el sonsonete constante, como enjambre, de autos que luchar por llegar primero que nadie.
Me gusta ver como la gente que no se ve hace tiempo se cruza en la calle y se saluda y se promete ver luego. Una sonrisa queda en la cara, que se desvanece al compás de los pasos que se alejan de la intersección.
Me gusta ver la gente que espera en la calle una llamada, un mensaje de texto, un mail que nunca llegará.
Me gusta ver cómo los edificios céntricos, que de seguro hubiera podido serían rascacielos, se tratan de levantar del suelo. Algo más cerca del sol.
Me gusta ver cómo los perros van caminando, haciéndose pasar por humanos por los pasos de cebra.
Y el metro.
Y camino a casa.
Una tipa tiene celular en mano, bajando las escaleras.
Suena.
Contesta: “hola”, le dicen.
Silencio.
“Hola”, responde con la cara sorprendida.

lunes, 11 de junio de 2012

Fantasmas.

Cerca de las 8 y veinte, y en las calles menos posibles, con las coincidencias de la tarde.
Los atajos extraños y el perturbante hielo del silencio, más el frío de la tormenta que viene en camino.
A veces es extraño como funciona la vida, ¿no?
Fantasmas que circulan las mismas calles que uno pensó no caminar.

Está haciendo frío.


domingo, 3 de junio de 2012

Descargo con nota 4.0

Puta, a ver, por favor; que alguien me explique: ¿cuál es la puta manía de hacer TODAS las cosas complicadas?
En todos lados, por todas las cosas. La manía de darle vueltas a todo y que todos sean tan, pero tan egoístas. Que lata. Este techo es tan mínimo, puta, gracias por ayudar.
A veces me pregunto cuánto voy a aguantar del resto de la gente. Puta, sí: soy pesado, más que la chucha, pero el fondo de todo siempre estoy atento y dispuesto a las cosas. Nadie se detiene a pensar por un momento que uno no anda tratando a nadie como las huevas, pero, claro, uno tiene que soportar que lo insulten, que lo ignoren, que lo minimicen ("ahora tú te estai atrasando, cuando tú te atrasai atrasai a todos"... claro, como si yo hubiera estado hueviando toda la tarde). Parezco chaleco de mono, parezco pobre mendigando comprensión y un poquito de buena onda. Puta, estoy cansado. Súper cansado.
Intento hacer todas las cosas lo mejor que me sale y más que eso y al final da lo mismo, porque nadie ve nada.
No quiero gritar, no quiero andar hueviando a nadie por sentirme así, pero no puedo evitar que me de lata estar en esta posición.
Me siento mal, es un domingo con todas sus letras. No he hecho nada malo y me llega todo por igual.
Estoy harto de estos cutters sin filo, de este papel grueso, de la silicona que no pega.
Estoy harto de los gritos, de la mala onda, de los malos tratos.
Estoy aislado, en un rincón, arriba en el segundo piso con un trabajo y una vida a medio terminar. Y el cigarro que se consume en el cenicero quemando el resto de las colillas.

Puta, en serio, ¿tan malo soy?
Las respuestas mándelas al censo, creo que tampoco me interesa saber.
Ojalá pudiera estar durmiendo, no estaría mal.
Y que este día culiao, penca y solitario fuera baneado.
De ip.

HELP
HELP

HELP

HELP!

viernes, 27 de abril de 2012

El silencio de las neuronas.

Y de nuevo, dentro de las sábanas, de esas capas de cebolla y los muros elementales, se esconde la inocencia mezclada con miedo.
Es fácil asumir que la acción-reacción son parte de un mismo tópico, pero hay que tener claro que los casos son distintos y las personas también. Quizás, y sólo quizás, la mayoría de la gente funciona igual y hay ciertos especímenes fuera de norma. Puede ser. Aun así, somos todos de la misma especie, nadie se escapa a la bases. Nadie se escapa de ser mortal.

The thing is, a pesar de todo, lo intento. Y seguiré intentando. Porque aunque sea sólo un tipo más con una vida más y un respiro menos, no tengo otra solución más que seguir caminando y no dejar en el paso a nadie que realmente me importe. Si uno tiene sus dos pies, puede sumar dos más.

Take breath.
Open your arms wide open.
Close your eyes.
Exhale.
I'll be there, right next door.

domingo, 1 de abril de 2012

In my imagination.



But I crumble completely when you cry,
It seems like once again you’ve had to greet me with goodbye
I’m always just about to go and spoil the surprise
Take my hands off of your eyes too soon


I’m going back to 505, if it’s a 7 hour flight or a 45 minute drive,
In my imagination you’re waiting, lying on your side,
With your hands between your thighs...




... and a smile.


sábado, 31 de marzo de 2012

Parece que viste un fantasma.

Podría pecar de previsible, pero da lo mismo. Tampoco soy culpable de nada. Punto uno, no es que no quisiera escribir, no podía. Punto dos, sigue siendo extraño que a pesar de que uno crea en algo toda la vida, de repente te aburras de tener razón. ¿Cuánto me demoré? Un minuto cuando veía al suelo, más o menos. Bueno, era así la cosa, minutos más, minutos menos, toda una orquesta coordinada para que las cosas ocurran.
Debía pasar, yo cacho. ¿Para qué? Ni idea. Darme cuenta de algo, quizás.
Eso es lo curioso. Sé y no sé.
Y vi un fantasma, pero no sé si yo fui visible también. A lo mejor fui transparente, tendría sentido. Y eso que creo que ahora soy un poco más opaco que antes, y no es por el sol.
20 minutos de querer escribir como bestia, pero imposible: había cedido mi asiento.
Ver todo y ver nada.
¿Se cacha?
Hay gente que está y no está al mismo tiempo.
Yo no sé, pero lo que sí sé es que yo no era un fantasma. Yo estaba allí.
Quizás sí, estaba allí: solo, como en casi todos mis viajes en metro.
La realidad es siempre, siempre, SIEMPRE, más extraña que la ficción.
Eso está claro.

O está más o menos claro, hasta que pasa.

martes, 7 de febrero de 2012

The machine is off?

Yo no sé qué decir o escribir, después de tanto que huir, tanto dolor concurrente, dentro de un sueño-