viernes, 31 de julio de 2009

Quick post.

A veces, ser sincero es más difícil de lo que aparenta. En realidad, ser sincero es más fácil de lo que aparenta. Es sólo que el miedo pesa e invierte la dificultad de las cosas.
Hay que relajarse. Hay que dejarse llevar.
Nada es tan terrible cuando ya no quedan murallas reales de pie, sólo las que imaginó tu alma.


jueves, 30 de julio de 2009

Tomar las riendas después de caer.

Oh simple thing where have you gone?
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

So if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?



Sí, sí, perdí el control. Pasa, puede pasar. Ahora estoy en ese extraño estado intermedio. Volviendo a reforzar, tratar de levantar la frente. Pensar, que aunque los miércoles pueden tener errores fatales, bestiales; se pueden olvidar. Borrar... pensé en escribir cuando de la nada leí un mensaje y recordé que había una entrada que escribí hace un tiempo y que retrata exactamente lo que en este segundo podría y querría decir.
Primero un fragmento, y el link.
A veces, releer atrás, puede darte fuerzas y recordarte por qué estás donde estás. Y por qué anhelas tanto lo que buscas sin parar.

¿Te imaginai? Que pudiéramos cambiarlo todo. Sería tan fácil, tan sencillo. Es como cuestión de atreverse, igual. Quizás, así mitigar cuando duele adentro y es por las puras.
Que tal si... ¡vámonos! Demos un paseo lejos. Olvidemos a todos por un día. ¿Fumemos? ¿Tomemos café?
-Extracto de Reloj de sol.

La leo y pienso ahora que todo lo que ahí pudiera salir escrito aun está dentro de mí. Tal cual. Exactamente igual. Y hubieron tropezones. Hubieron caídas, pero pasaron. Quedaron atrás.
It's not so hard. It's complex, but every hole has an exit.

miércoles, 29 de julio de 2009

Note to self. Rollos mezclados con realidad.

La ciudad está atorada, dormida e inerte, mientras tus dedos -de nuevo y al parecer como siempre- lo único que tocan son las teclas negruzcas del teclado. Un cigarro muere en el cenicero de madera, mientras tus ojos tratan de mantenerse abiertos, no por sueño, si no por creer que algo sí puedes ver.
Estás solo, sumergido extrañamente en un estado de ánimo que te sienta de lo peor. Es una suerte de caída, libre, sin final, que continúa y continúa, dejándote exhausto de nunca parar. Tus labios, ahora, están secos a pesar de la bebida con un poco de ron que descansa algo más allá de la cajetilla semi-vacía. Secos, algo trizados, quizás, como si hubieras comido de la arena del desierto. Como si ya no los usaras más. Tus ojos, cansados por quedarte a estas horas sin hacer nada, tienen la mirada perdida en la tecla "v", esperando ver si las tecleas, contando las veces que la logras presionar. Tus manos, actúan por inercia, recibiendo los impulsos de tu perdida cabeza sin chistar. Frías, algo más torpes de lo usual y parecieran incluso que se secan.
A veces, como ahora, piensas que te cansas de todo. De estar, todos los días tratando de ser optimistas -o algo similar- por tu bien. Tratando de llevar una falsa sonrisa cuando sales y sabes que no estarás solo deambulando por la orilla oscura, y tratando de ser el Felipe que es ocurrente y dice cosas que casi nunca tienen sentido. Y que te caes. Y a veces, haces reír a los demás. Menos a ti. Si las cuentas, son tan pocas veces las que te has reído de verdad con una tontera tuya. La mayoría de esas veces, porque hiciste reír a alguien que te importa. Y ahora, cuando estás aquí, cuando es de noche, cuando son pocas las personas que se atreven a dejarse llevar por la hora AM y evitar soñar, te das cuenta que aunque quisieras tirar un chiste, no podrías. Daría lo mismo, tampoco nadie lo podría escuchar.
Esto es un estado un tanto bastardo. Maricón, si se le puede llamar. Un chiste demasiado negro, una ironía que no necesitabas escuchar. De repente todo negro. De repente una pequeña mancha blanca que aparece y crees que puede ser una salida. De repente, de la nada, en una sola palabra, comienzas a dudar. Y echarte. Y llorar.
Te sientes y te ves estúpido, por eso ahora evitas el espejo a toda costa. Tonto, algo necio y bastante torpe. Entumecido. Moliéndote a palos a ti mismo pensando en que estás atorado, dentro, con algo que grita y que no se calla. Y que lo sigues, le haces caso y tratas de triunfar, de salir de los problemas, de conseguir lo que buscas y pareces que se perdió. Extraviado, como niño chico en una ciudad capital, buscando a alguien con una cara conocida. Una sola cara, que desearías volver a ver una y otra vez de cerca y tratas de tocarla y cuando tus manos la alcanzan se desvanece y las luces se apagan y ni siquiera puedes ver más allá de tus propios brazos. Y comienzas, como si fuera una tonada melancólica y terminal, a tocar en tu cabeza una y otra vez todos los posibles escenarios, todas las posibles cosas que podrías ver que serían fatales, que te dejarían traumado y que por alguna razón sabes que han pasado y que a pesar de no haberlas vistos, puedes recordar las caras y los actos que tú viviste se mezclan con caras ajenas y sientes que no estás, que eras un expectador y que viviste algo que nunca te perteneció. Y te sientes patético, cuestionándote si lo que viviste si fue tuyo, y te respondes y dices que sí, pero caes en el juego, te metes en la tonada y ya no sales y te lamentas y te odias y sólo están todas estas imágenes en tu cabeza torturándote más de la cuenta sobre cómo un mañana será tan distante. Y cómo el ayer, lo que quedó tapado por las semanas, se desvanece y se licúa a pesar de tus propios deseos.
Y te cubres la cara y piensas que "cresta, pero si estoy intentando, en serio, estoy intentándolo y no tengo que caer, no tengo que dejarme perder así, no si es algo que busco, no si es algo que perdí por una razón que se pudo evitar". Pero te excusas y te mueres de miedo por pensar que sí, que ya se fue. Que en el fondo, 3 días quedan en una lista que te dieron y que la única hora posible pasará frente a tus ojos y llegará el final de la lista y dirás "sí, perdí"... Y, sabiendo que ese momento será el peor escenario, te ves ahora y dices "¿qué puede ser peor que esto?". Es como si estuvieras desistiendo, tirando la toalla y te detestas por eso. Porque en realidad, no es consecuente a lo que buscas. Pero estás cansado, sabes que intentas, que seguirás intentando, pero estás cansado, tus pies ya no pueden más. No si estás tan solo, no si no hay nada que te diga "huevón, sigue, camina, tienes oportunidad, tienes una meta que se puede alcanzar". Ningún indicio, nada. Ninguna señal.
Por alguna razón piensas un escenario donde estás y alguien muere y no eres tú. Y revisas sus cosas, lo último que dejó en este mundo y huele a su persona. Y es como ahora, con las cosas que tienes y sólo sientes que todo se fue. Y sólo esto resta. Sólo los objetos inmóviles que recuerdan cada cosa y que mantienen el aroma que ya no está. Y puedes sentir casi como te hablas a ti mismo, con tu boca seca, a palabras sobre lo tonto que eres y lo que deberías hacer. Y que odias este preciso momento y sientes que hay palabras en el ambiente que entorpecen todo y que se oyen, todo el mundo las oye, pero nadie se atreve a decirlas. Que todo el mundo lo sabe y nadie dice nada. Y, la única razón que se te ocurre para ello, es que cualquier tema que tenga que ver con ello sólo se quiere ignorar y enterrar. Y ahí es cuando mueres. Ahí es cuando tus ventanas se cierran tan fuerte que el cristal se rompe y vuela por todos lados como cuchillas esperando carne donde impactar.
Y te arrodillas en la cama y recuerdas todo: la conexión, los roces, las casualidades, lo que pasó. Las palabras, las cosas que aprendiste y cada mínimo momento donde podías sentir incluso tu alma tranquila. Esa, que ahora crees que se destroza mientras más tecleas.
¿Y qué resta ahora? ¿Qué resta ahora mas que prender otro cigarro y fumar?



Sientes que tus nervios se hacen pedazos, junto con el resto de tu caja toráxica. Es como si todo lo que pasaste, toda la pena y todo lo que vino por consecuencia se resumen a este momento. Se mezclan, se funden y te atrapan, materializándose en una celda fría y cortante. La perdición, el final. Es como si todo lo que pasó antes, los mismos momentos que se repiten, te calaran y se incrustaran en tus pulmones, vértebras y corazón. Las mismas palabras, la misma indiferencia fría y cortante y las palabras que toman mucho más tiempo en llegar. Porque toman mucho más tiempo en decirse. Porque, básicamente, ahora puedes esperar, porque ya no tienes la misma relevancia. Ya perdiste la importancia fundamental. Bienvenido de vuelta al cajón del resto del mundo.
Por la puta, mírate. No, mejor no lo hagas, pero date cuenta qué está pasando. Estás perdiendo el control, te estás desesperando. Estás sientiendo la desesperación, la pena, sasonada con celos. Te estás saliendo de equilibrio en la balanza de entre lo que sientes, lo que quieres, anhelas y quieres batallar por recuperar; y lo que te detiene, la gente que te pone la mano y dice "no", el futuro, el destino (¿destino? no sabes si esa sea la palabra, no sabes si dejar caer el peso sobre eso sea lo justo, muy después de que te dicen que el destino te depara todo lo contrario. La felicidad), la realidad. Un lado pesa más ahora que el otro. Y no es el lado correcto. Y frunces el ceño y aprietas los puños pero desistes de golpear la mesa. Podrías despertar a alguien y mejor sólo tecleas y tecleas a ver si algo del dolor puede salir. Piensas, que ahora da lo mismo si haces lo correcto o no. Que en realidad, sólo quieres hacer lo que quieres hacer. Y que te importa una mierda el resto del mundo, sus susurros a lo lejos y que sólo quieres correr y abrazar y dejar que tu cabeza pierda el mando y hacer lo que sientes. Y pensar, de verdad pensar, que puede ser así, que es sólo el silencio de los inocentes -el miedo colado entre tus cabellos- lo que calla todo alrededor de esta vida. Que todos los obstáculos ya desaparecieron, que ya no hay nada real a qué temer, más que al receptor mismo, a lo que hay dentro de su cabeza y sus pulmones... Pero no sabes, no tienes forma. No puedes hacer nada, nada sin una mínima señal, sin un mínimo indicio. Uno solo, positivo de que sí puede pasar. Eso mismo que esperas y que puede ser negativo como lo es hoy. Un indicio más en contra. Como Harold Crick anotando en su agenda a cada rato una cruz en el sector de la tragedia. La comedia, quizás, con un par de cruces, pero la otra hoja tiene ese mismo número multiplicado por mil. Y sólo dices: "This may sound like gibberish to you, but I think I'm in a tragedy
".
Y ahora, en este momento, es así. Y aunque la realidad es más extraña que la ficción, ahora sólo desearías un pedazo de ficción, un giro drástico y esperanzador del guionista para salvar a tu personaje de sacarse el pelo con las manos...
Y nada pasa.

Tratas de contar hacia atrás. Pero desistes al ver que cuando usas la palabra "atrás" es cuando con más fuerza vuelven los recuerdos. Cuando más ganas te dan de derramar gotas saladas sobre la mesa porque piensas que todo así quedará: como un recuerdo. Como una anécdota sin importancia dentro de todo lo que tapará el futuro. Un fin que no sabías, que nunca notaste porque pensabas que el mundo giraba en paz. Pero sólo una triza, sólo un segundo de perdición dentro de una neblina espesa bastó para que se marchitaran hasta las flores que no habías puesto. Y mides, piensas y repasas lo que te han dicho voces ajenas: "es algo solucionable", "no es un gran problema, sólo es una confusión", "un malentendido", "sólo fue una tontera, se tiene que reaccionar"; para pensar que quizás fue así, pero que todos se han enterado, menos las personas que tienen que saberlo. Que con ojos cerrados no pueden ver nada, mientras su piel entumecida y congelada no sabe lo que busca. La idea, era tratar de ayudar a eso. Pero no puedes. No, cuando tú eres parte del problema. No te corresponde. No puedes hacer nada más. No se te deja hacer nada más.
Y ahora, ahora sí, ya perdiste todo control, toda noción de inteligencia o sutileza o entendimiento y lloras y lloras y lloras y lloras. Y lloras porque piensas en todo (y no lo puedes evitar) y porque mañana tendrás que tomar control de nuevo y olvidar toda esta pasión que te consume ahora. Que tendrás que retomar tus ideales muy a pesar de que el mundo te señala con el dedo y te tilda de perdedor. Retomar tus energías, tus creencias, tus ganas de alcanzar una meta a pesar de que el reloj mismo te escupe en la cara. Y seguir pensando mejor, tratando de resonar en una onda buena, quizás de esperanza. Y eso es lo que quieres. Ese es el mensaje que quieres dar. Pero ahora, en este momento, te la ganó la pasión. Te la ganó la pena, te la ganó la soledad.
Mañana sabes estarás de nuevo en pie. Mañana sabes de nuevo seguirás estando con la frente en alto, consecuente, firme, perseverante. Mañana, cuando despiertes, porque hoy, este round, lo ganó la soledad.

Y de la nada oyes las excusas. Las palabras de consuelo. Las mensiones honrosas... Y sólo quieres taparte los oídos y gritar que lo sabes, que ya no molestarás, que ya entendiste el mensaje, que tu importancia ya se esfumó y que ya no queda nada más para ti aquí.
Y el silencio retorna y la vida gira y gira, porque es tu problema y no tienen gran importancia para el universo en general. Por ti compadre, por ti y lo que te quema dentro, el mundo no temblará ni dejará de girar. Sólo tú morirás esta noche empapando la almohada hasta despertar. Hasta que retomes donde te quedaste, aun recordando las mismas palabras que quemaron tus ojos hoy y ayer. Tus ojos y tu soledad. Sólo tú morirás esta noche, hasta que mañana, trates de sostener tu propio peso de nuevo y aguantar los palos de tu mala pata y todo el viento en contra...

Y, ahora, el cuarto de nuevo está vacío. Igual que tu pecho.
Y tus brazos, también...


It's the best thing that you've ever had, the best thing that you've ever, ever had.
It's the best thing that you've ever had; the best thing you've had has gone away.

Don't leave me high, don't leave me dry.

martes, 28 de julio de 2009

Probabilidades.

Estoy -estaba- sentado mirando por la ventana. Viendo como la semana y la rutina comenzaba a inundar de nuevo la vida de casi todo el mundo. Quizás algo de regularidad para todo esto. Algo así. Más normalidad para borrar la anormalidad brutal que azotó.
Estaba mirando y creo que esbocé una sonrisa ligera. Tardía, sí. O sea, a veces, uno se sorprende y no sabe como reaccionar. A veces, la vida, el destino, las casualidad, la realidad, the masterplan, la nada; te trae sorpresas. Sorpresas, de esas grandes. De esas que no te esperabas por ningún lado. Y cuando pasa, puede que te asustes. Me pasó. No soy el único, pero, me asusté. Y eso no significa que me cargara. Que me asialara o nada por el estilo. El miedo, te hace reaccionar de formas que no te esperas. A veces, puedes dejar la embarrada. A veces, puedes parecer que huyes cuando en realidad sólo deseas estar ahí. A veces, puede entorpecer el juicio y tomar decisiones. Como aislarse y cortar con el mundo. Como no subirse a una micro.

Si hay algo que me tiene medio atontado, es como pasa todo. I mean, en el sentido de que a veces no te planteas nada y algo sucede. Y todo pasa, por una secuencia. Te levantas y tomas un sorbo menos de leche, decides no quedarte cinco minutos más en la cama, decides apresurar todo tu supuesto plan del día y salir de la nada. Te levantas y piensas salir más temprano, pero por alguna razón, no lo haces. Te levantas y lees que la hora tope es más temprano de lo que pensaba, aun cuando dijiste que sería más tarde. Caminas y ves que una luz roja no te impide y cruzas rápido y llegas a tu primer destino y mandas un mensaje de texto que no tenía fondos, pero que te retrasó y no seguiste caminando. Y miras hacia atrás. Todas esas cosas, todos esos eventos, esa secuencia, la cadena, tenía más de medio millón de posibilidades de suceder. Y de todas, de las más obvias, sucede una: la más imprevista. La menos lógica.
A veces, eso puede shockear. Pero a la larga, no sé, uno se pregunta y piensa y al final de un par de cuestionamientos típicos existencialistas, te quedas con la idea que así tuvo que ser. That's was supposed to happend. Y la vida tiene un modo raro de funcionar. Todo eso, las coincidencias, las casualidades, las causalidades, al final, terminan pasando por algo. Llorar un día, puede ser porque no tenías que reír, tenías que llorar, tenías que caer para darte cuenta de algo. No sé si es destino, or something. Supongo que creo que el destino lo forja uno, pero también creo que hay cosas que tienen un camino pre-hecho a suceder. Como papel prepicado: está lista la guía para que suceda. Y de la nada: sucede.
Si remonto y repaso algunas líneas y refuerzo eso de que creer en lo que uno siente es lo correcto, entonces, me quedo con eso. Y siento que si estas cosas, todas las casualidades del día tenían que ser así, entonces, ok, me entrego, es por algo, let's do it. Las decisiones, las oportunidades que se cierran, los pensamientos que salen en palabras en determinados momentos, son porque eso es. Es todo parte de algo. Es como un rompecabezas: las piezas las pones y pones y giras y al final, sabes donde y cómo tienen que ir. Basta tiempo, basta esfuerzo y algo de dedicación y al final logras entender como tenía que estar dicha pieza para que el cuadro se armara. Y todo cobrara cierto sentido.

Supongo, que ahora, aun faltan un par de piezas, pero el mundo está algo más claro. O en proceso de recuperación. Pero eso no quieta que haya que seguir creyendo y teniendo algo de fe. Después de todo, ¿no es plausible jugársela por completo hasta el final si quieres algo en tu vida? O sea, si realmente quieres algo en tu vida, no sólo basta con abrir los brazos y agarrarlo, si no que también, hay que jugársela gastando todo, los recursos, las ideas, jugando hasta con el mismo tiempo de vida que te resta por algo que quieres dentro de tu propia vida. Suena algo tonto, o loco, pero es así. Jugar incluso apostando el lugar donde uno quiere que esté algo, porque si no se tiene dentro, tampoco tiene mucho sentido tener el contenedor que no contiene nada.
Y para tener algo, hay que apostar. Hay que sacrificar y jugar.
Y creer.

Hoy hubo sorpresas hasta por las patas. Unas más impensables que otras. Unas más deseables que otras, aunque las apariencias puedan engañar.
Lo importante es que... todo pasa por algo. En la vida no hay azar.
La suerte es un invento de locos. Y yo estaré loco, demás, pero no creo en el azar. Creo en mí. Creo en un par de personas. Listo: que el mundo comience a girar.
¿Más causalidades casualidades? ¿Más casualidades causalidades? Que vengan, que pase lo que tenga que pasar. Que pase lo que se sienta, tenga que pasar.
Let's play.

domingo, 26 de julio de 2009

Storm confessions.

"Vas a estar bien" recuerdo que me dijeron esa vez en valpo, hace como dos años atrás. Recuerdo que, me dio lo mismo. Sí, una que otra reacción típica y luego chao. Ni ahí. Totalmente intrascendente. Quizás un juego. No sé.
No era la primera vez. Desde un tiempo a esa parte me había prometido muchas cosas, que hasta ese día, seguían en pie. Un año, puede cambiar muchas cosas. Y no tanto dentro, si no afuera. El entorno, lo que puedes llegar a pensar.
Cuando uno cierra posibilidades, uno las cierra y dice "esto no volverá a pasar". La mayoría de las veces que uno dice eso, vuelve a suceder. Y recuerdo que pasó, de nuevo. Pero yo cerré la posibilidad y la dejé ir. No estaba listo, no quería. Prefería comerme las cosas yo solo.

-Oye... sabes, hace tiempo que estoy pensando que...
-A ver, a ver, espera. Ya sé donde va esta conversación, en serio. O sea, soy súper despistado, pero yo creo que has sido más que evidente, así que capto.
-Entonces...
-Entonces... ehh... no. Mira, no te voy a venir con la típica de "no eres tú, soy yo". Lo que pasa es que no quiero, no quiero nada de estas cosas. Desearía ojalá tener un poco más de tacto y decirlo distinto. Pero me tomas un poco tomado, igual que tú y supongo que con trago soy más sincero de lo que debería. En serio, nada personal, pero no puedo. No ahora. No sé cuando.
-Entiendo... en serio, perdona...
-No, nada que ver. Pero mira, no tengo nada que ofrecerte. Este día, ahora, no. Pero, se te va a pasar. Y de hecho, ¿te doy un consejo? date vuelta y mira: mira cómo te mira el Pablo. Y eso es hace rato. Si alguien puede ofrecerte algo, es él. Se muere de ganas. Y yo sé, que en el fondo, igual te mueve el piso. No pierdas el tiempo conmigo y sé feliz.
-...

Hoy es domingo 26 de julio. Si los cálculos no me fallan, hoy llevan 1 año y un par de meses con Pablo. O tres, creo. Una vez lo conversamos este año y dijo que Pablo era lo mejor que le había pasado. Y no sé por qué, me dio las gracias.
Recuerdo que por ese entonces, yo tenía algo dentro que aun no tenía nombre ni posible rastro de saber qué era. Cuando me di cuenta, pensé que era un tonto, porque yo había cerrado toda posibilidad. Cuando me di cuenta, ya era muy tarde. Recuerdo que pasaron muchas cosas. Y para mi sorpresa, era algo que ya se había depositado en mí hace mucho tiempo, pero que nunca sonó fuerte, o nunca traté de darme cuenta de que estaba. Me hacía el loco, como dicen. Como todo, muchos altos y bajos. Llorar y reír. Guión de teleserie. Todo muy bien sasonado. Y a veces, uno piensa que está perdido, que cagó. Que bu-bye y eso. Y me pasó. Y no sé por qué todo siguió dentro. Después lo supe. Después todo estuvo muy claro. Tenía que ser así. Todo lo que se estaba formando, tenía que quedar dentro. Si no era así, nunca nada hubiera pasado. Todo hubiera sido una anécdota, un recuerdo más. Pero no lo fue.
Recuerdo que muchas veces me senté en el borde de la calle y pensaba si debía seguir o no. La confusión de estar tranquilo y callado siempre estaba. Al final, no era ni necesario dar una conclusión, no llegaba ni al final de la disputa mental cuando ya sabía que quería continuar. Nunca fue fácil. A veces demoraba semanas en darme cuenta de que así era. Hubo uno que otro error de por medio y, curiosamente, después de eso era más fácil darme cuenta que era lo que realmente quería. Y saber qué es lo que uno quiere, nunca es fácil. Dicen, que la única forma, es notar su ausencia. Y el tiempo -la gente, cuando habla de tiempo, siempre lo relaciona a años. En lo que llevo "vivo", me he dado cuenta que tiempo, incluso, puede ser una hora-. Bueno, fue harto tiempo. Y harta ausencia. A veces estando a lado de alguien, puedes sentir su ausencia. Estar y no estar.

No sé a que voy con todo esto. Supongo que porque el sentimiento es similar. Supongo, que los años, me han hecho más paciente de lo pensé. Claro, con ciertas personas. O con ciertas cosas. La cosa es que, mi cabeza, tiene como un switch, que prende una lucecita que dice: "sí compadre, esto no lo vas a olvidar. Esto, queda grabado en tu mente, olvídate que fue algo pasajero". Se prende poco. Han sido varias. Unas 6. La primera vez, fue hace 13 años. Aun no olvido. Otra que recuerdo, fue hace 8 años. Una muy importante, fue hace 6 años y esos tipos aun siguen conmigo. La última, fue entre 3-1 años. Y aquí estoy.
La cabeza de una persona, es un mundo entero. Dentro de la mía está esa luz. Y cuando pasa, no sé, todas las cosas que me prometo y cierro, se abren. Me arriesgo demás. Hago cosas que no esperaba de mí.
Uno, claro, no puede esperar que otras cabezas sientan lo mismo, o resuenen contigo cuando se prende algo. A veces, ni lo comunicas. Es cuestión de tiempo. Y algo de destino. Nada de suerte.

Las pocas cosas que hablé con mi abuela antes que muriera, me dijo que las cosas pasaban por algo. Nada era azar, todo tenía su significado. Que muchas veces uno no se daba cuenta, pero después de las tormentas, había algo de lluvia y luego días más claros y uno podía entender los por qués. A la larga, sí, ha sido así. Por ejemplo hoy: si es que la tormenta ya pasó, aun sigue lloviendo. Y eso lo sé, porque es el estado de dualidad, en que estás entre bien abajo y otra parte trata de estar lo más arriba posible. Y estar tranquilo y pensar claro. Eso, no hubiera sido posible sin ir al cementerio. Necesitaba el memo en mis manos para recordar. Ella me decía que yo íba a encontrar personas en mi vida que me cambiarían. Y que no sabría como reaccionar. Pero que estuviera tranquilo. Porque si era verdad, había que aprovechar y dar gracias. Que ella íba a estar conmigo pasara lo que pasara cuando estuviera perdido y necesitara pensar. Ella era católica. Yo no. Pero siento que está. Y que ahora sólo tengo que relajarme un poco y esperar que la tormenta pase. Y después, lo que tenga que pasar. Nada es al azar. Todo pasa por algo.

Creo que estoy divagando. Pero supongo que es algo que iba a salir de todos modos. A la gente que le ha tocado cruzarse conmigo y yo digo y digo cosas que a veces parecen de un lunático o algo así, que prometo cosas que se ven más que imposible, supongo que no entienden el por qué. O pueden tildarme de loco. Pero sé, dentro, que puede que esté loco, pero sé por qué digo lo que digo. O por qué prometo todo. O por qué digo que no puedo olvidar.
La cuestión es que... no sé. Ahora, hoy, sí, quizás alguna que otra recaída. La importancia de las cosas, tiene otro valor. Cuando es un cualquiera, cuando la luz no se enciende, puedo hacerme el sordo y listo. Nada, todo bien, aquí nunca nadie estuvo. Ahora no. Aunque quisiera. Tampoco lo quiero así.
Hacerle caso a lo que siento, dicen -me dijeron- es lo correcto. Tengo muchas cosas dentro, sí, pero estoy claro.
Y eso, es esperar. Y nunca caer. Ni morir. Sólo dejar que pase lo que tenga que pasar. Una mente clara es necesaria en la balanza para que otras, cuando estén nubladas, no caigan y todo se venga abajo. Si uno dice todo y el interlocutor nada -porque no sabe nada- es más fácil y simple que ninguno de los dos sepa nada. Porque cuando todo esté claro, ya hay cosas dichas, no queda una duda residual que en ese momento, puede sumergir otra tormenta en una de las dos cabezas.
Las palabras en momentos difíciles, duelen. Pero, si hay cosas que tienen que pasar, son por algo. Y ese dolor, esas cosas, te hacen reaccionar y clarificarte. Eso, y el tiempo. Descubrir que uno quiere. Descubrir, dentro de la ausencia si es que algo es necesario o no. Para perder el miedo, para entenderse uno mismo.
Después de todo, las tormentas sirven para liberar energía, que dentro, puede matar.

Aun sigue lloviendo. Aun sigue lloviendo, pero la lluvia no quema. Moja. Y un resfrío, no es tanto como una quemadura. Uno puede morir de neumonía, sí, pero todo se vale, si uno cree que así tiene que ser.
Y yo creo.
Aunque sólo sea un loco que habla huevadas.
O quizás no. Who knows.
Pero de todos modos, para bien o para mal, así soy yo.

Y después de todo, no creo que sea tan mala persona.

Yo... emm... uhmmm...
Mejor mañana escribo.
Sueño.
Buenas noches.


sábado, 25 de julio de 2009

Just for the record.

He estado tanto tiempo echado en esta cama, que me parece ajena.

PD: Valparaíso estaba demasiado frío anoche. Demasiado frío.

PD2:

-Teo: Para mi edad, he hecho hartas cosas. Cuando no eres ni el más mino ni el mejor deportista, tienes tiempo para leer y aprender algo.
-Claudia: E ir al cine.
-Teo: Claro.
-Cortos. Alberto Fuguet.


viernes, 24 de julio de 2009

Seize the day.

Cuando me enfrentara de nuevo a la caja de escritura del blog, pensé que iba a tener que ver con lo de ayer. Con todo el día. Con todo eso de estar en el cementerio, de la tarde, de vagar en la mañana, de lo que vino después.
Tenía algo escrito. Un fragmento que tipié en el notebook en la tarde tirado en una cama en casa de mi abuela. Era cierto, que, en ese entonces, ya todo había sido demasiado raro. Pero, creo, que ya no sirve. O sea, sí sirve. Pero ya no es tanto como si lo tipeara todo de nuevo. Las sorpresas nunca acaban, dicen. Ni después de eso, ni en la noche, ni hoy en la mañana.
No puedo decir que "no": ayer fueron sí, demasiadas sorpresas. Sobretodo eso de ir al cementerio. Estuve como una hora y media sentado en la tumba de mi abuela. Yo no soy de la gente que va a cementerios. Tampoco de esos que creen que para "hablar" con alguien muerto hay que ir al cementerio. Ayer lo hice porque se presentó, porque no habría otra oportunidad. Además, quería hacerlo. Hablé con mi abuela todo ese rato. Y fue buena onda, a pesar de que había mucho sol. Fue... no sé, sirvió.
Me gustó.

Eso de exorcizar los fantasmas, pasa. Pasa tiempo, pasa lo que tiene que pasar. Supongo, todo tiene un propósito. No sé... no estoy tan seguro que pasa dentro. Hay muchas cosas por ahora, pero no sé, no me agobian. Ya no tanto, supongo que ir ahí me dió un poco de tranquilidad. Or hope.
No sé, es sólo que siento que todas las cosas comienzan a hilarse, que es como ordenar una casa después de un carrete: el desorden, es burtal, pero se limpia y si se queda alguien que te ayude a trapear los vómitos y recoger las cosas rotas, la pieza o la casa parece nunca haberse dañado. Claro, puede que algo se haya trizado, pero un poco de pegamento, algo de orden, conversar un par de cosas y se parece. Las cosas nunca vuelven a ser las mismas, pero eso tampoco significa que sean peor. Creo.
Espero.

Hasta ahora, donde sé, hoy no será un gran día. Para nada, sólo normal. Pero podré caminar, por valpo, dando vueltas con música y eso yo cacho que ayuda, o sirve para suplir la nada tirado en la cama. Cuando se cae una carta de la house of cards, todo el resto de las cartas se vienen abajo. Hay dos soluciones: si lo que falló fue la carta, hay que reforzarla con otra para que pueda sostener el resto. Si lo que falló fue el peso, hay que liberar ciertas cosas para que todo se pueda sostener de nuevo. Algunas cartas, a veces, se doblan. Pero se pueden salvar, sólo que hay que dejarlas reposar un rato.

Por ahora... tan sólo darme una ducha de agua bien caliente y salir. Y vagar otro rato. Y escuchar música. Cuando uno cambia la frecuencia, comienza a vibrar de otra forma. Y todo el resto, también.

-Jack: He percieve the earth as a conductor of acoustical resonance.
-Meg: uhmm... What a beutiful idea.
-Coffee & Cigarettes. 2003.

Algo así.

Mejor me voy. Por ahora, seize the day (or die regretting the time you lost). Y que lo que tenga que venir mañana, que venga. I'll be here.


jueves, 23 de julio de 2009

Montauk.

8:51am.

Hoy va a ser un largo día, dicen. No escuché bien quién fue el que lo dijo antes de irse en la mañana, pero tan errado no está. Hoy va a ser un largo día. Bueno, últimamente los días son eternos, largos, estirados.
Generalmente no estoy despierto a esta hora. Generalmente puedo dormir incluso hasta las 12 y quizás un poco más. Generalmente tengo algo que hacer. Últimamente nada ha sido generalmente.

Estaba soñando, recuerdo, pero quizás el sueño no daba para más. Era raro y realmente quería salir de ahí.
Tenía una mezcla rara entre un juego, Requiem for a Dream y Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Sí, así de raro. No sé con qué final habrá terminado el sueño, si con el bueno (Esotsm) o el malo (Rfad). El juego, en realidad, era como un guiño. Se jugaba en el sueño.
Yo era una mezcla rara entre Harry y Joel. Tampoco era tan principal. Y pasaban cosas, las película se entremezclaban con sucesos de ambas y hasta con sucesos paralelos y uno que otro que pasaba en una con algo de la otra. Es lejos, uno de los sueños más raros que he tenido. No tengo muy claro para qué final se inclinaba mi sueño, pero me fui precisamente por lo mismo, porque no quería saber el final. Quizás medio drogado y con un brazo menos camino a Montauk. No sé. Cuando desperté, en realidad, cuando estaba tratando de salir del sueño, sólo recuerdo que le dije a alguien que yo quería crear mi final, no dejarme llevar y verlo pasivamente. Que si me íba a arrepentir de algo, sería por algo que yo mismo hice y no por algo que no haría. Que los finales eran algo sobrevalorados, porque si uno lo veía bien, nada tenía un final-final. Y me fui. Salí. Desperté.


9:06am.

Sí... va a ser un día muy largo. Pero ya desperté, ya no hay nada que hacer. Sólo seguir esperando y tratar de estar tranquilo. Quizás tener algo de fe en las cartas -ya que al menos tengo pruebas, una de ellas es mi colmillo izquierdo, quiéralo o no, es la prueba más grande que muchas de las cosas que esas dos personas me dicen, se cumplen-, en mí mismo y en los demás. Porque al final hay cosas que no son racionales y cuando no es así, uno tiene que creer no más. Si uno no creer algo en la vida, si uno no tratar de tener algo a qué aferrarse en sus propios días, nada puede ser realidad. Nada sucede. Porque con el tiempo aprendes que hay que creer. Y que si no lo haces, algún día terminarás frente a una tumba hablando solo y diciendo cosas que ya nadie puede escuchar.

Y no quiero verme así.

O no quiero ser yo el que esté bajo la tumba misma.

Aunque algún día, pasará. Pero, espero, cuando pase, seas quien sea que vaya a ver la tumba o sea de quien sea que vaya a ver la suya, no sea porque haya algo que decir. Si no, sólo para sentarse un rato y recordar.

Y decirle, que me espere en Montauk.


Joel: [in the house on the beach] I really should go! I've gotta catch my ride.
Clementine: So go.
Joel: I did. I thought maybe you were a nut... but you were exciting.
Clementine: I wish you had stayed.
Joel: I wish I had stayed to. NOW I wish I had stayed. I wish I had done a lot of things. I wish I had... I wish I had stayed. I do.
Clementine: Well I came back downstairs and you were gone!
Joel: I walked out, I walked out the door!
Clementine: Why?
Joel: I don't know. I felt like I was a scared little kid, I was like... it was above my head, I don't know.
Clementine: You were scared?
Joel: Yeah. I thought you knew that about me. I ran back to the bonfire, trying to outrun my humiliation.
Clementine: Was it something I said?
Joel: Yeah, you said "so go." With such disdain, you know?
Clementine: Oh, I'm sorry.
Joel: It's okay.
[ Walking Out]
Clementine: Joely? What if you stayed this time?
Joel: I walked out the door. There's no memory left.
Clementine: Come back and make up a good-bye at least. Let's pretend we had one.
[ Joel comes back]
Clementine: Bye Joel.
Joel: I love you...
Clementine: Meet me... in Montauk...


miércoles, 22 de julio de 2009

Pesadilla-sueño-proceso-control.

No era un sueño, fue una pesadilla. Fue como lo peor de lo peor. Desperté transpirando.
Desperté transpirando y no había nadie. No sé, fue horrible y ahora que despierto tampoco es mejor.
No tengo dudas, sólo un poco de miedo. Algo de nervios. Siento una pared invisible que sólo quiero romper.
El silencio duele.

Estoy algo incompleto. Me falta una parte, nunca había sido de esta forma. El pijama está mojado en sudor y me mezcla los sueños con la realidad, volviéndolo más raro, más fuerte de lo que era. Supongo que sólo escribo lo que resta después de despertar. No estoy perdiendo la cordura ni nada, quizás sólo fue una recaída. Nada ha cambiado, nada dentro de mí, pero apareció un poco de miedo. Un poco de hormigueo en el pecho, aparte de sudor.

No sé que más podría decir, todo el mundo sabe lo que siento, aunque no lo sepan. Es como si todos me vieran partido a la mitad. Y aun no lo puedo creer.
¿Y si lo digo? ¿Si tan sólo lo digo? Supongo que no, supongo que aun no está supuesto a pasar. Tengo que esperar, calmarme un poco. Ver una película. Jugar algo. Seguir mirando al cielo que ayer me mojó y cayó mientras caminábamos por la calle y cerrar los ojos y respirar y creer. Creer es lo único que me queda. Y cuesta, pero si lo pierdo, estoy frito. Entender y entender. Racionalmente: entender. Irracionalmente: creer.
Entender y creer.

Aun así creo que estoy en mi derecho de decir que han sido 7 días difíciles. Más, en realidad; pero supongo que yo me entiendo. Estoy aprendiendo cosas y para eso, tiene que ser difícil. Para probarme, para poner a prueba de fuego lo que yo mismo creo. Y hasta ahora no he cedido, nada ha cambiado, pero sí ha sido difícil.

Sí... esta era una prueba y la acepté. Hasta el día de hoy no hay nada que no haya aceptado. No hay nada que haya dejado entrar que no haya aceptado con sus pros y sus contras, con sus virtudes y defectos, con sus facilidades y complejidades. Las dos cosas hacen una. Nadie puede ser tan tonto para pensar que aceptará algo que será en completo perfecto. Es exactamente su imperfección, sus defectos en conjunto con sus virtudes lo que lo hace perfecto. Todos necesitamos tener tiempo para entender eso. Algunos más, otros, menos. Nadie es igual.



[...]



Listo... supongo que dentro de la misma evolución que tuve desde el miedo inicial al escribir esto, es la misma evolución que tuve dentro en este rato. Crecer otro poco. Calmarme y volver a el plan original, sin salirse de control.
Sin salirse de control a pesar de que en realidad extraño lo que ahora no está. A pesar de que a veces el miedo me la gana un poco y pienso que ya morí, pero es normal y tratar de controlar de nuevo el miedo y patearlo y continuar.
Si voy a esperar... es porque creo. Es porque tengo fe. Porque quiero. Supongo que no lo haría por cualquiera...
Y si voy a esperar, quizás una película pueda ayudar.


Como dice en una película que estaba revisando...

"-¿Y, qué hago?
-No sé, boludo. Haz todo lo que puedas. ¡Haz todo lo que puedas para regresar!"

-Como un avión estrellado. 2005.


martes, 21 de julio de 2009

Pleasantville, tiempo, color.

¿La verdad? No es la primera vez que pasa. No es la primera vez que veo una película justo cuando necesito verla. Supongo que, en el mismo efecto de todo -"todo pasa por algo"-, que se me ocurra ver una película justo en determinado momento es algo que cae bajo la misma regla. Supongo que las veo para cambiarme, para mejorarme. Para entender mejor ciertas cosas. Para pintar mi mundo.

Acabo de ver una película. Acabo de ver una película que me cambió de cierta forma.
Acabo de ver Pleasantville.

Jennifer: Hey, can I ask you a question?
David: Sure.
Jennifer: How come I'm still in black and white?
David: What?
Jennifer: I've had, like, ten times as much sex as the rest of these girls, and I still look like this. I mean, they spend, like, an hour in the back seat of some car and all of a sudden they're in Technicolor?
David: I don't know. Maybe it's not just the sex.

Pleasantville (1998) es una película de tipo fantástico. Trata sobre dos hermanos, diferentes, sumergidos en lo duro de ser adolescentes y tener una vida que se desarma a pedazos; son teletransportados mágicamente a un mundo ficticio de una serie en televisión en blanco y negro llamada Pleasantville. Donde conviven con los personajes, hasta que puedan de alguna forma volver a la realidad. Dentro, aprenden a apreciar ciertas cosas gracias a una comunidad totalmente utópica, a la vez que influyen en las vidas de todos esos personajes perfectos, liberándolos y dándole color a sus vidas en blanco y negro.

David's Mom: When your father was here, I used to think, "This was it. This is the way it was always going to be. I had the right house. I had the right car. I had the right life."
David: There is no right house. There is no right car.
David's Mom: God, my face must be a mess.
David: It looks great.
David's Mom: Honey, it's really sweet of you, but I'm sure it does not look "great."
David: Sure it does. Come here.
David's Mom: I'm 40 years old. I mean, it's not supposed to be like this.
David: It's not supposed to be anything. Hold still.
David's Mom: How'd you get so smart all of a sudden?
David: [long slow smile] I had a good day.

Después de verla, tengo un sentimiento que no puedo explicar. Cuando leí la sinopsis (por ahí por el lunes pasado), estaba todo en blanco y negro. Recién hoy la vi. Desperté sólo para eso (2:15am).
El cine tiene un efecto raro en mí. Me posee, me encadena, me inunda. Cuando me sumerjo, es difícil volver hasta que termina la cinta. Hasta que te golpeas de nuevo con tu vida y no la vida de los personajes. Esos, que en las horas que dura cada película, piensas que es tu propia vida. O es imposible no comparar la suya con la propia.
Pleasantville trata sobre la utopía, sobre el despertar. Sobre como cuando uno ve todo blanco y negro olvida que los colores existen. Y para verlos, para recordar donde están, basta tiempo y caerse. Caerse para volver a pararse, perder para volver a encontrar, decir "adiós" para poder decir "hola" de nuevo. Morir para vivir. Fallar para perdonar.

Bill Johnson: It's just... where am I going to see colors like that?

Es una película que se puede ver de dos formas: como un cuento totalmente mágico o como todo el transfondo que tiene detrás. La idea es ver lo segundo. No es difícil y a pesar de que uno pudiera creer que es una película chistosa, no se da cuenta cuando todo cambia a un ambiente más denso, más real, más humano.
Cuando comienzan a aparecer los colores en la película -en un mundo en blanco y negro, en un mundo ciego- es cuando los personajes comienzan a despertar. Todos por distintas razones, como en la realidad: enfrentar un miedo, aprender a decir las cosas -como un "te amo", como un "perdón", como un "no sé que haría sin pintar" (como cuando uno no sabe como vivir después de conocer algo sin lo que puedes vivir)-, aprender que la vida cambia y no necesariamente es para terminar con algo que uno conoce, si no para reforzarlo. Tomar una mano, aprender las sutilezas de la vida, apreciar la lluvia; ver que el césped que regabas antes, ahora es verdoso y vivo.
La vida te da porrazos, siempre. La idea, es tratar de cachar porque era necesario. Generalmente es para darte cuenta de ciertas cosas, para notar que dentro de uno hay un cambio que uno no sabe aceptar, porque es nuevo. Entonces uno se retira, se aisla, se mete dentro de uno y quiéralo o no, uno lo comienza a estudiar. A cuestionar. A ver si se va asumir o a negar. Tratar de ser un poco más valiente y aceptar que todo es por algo. A crecer.


David: I know you miss her, I mean, you told me you did. But maybe it's not just the cooking or the cleaning that you miss. Maybe it's something else. Maybe you can't even describe it. Maybe you only know it when it's gone. Maybe it's like there's a whole piece of you that's missing, too. Look at her, Dad. Doesn't she look pretty like that? Doesn't she look just as beautiful as the first time you met her? Do you really want her back the way she was? Doesn't she look wonderful? Now, don't you wish you could tell her that?

Maybe you only know it when it's gone
. Después de llorar, de escuchar a David decirle eso, fue cuando él pasó a colores. Cuando dejó sus sentimientos fluir y se dio cuenta de la realidad.

Yo... supongo que estoy en eso. Tratando de tener color de nuevo. Como todos. Todos están en blanco y negro, algunos ya a color. Y los que lo están, es porque se dieron cuenta de algo. Es porque ya saben algo que no sabían.
Ahora... ahora sólo resta esperar y tiempo para que yo tome color. Yo y todos.
Y poder disfrutar la lluvia, cayendo sobre nosotros en una calle teñida de grises, verdes, rojos, naranjos y azules.
Y que todo tenga color.
De nuevo.

Ver una película te cambia. Cualquier cosa que realmente quieres, te cambia. Y si realmente quieres algo, hay que luchar por ello, muy a pesar de que el mundo te diga no. Ya puse esta cita antes... y es de otra película que no mucho tiene que ver con esta, pero, creo, que describe perfectamente lo que quiero decir. Lo que quiero sentir:

Christopher Gardner: Hey. Don't ever let somebody tell you... You can't do something. Not even me. All right?
Christopher: All right.
Christopher Gardner: You got a dream... You gotta protect it. People can't do somethin' themselves, they wanna tell you you can't do it. If you want somethin', go get it. Period.

lunes, 20 de julio de 2009

Tiempo al tiempo.

Yo sabía a lo que iba. Terminar así, tirado en el pasto, no era nada que no estuviera fuera de expectativas. Era la idea. Mission Complete.
Tengo sueño. Harto, aun. Vagar por las calles y hacerme más grande los cayos en los talones es sólo una consecuencia secundaria. Las calles de Quillota y la noche, el olor a lluvia, las estaciones de bencina vacías. Todo con cara de domingo. Ver una cara conocida y recordar. No sé si pasarla bien, pero si sentirse algo cómodo, algo acogido después de tanta distorsión.
Conversar y conversar. Ponerse al día, tanto tiempo. También tarot. Cartas y cartas que salían y ella me decía "extrañas". ¿Malas noticias? Nah. Curiosamente, nada malo. Nada malo para mí. Nada malo para nadie.
Tiempo al tiempo.
Tiempo al tiempo y el mundo se presenta cuando uno sabe esperar.
A veces se demora mucho. A veces, menos de lo que te lo esperas.

Porque a veces el nudo es tan grande, que aunque se de respiración boca a boca, mueres igual.
Mañana es otro día. Y cada día otro poco de claridad. Tiempo y espera. Tiempo y aprender. Tiempo y balances.
Tiempo y todo estará bien. A veces -siempre- las cosas pasan por algo. Y la idea, es aprender de lo que pasa.
Caerse, es necesario para saber pararse. La ausencia, es para saber extrañar. Morir, para pensar en el siguiente paso qué no hay que hacer. O que hay que hacer.
Llorar, para saber cuando reír.
A veces uno lo odia, pero el tiempo está para algo. Para hacernos mejor.
Tiempo y todo estará bien.
¿Ok?
Ok.

A dormir.



sábado, 18 de julio de 2009

Descontrol.

¿Cómo llegué al hoy? En serio, que alguien me lo diga, porque parece que yo estaba dormitando. ¿Cómo pasó esto? ¿Cómo fue que todo llegó hasta hoy? Puta, ¿fallé yo? ¿Muy cargante o algo? Mínimo, no sé, una llamada de atención para aprender. ¿Cómo?... puta, ¿Cómo?
Cómo tanto miedo, no cacho. Dolor, pena, rabia, impotencia. Un espectador mirando hacia la nada. Telón abajo, ¿esperando la siguiente función? No me lo explico, algo no me cuadra. ¿Nadie iba a perdonar? Yo, que lo perdono todo... Si sabías que estaba dentro, si sabías que estaba preparado para los pros y los contras, ¿por qué me dejaste solo entonces? ¿Por qué?, si para eso estaba, nunca pretendí ser un simple adorno. Cresta, me siento inútil. Tonto. Los malentendidos siempre me arruinan. Siempre pasa de todo y yo no me entero hasta que sucedió. Cuando ya es muy tarde para que haga algo... ¿¡Por qué cresta aun no me duermo!?
Lo siento, pero lo pienso y lo pienso. Me da pena, rabia y algo de celos. Porque siempre estuve abierto a escuchar de todo, de todo. Y fue el miedo lo que me terminó extinguiendo a mí. El miedo y el orgullo. Ninguno perdona...
Pensé... pensaba que todo se podía solucionar hablando. Los hechos, las pruebas, siempre estuvieron en la mesa, no era pura palabrería. No eran puras palabras sin sentido... nunca jugué feo. Entonces, ¿por qué esto? ¿me lo merecía por idiota?
Quizás sí.
Abandonaste. Sí desististe. Y fue por miedo. El miedo terminó comiéndote a pesar de todo lo que lo traté de alejar. A pesar de todo el miedo que yo mismo me comí por tratar de ser fuerte. Y los errores, tantos que se pudieron evitar, tantos que probablemente esta historia ahora tendría otra continuidad. Y lo pienso, recuerdo, y lloro y me da... no sé, ¡no sé! Pienso... pienso que las cosas tienen solución, pero nadie puede obligar a nadie a seguir jugando si ya se aburrió. Pero si la opción estaba, si aun se tenía una mínima esperanza en el juego, no era necesario retirarse. Era lo más fácil, es lo más fácil cuando uno quiere abandonar e irse y correr y alejarse. Yo una vez fui así, y no lo pasé bien. Desde ese entonces decidí jugar hasta las últimas consecuencias, pero no correr. No huir. Que si aun existe un sentimiento: las soluciones son posibles.
Ahora me quedé solo. Solo y callado. En oscuro, expectante. Sin nada que oír, sin nadie que hable. Con vasos y vasos de ron que se pierden entre la leche de frutilla y los cigarros un poco mojados... Creyendo que todo tiene salvación. Que mi cabeza está errada, que lo que siento es lo correcto. Que, en realidad, sí existe algo y falta que salga y listo. Perdí muchas cosas y todas al mismo tiempo. Ahora más es el vacío dentro, más es la monotonía, más es la rutina. Y, bah, si todo esto era normal para mí, no tenía nada de nuevo, nada de anormal, está en tu esencia, pero era el complejo, el conjunto de todo lo que me hacía continuar, lo que me motivaba. Nada irreemplazable, nada que encontrara muy tonto. Y me acuerdo, me acuerdo de Eternal Sunshine, de la frase exacta: "-I can't see anything that I don't like about you. -But you will! But you will. You know, you will think of things. And I'll get bored with you and feel trapped because that's what happens with me. -Okay. -...Okay" y aun así, ¡aun no encuentro nada! Nada, at all. Y por eso creo, por eso trato de pensar en algo, porque ahora que lo veo, ahora que muchas cosas han sido reveladas, veo que el miedo, todo lo anterior, el silencio, era tonto. Un miedo sin razón, sólo un nervio que terminó carcomiendo más de la cuenta. Tontamente, y es mi culpa también. Y bueno, si me borran... no sé, puede pasar, si ya los recuerdos se desvanecen por una máquina, puede ser, pero yo no quiero borrar a nadie, no ahora, para nada.
Es cierto, ¡es cierto! Soy paciente, sí, trato de tomar las cosas de la forma más lógica posible, pero es ahora, ahora que estoy ebrio, ahora que estoy fumando más, que no puedo cerrar mis ojos, cuando sale la otra parte, la parte pasional, la que siente, la que a pesar de que me deja tirado como un zombie cada vez que caigo, esa misma me ayuda a pararme, porque mientras más siento, mientras más tengo dentro, después de cada tormenta me decido parar, decido no dejarme caer tan fácil. Esto doble, estas dos cosas que se ponen en pugna cada vez que algo sucede, no sé cual gana, nunca lo sé del todo, pero trato de hacer algo por todos, algo por mí, a veces. Casi nunca.

Sólo... sólo estoy ebrio. Sólo es que el Felipe que escribe ahora siente todo esto y se llena de pena y toma y toma y no se explica. Y tampoco quiere algo de control ahora, quiere dejar fluir y fluir las letras y preguntar y pensar que puedo hacer algo correcto y preguntarme porque todo se fue a la cresta y yo, y yo estuve viendo y no hice nada. ¿O sí lo hice? ¿Sí? En realidad quiero una solución, quiero claridad, tiempo para dejar que las cosas se despejen, quiero un ahora que es imposible, quiero que el maldito tiempo deje de jugar y de tornar tanto tiempo en un segundo en la nada. Quiero saber, quiero pensar que hay una pequeña solución, que después de toda esta lluvia que sólo yo veo hay un oasis tranquilo, donde todo se piensa bien y hay un letrero que dice "sí, tranquilo, ya pasó, mira, ahora las cosas son así: ahora todo se ve más claro, go ahead, everything can be fixed, and all this, all the shit that you felt was an honest mistake, just a dizzy mind, an strange feeling, just a cold, just a time to be fear. Now, now you can be fearless, because there's nothing to fear, and now, you can walk again and say the same words that you said before, and feeling right, because all this it was just a feeling of lost, and now, there's light again".
Pero puta, qué se yo si es verdad o no. Esa es la cuestión: yo creo que ya lo dije todo, ¿qué más puedo hacer? Que más que seguir creyendo, que mirar al cielo y tratar de ser optimista por una vez en mi vida y creer que saldré de esto, que volveré el tiempo atrás y esto sí habrá sido una anécdota, que el paréntesis se cerró, que en realidad, fue sólo un problemita que se agrandó de la nada...
...que fue sólo inseguridad, un poco de inseguridad que tomó mucho poder por el ambiente mismo, y que mañana... mañana... no sé. Tener algo de fe.
Uno quiere, pero no puede obligar a querer. Y si se pudiera, tampoco lo haría. Sólo estoy tratando de creer. Las culpas existen, claro, están, cada quién sabe en qué tuvo la culpa, pero puta, por la cresta, a la mierda las culpas. A la mierda la mierda misma, y tratemos de respirar mejor. De inhalar y perdonar y olvidar y yo comiéndome mi orgullo y el resto, quizás, si se intenta, también.
El miedo siempre estará, pero uno no puede dejar que lo atrape, hay que golpearlo, pegarle, matarlo, amenazarlo con violarle su oscuro trasero si es que quiere volver a aparecer.

No sé, no sé, no sé. Necesito leerme el tarot. Necesito encontrar respuestas, salidas, necesito leer mentes, leer los corazones, necesito que esto sea una película y golpear al guionista por poner ideas que no eran necesarias. O que si lo eran, podían tratarse de otra forma...
Cresta... ya ni sé que hablo... Quiero que todo tenga sentido de nuevo, quiero saber que todo lo que tenía sentido no se cortó. Se trizó un poco, se dobló, pero se puede pegar, se puede estirar y alizar y todos sabremos que la cicatriz quedó, pero será para mejor, para solidificar, para estar preparados para el futuro. Para más adelante, si se vuelve a repetir. Para fortalecer...

Soy un estúpido. Un idiota por dejarme llevar por este estado y teclear y teclear. Capaz que mañana borre todo esto, capaz que mañana salga y se me olvide y no vuelva y quede más ebrio por ahí, tratando de simular, emular un "la raja, sí weón, se está pasando muy bacán". No sé, pensar que por un momento, hasta fui un poco comprendido. O pensar que, no sé, en el fondo, estoy haciendo algo más por salvar.
Por salvarme.
Por salvarte.
Aunque me costara la vida.
Por que si aun existe algo, ¿porque no intentar superar el miedo y tratar?
No quiero atar a nadie. Sólo... sólo estoy diciendo lo que en el fondo de mí se sigue repitiendo como una ruleta.

Ebrio.
Maldito ebrio.
Maldito maldito ebrio.


Medio sueño, mitad de descanzo, una historia que recordé.

Creo que este es el primer mes que hago tantos post por día. Dormí, poco. Y ahora, estoy aquí, escribiendo, de nuevo. Lo poco que aun se mantiene.
Desperté por casualidad. No soñaba ni nada. Creo. Desperté con los ojos pegados, con gotas secas y la garganta desértica. Desperté y el mundo giraba igual. ¿Por qué no sólo se larga a llover y se moja todo?

Oí una historia una vez: dos tipos, una tipa, un tipo. Eran felices y paseaban y se querían y conversaban y tenían secretos. Los secretos, los terminaron matando. A los dos. Tenían 20. Uno decidió escaparse. El otro, decidió esconderse dentro de la rutina. Ambos, tenían un amigo en común. Él no sabía nada de ellos después de lo que pasó, pero se dedicó a escribir sobre ellos. Él pensaba y ponía en papel todas las posibles historias que podrían haber vivido de ser algo más valientes. Pensando, que si hubieran dejado el miedo de lado, ahora estarían los dos comiendo helado al lado de su casa. Se preguntaba cómo es que la gente se alejaba de ellos mismos cuando el miedo los superaba. Le daba rabia, porque imaginaba que ellos eran más afortunados que él y que por necios habían perdido todo y quedado tal cual él. Lo único que él hacía era redactar y redactar historias, momentos, felices y horribles, pero que siempre tenían moraleja. O llevaban a algo. Un día, terminó siendo un libro. En el final del libro, 10 años después, uno volvía y el otro dejaba de esconderse. Se encontraban y tenían una charla corta, casi inexistente. Se miraban y al final, superando el miedo, los dos se abrazaron bajo un poste de luz con la ampolleta mala cerca del estadio nacional. Y luego de eso, volvían a probar y a dejar los errores atrás.
En la realidad, eso no pasó. No tan así. Uno de ellos, el tipo, el que escapó, murió. La tipa, había cambiado su vida a algo más errático y consumía cocaína todos los fin de semanas. La tipa, recibió una carta meses después. Era del tipo. Su letra estaba cambiada, más errante, más gastada. Él le decía que estando lejos había pensado en mucho y en nada. Y que iba a volver a buscarla y a decirle todo eso a la cara. Y a intentar, de nuevo. La tipa sonrió. Pensaba que la hacía feliz. Hasta que se enteró que en el avión que venía de regreso cayó en el mar. Se salvaron dos personas. A él, lo mató un fragmento que se soltó de la turbina. Sus funerales, fueron acá. Ella fue, pero se mantuvo detrás de un árbol contemplando la situación. Dicen, que lloró un poco. Y dicen que no volvió a aparecer.
Al libro, no le fue mal, pero tampoco fue un best-seller. Terminó siendo leído por círculos pequeños de lectores de novelas trágicas. Ese no era el target, claro, pero la tragedia real terminó impulsando el libro hacia esos círculos. Algunos más morbosos que otros, algunos más melodramáticos o algo así, pensaban y lloraban porque deseaban que la realidad estuviera en las páginas. Y que la ficción hubiera sido la realidad.
Carlos, el amigo de ambos, nunca fue el mismo. Se sintió tan mal, que no volvió a escribir. El libro, ahora figura en la mesita de descanzo al lado de su cama. Recordándole que lo único que puede cambiar la realidad, es intentar. Y no desistir. Odió el miedo y trató de hacer algo por su vida. Hoy vive en Italia. Tiene un pseudo-familia y gana lo suficientemente bien haciendo inventarios para estar cómodo. Se puede decir que su vida es perfecta, salvo el hecho del libro. Salvo eso de saber que para conseguir su propia felicidad, alguien murió y alguien desapareció.
Y hasta el día de hoy se pregunta que si él hubiera escrito la tragedia, la realidad hubiera sido lo que manchaba las páginas impresas.
Quién sabe.

Esto me lo contaron una vez que huí. Cuando volví, super que algo tenía que hacer por mí. Cuando volví, nada estaba en preciso órden o capacidad de funcionar. Me acuerdo que me sentí mal, pero también me acuerdo que esperé e intenté. A pesar de mi miedo, me lo comí. Y jugué. ¿Que si gané? Yo creo. Ahora no me queda tan claro. Pero sí sé, que siendo un perdedor, he aprendido más de las derrotas que de las mismas victorias. Por eso, las victorias las saboreo más. Sin sacrificio, no hay victoria. Sin perdón, no hay posibilidad. Sin ceder, no hay creer. Aunque ceder demasiado, arriesgas perder tu propia identidad. Madurar otro poco y pensar en el equilibrio. Y creer no más. Si el tiempo te lo quita, el tiempo te lo puede devolver, sólo y sólo sí, uno quiere creer.

Porque todo funciona mientras se quiera. Porque todo funciona mientras uno está dispuesto a jugar.
No seré un ganador, yo cacho, pero si soy un jugador. Me gustan los desafíos, me gusta vencer la adversidad.
Un tanto increíble para un pesimista promedio.
Pero... supongo, tan promedio no soy.
So... tiempo al tiempo. Y una que otra carta que me ayude a creer. Y pensar, que de nuevo, se puede ganar.
Curioso, que escriba todo esto mientras las gotas que estaba secas, nuevamente se comienzan a licuar.


viernes, 17 de julio de 2009

Hibernar.

Desde hoy, la vida vuelve a basarse en nada. En esperar nada. Algo así como inercia no más. Lo que salga, a la suerte de la olla. Supongo que es lo que creo, por ahora. Supongo que fue una lata quedarme dormido y no salir y que la Cami no estuviera en casa cuando la llamé y que en realidad el sueño me la ganó y el viernes se esfumó. Y eso que hoy iba a hacer tanto y ya no hice nada.
Inercia. Esa es la palabra. Uno que otro panorama apuntado desde hace días atrás. Uno que otro panorama que es desechable o descartable o totalmente indeseable.

Ahora, como lo pienso, no quería despertar. Desperté, también, por inercia. Ganas de ir al baño o algo así. Tomarme un vaso de leche o algo y dormir de nuevo. No hay mucho que hacer a esta hora. Y mi inbox está vacío, mi celular no suena y tampoco tengo mensajes de texto.
La pieza está completamente oscura a excepción del brillo de la pantalla. En silencio. Y yo que pensé que me había dormido con música.
Supongo que estoy comenzando a hibernar. A obviar el que se iba a convertir en el mejor mes y terminó como lo opuesto. A esperar agosto, para ver si hay algo nuevo más que gatos. Y dormir en septiembre de nuevo para que desaparezca como esa cicatriz que es en mi calendario. Queda tanto tiempo para dormir y tan poco para hacer cosas. Hay tan pocas que hacer para tanto tiempo. Y hay muchas cosas que de verdad hacer, que ya no tienen tiempo. No sé por qué: pero de capricho el tiempo me las quitó.

Esto ya lo había visto antes. No sé, en la tele. En varias series o películas. Como en Friends. Como en Smallville. Era terrible y Ross moría, o Clark moría y luego pasa de nuevo y bien y no. En un caso no, en el otro caso, Ross, si lo logró. Tarde, con muchas cosas encima, pero sí lo logró. No sé si la vida real es tan alejada de las series. O si son tan similares. O incluso, la vida real es más compleja que las series.
Malditos guionistas.
Y pensar que era yo de esos que cuando veía Friends, animaba a Ross. Lo puteba, por tonto. Lo animaba cuando la huevás se le iban a las pailas. Quizás, hasta lloraba con él cuando le iba bien. Y al final tampoco soy un Ross, tengo algo, un poco, pero más soy un Chandler. Y el futuro de Chandler a pesar de tener una vida simplona y tonta, salió bien.
Lástima no tener espectadores. O alguien que esté pendiente de tu historia para putearte cuando vas mal o animarte o llorar contigo si todo salió -al final... eso de los finales está sobrevalorado- bien.

Sea como sea... supongo que comencé a hibernar. Y cuando uno hiberna, espera, duerme, se trata de calmar, el corazón late menos, se respira menos, hay menos movimiento, casi nada de palabras, casi nada de actividad. Y uno se ve pacífico. Tranquilo. Pero nadie sabe qué pasa dentro. Qué pasa en los sueños, en la cabeza, o más adentro.
Como esto, de la incercia. O como ese otro sentimiento de "echar de menos" -porque no sé si tiene otro nombre... ah, sí: extrañar- que ya pasó a otros límites.
Pasó a ser muy real.

¿Nada más que hacer? Será... ojalá poder volver a dormir.


jueves, 16 de julio de 2009

20 cigarros menos.

Cuando volvía a casa, el mundo se veía distinto. Lejano. Recuerdo, que me quedé dormido un rato en la micro. Por suerte, nadie se sentó a mi lado. Al bajar, eran las 9:10pm. Pero parecía que fueran las 11:00pm o algo así. Tarde, demasiado tarde. Ahora, es algo tarde. Pero parece algo fuera de tiempo. Otra hora nada que ver.
Debería sentirme calmado. Debería, pero no sé cuanto. Hoy dije todo, dije de todo. Trate de deshacer ese nudo que llevaba en la garganta. Y más dentro. Pero creo que por un nudo salieron dos. O más. Ahora, después de dormir otro poco y tratar de ordenarme, de asumir, creo que aun tengo cosas por decir. Quizás ya no las más importantes, o las más necesarias. Si no que cosas, pero quedaron. No sé si por el miedo o por estar tan abrumado, pero quedaron. Quedaron, como ese último cigarro que queda en la cajetilla ahora.
Realmente, creo que la única forma final en que todo termina saliendo de mí es por escrito. Como ahora, como aquí. Pero no sé si ahora podré escribirlo todo. O no sé si es a los receptores correctos a quienes deba llegar este mensaje. Me siento entumecido, algo torpe, ahora. Y no sé si serán todos los cigarros, o algo más, pero tengo un vacío enorme dentro. Más grande que días antes.
Y yo creo... que... a Felipe, sólo le resta creer. Sólo le resta creer y abrazar todo lo que siente como real. Como un último abrazo.
Y seguir creyendo.


miércoles, 15 de julio de 2009

Hopes & Fears.

Continúa...

El dicho dice: "uno ve caras, no corazones". Uno, la realidad, la ve en momentos difíciles. No son los más placenteros, claro, pero para bien o para mal, pasan. Y pasan por algo. A veces, para terminar ciclos. A veces, para darte porrazos. A veces, para fortalecer las cosas. A veces, para aprender que uno no está tan solo como lo siente.
Si miro cómo comenzó esta semana, puedo decir que es claro que es un momento difícil. O decisivo. O quizás, no tanto, agrandado, algo sobrevalorado, con importancia, pero no determinante. Que no va a matar a nadie. O sea, a mí me tiene medio muerto, pero me refiero a que puede que realmente sea un incidente pequeño y me esté pasando más rollos de los pertinentes y que la solución sea más simple de lo que pienso.
Escapar, huir, correr; a la larga, es más difícil que quedarse. Yo lo hice, y me di cuenta de que era así. Se puede vivir, sí, con eso. Pero no es lo mismo. Se vive, pero se vive peor.
Todo -a veces es más difícil, a veces mucho más fácil-, puede ser solucionado. Es cosa de querer. Es cosa de no rendirse y tirar la toalla porque sí. Es verdad, cuando uno quiere ver todo blanco y negro nada te saca de eso. Nada, a menos que tú no quieras hacer nada. Hace falta un golpe, una conversación, una ida a la posta en el peor de los casos. Sólo hay que tratar de darse cuenta antes que uno esté tan sumergido, que te corrompa. Que te cambie. Te aisle. Te mate.

Sí, tengo miedo. No voy a decir lo contrario. Pero es eso mismo lo que me hace creer que estoy seguro de hacerlo. Porque me da miedo, porque algo importante está en juego y eso, creo, me da cosas que no pensé.
Espero, mañana, saber que cuando teclee lo que siga de esto, haya tenido un poco de razón. Y no mirar y llorar y decir que en realidad, todo está perdido. Que ya no hay nada en qué creer.
Yo...
yo quiero creer.


It's show time.

Continúa...

Son las 5:38am y mi cabeza está trabajando. A pesar de las pastillas, los calmante y todas esas huevás que lo único que consiguieron fueron hacerme mierda la guata, desperté a las 4am y desde ahí no consigo dormir. Desde ese entonces que pienso que no voy a poder dormir lo que queda de día -noche-.
Tuve que fumar de nuevo, agrandar la adicción. Tengo la cabeza llena de muchas cosas y el pecho completamente vacío. Las lágrimas andan por ahí: en el baño, en la almohada, en las sábanas, en papeles confort que se apilan encima de la mesa del teclado.
No sé cómo podría explicar todo esto. Siento, por una parte, que no es tan grande. Que es un problema del que todos podríamos salir y olvidarlo y pasarla bien. Pero a la vez, siento que es algo enorme, que es cruel. Yo no soy así, no reacciono de este modo a estas cosas, pero, por dentro, tengo un agujero que me delata y me dice que esto era demasiado importante para mí. Siento que perdí un pilar, un sustento, que ahora, estoy solo parándome con mi pies. Y creo, que los míos están demasiado débiles.

Creo que nunca había estado en esta situación. Es la primera vez. Aun, algo dentro, me dice que esto es un chiste, que esto es algo ilusorio. Que it's not big deal, because las razones no me convencen del todo. Me parecen insípidas, sin peso. No ridículas, no las denigro ni nada así, sólo me parecen que no eran para llegar a estos límites. Y a estar yo de esta manera. Pero, si lo pienso un poco, sólo un poco (lo que es mentira, porque el tema no sale de mi mente), puedo decir que es una de las cosas más importantes hasta el día de hoy. Que, ahora, estoy perdiendo un pedazo muy grande de mi cuerpo.
Uno demasiado grande.

"Si no duele, no sirve, compadre". Duele demasiado. Pero otra parte de mi mente me dice que esto me hace más fuerte, que si desistiera, que si corriera de una, sería un pobre y patético debilucho. Que esto, me va hacer más fuerte. A mí y a quien corresponda. Y a las cosas. El dolor, a la larga, fortalece. Cuando pasan estas cosas, es cuando uno realmente tiene que ponerse los pantalones. Ponérselos y afrontar.

Estoy pensando mucho y creo que estoy llegando a un par de conclusiones. Todo depende, claro, de lo que pase hoy. Cuando tenga que levantarme a las 11am y salga y puede que quede todo más claro. Tomar decisiones que realmente pueden que no tengan retorno. Son y son. Espero, que todo esto tenga buen fin. Que realmente, ahora que voy a jugármela todo por todo un 100% -quizás por última vez, quizás no-, el esfuerzo tenga algo con qué llenarme por dentro al menos un poco. O, en una de esas, completamente.
Es ahora, cuando voy a dar todo lo que existe dentro. Cuando los tapujos, las puertas cerradas y los ojos cerrados absorbiendo el dolor de la forma más privada posible, van a dejar de existir. Se va a abrir todo. Me asusta, sí. me da miedo. Pero le miedo puedo comérmelo después. Ahora es cuando necesito ser bien machito para mis cosas. Llorar no es sólo de minas, pero, para tener confianza en que la testosterona a uno lo va a invadir y hará lo que tiene que hacer, las lágrimas, al menos por ese rato, tienen que quedar lo más lejos posible.

It's show time. Dicen. Es la hora de la verdad.


martes, 14 de julio de 2009

Separarse de la especie.

Continúa...

Estaba releyendo un guión. Curioso, como a veces, uno escribe algo y ese algo lo pilla. Y lo hace en el peor momento posible.

Por eso días la Martina terminó su carrera. Y le habían ofrecido trabajar en Santiago, su ciudad natal y donde realmente vivía. Y se lo comentó al Andrés.
Se quebró. Se dislocó. Se puso mal. Y la Martina también. Pero en el fondo, era la mejor oportunidad que se le podía ofrecer a una mina que recién sale de la universidad. No podía dejar pasar eso. Y se fue. Partió a Santiago.
Antes de irse, durmió donde el Andrés e hicieron lo mismo que hacían siempre.
Se llamaron por teléfono durante meses. En realidad era el Andrés quien llamaba, la Martina aunque realmente lo quería, pocas veces tuvo la iniciativa de partir algo que parece mínimo, pero que igual es importante. Como una llamada telefónica, como una carta, como decir un simple “te quiero”. Y es que la Martina pareciese que tenia mas miedo que él. Quizás miedo a que pasara algo más, o a confundir las cosas. Quien sabe.
No se la razón, pero de un día para otro la comunicación que mantenían desapareció.
Y fue ahí cuando el Andrés se fue a pique.
Supongo que se sintió más solo de lo que pensaba. Que ya no tenía su soporte, ¿me entendí? Onda, la Martina era su cable a tierra. Y por lo que ella me dijo después, el era el único que siempre estaba a pesar de lo que ocurriera.
Mal hueón, súper mal.
Esos dos no funcionaban separados. Yo siempre pensé terminarían juntos o algo así.
Pero a veces el instinto es más fuerte que los sentimientos. Y la vida es mucho más cruel de lo que uno piensa.
Me embolé, retomo:
El Andrés quedó mal. Demasiado mal. Se metió en una depresión pero enorme, hueón. A veces ni comía por quedarse mirando el mar, escuchando música en el equipo de segunda mano que tenía. Discos y discos que sonaban fuerte. Entrabas a su pieza y era como ver una película en blanco y negro, con el Andrés en boxers frente a la ventana y las sabanas secándose colgando del balcón.
No sé de que, pero el Andrés siempre se quiso virar, huir. Escapar.
Sí, está bien, se llevaba mal con mis viejos. Pero no era para tanto. Creo.
Igual desde chico siempre fue así de retraído, de callado. De mentiroso, de farrero. Como que tomaba una doble personalidad, ¿me entendí?
Pero la única que realmente lo conocía de verdad, era la Martina. Y sin nadie a quien poder hablar con la verdad, en un momento, que, supongo, era uno de los peores en su vida –te digo que nunca sabré porque-, volvió a retomar la idea de escapar.
Y, al parecer, su dolor era tan grande que tenia que ser lo más lejos posible.
-Adiós. Felipe Norambuena. 2007.
(puede leerse completo acá, si a alguien le interesa)

Necesito dormir. Urgentemente.




Sueño interrumpido.

Quisiera haber seguido durmiendo. Toda la semana, quizás. Todos los días que restan. Pero no pude. Y tampoco me dejaron. Todavía todo es tan irreal. Todo duele demasiado. Confundí la realidad con los sueños, y ahora, cuando desperté, volví a caer en cuenta que lo que estaba soñando era lo que yo quería. Y que la realidad, era al revés.
Todavía todo es muy irreal. Muy vacío.

Me puse a leer, pensando que mi mente se puede distraer. No funcionó. Pero comencé a rescatar una que otra frase que me mató. Probablemente ninguna expliquen el caso corriente, probablemente ninguna me defina, pero me mataron. Ayudaron a enterrarme un poco más.
Estoy pensando, sí, si es que algo dentro de mí es útil para revertir todo, echar el tiempo atrás, ahorrarse cosas que realmente se pudieron ahorrar hablando en el momento preciso...
Uno es tan tonto cuando mira hacia atrás y ve las cosas que pudo hacer y no hizo. Porque precisamente... no las hizo.

"Nunca la he vuelto a ver, Santiago. Ni de lejos.
¿Nunca?
Nunca. Cuando la llamé, dos meses después que pasó lo que pasó, ella me contestó el teléfono y lo que me dijo fue tan fuerte, tan preciso, tan duro, que cuando le colgué supe que nunca más podría volver a verla, ni menos hablar con ella.
Capté que lo que hice, más que un error, fue un crimen.
¿Pero cómo lo iba a tener a esa edad?
Oye, si tenía diecisiete, tampoco era tan, tan joven. No, si el crimen no fue eso, Santiago. El crimen fue que yo me cagué de miedo, que la dejé sola, que no un peso que me desaparecí y me arranqué a Mendoza.
Huevón tonto, se te olvida que tú también tenías esa edad. Eras un pobre pendejo. Tanías que actuar así. Cuando uno es pendejo, actúa como pendejo. ¿Qué más podías hacer?
Atinar. Me asustó lo que hice, y me asustó ella. La Pilar no se vino abajo y yo, en cambio, sí. La fuera, por primera vez, no estaba conmigo. Yo era un niño y ella una mujer, aunque los dos teníamos la misma edad. Yo, en ese minuto, me di cuenta de eso, y lo peor es que ella también. La vida, a veces, te pone a prueba. Y fallé el ramo más importante."

"Dudar es lo peor. Cuando te largas a dudar, después no puedes parar. Dudar es el jale de los pensamientos."

"Puta, desde que tengo barba o antes que he pasado mis cumpleaños tumbado en el suelo borroso de una fonda escuchando como bailan cueca arriba mío. ¿Qué más?"

"Es fácil tener miedo de chico que de grande porque no tiene nada de malo tener miedo cuando eres chico. ¿Me cachai? Es lo que corresponde. De grande, puta, ahí la huevada se complica porque el miedo lo tienes que esconder. Pero no se te va. Se transforma en otras huevadas, pero no se te va."

Supongo que sólo Only One Week puede decir correctamente lo que ahora pasa. Pero esa canción, no la pondré aquí.


Fall.

El silencio duele. Las palabras duelen más. Chocar, de bruces con la realidad, duele mucho más.
Pensé que yo era real. Ahora no me queda tan claro.
La realidad es nada más que un montón de hechos, horas, gente, palabras, tiempo. Los sentimientos, terminan creando una realidad según uno la quiera ver. Distorsionándolo todo, opacando, empañando la realidad y creyendo que lo que uno siente es porque realmente está ahí...
Just cus u feel it, doesn't mean it's there. No porque se siente, en la realidad está.
Una sola persona no puede ver la realidad. Si fuera así, todos viviríamos dentro de nuestras cabezas. La realidad, se crea en consenso. Preguntando, cachando si lo que uno vió el resto también. Cuando todos están de acuerdo, se puede tachar de verdad...

Y la realidad, que sigue allí, al frente, se ve tan empañada ahora...

Tengo tanto que decir y no puedo. Tengo tanto que decir y las instancias se cerraron. Las oportunidades murieron porque sí. Tan sólo porque sí... Y yo no sé, no sé donde me perdí tanto, donde me soltaron la mano y corrí y nunca miré y ya no estoy, ya no está nadie. Y por más que quiera, por más que grite, ya no sale nada de mí. Nada... aunque quisiera...

Porque quiero oír, quiero escuchar de nuevo y sentir la vibración. Pensar, ahora, en las últimas cosas que hice y darme cuenta que fueron las últimas. Y nadie me avisó... de ser así, habría hecho algo más... un poco más. Y ya nada, ya no se puede, o al menos... nada. Porque no sé qué tan fuerte soy. Y si yo sigo así... más oportunidades se cierran. Muy a pesar de que soy yo quien las quiere abrir.

Y ahora me imagino como antes. en un balcón, mirando hacia adentro, con una puerta abierta y nadie entra. Y yo espero y espero y espero... así, hasta hacerme viejo y olvidadizo.
La realidad no es triste... ahora me doy cuenta, nosotros la hacemos así. La realidad no es cruel, no es feliz, no es nada, nosotros le ponemos el calificativo. Y es porque queremos. Cada uno pinta como quiere pintar...

Yo... nada.
Nada... nada. Se me quitó mucho hoy. Demasiado.
Y ahora me siento un espectador.

Alfred Pennyworth: Why do we fall, sir? So that we might learn to pick ourselves up.
-Batman Begins. 2005.

Ojalá tuviera un alfred que me dijera eso. Pero supongo, que como hoy... no lo creería.

lunes, 13 de julio de 2009

Anything else, but the truth.

Lo que saldrá a continuación no lo sé. Para variar, no tengo idea de que va a terminar siendo tecleado. Sólo sé que probablemente, lo que escriba, será demasiado íntimo. Será lo que siento, las cosas que en este momento me tienen en a-b-c estado de ánimo. En resumen: creo que estoy sacando lo de más dentro de mí...

Me saqué un peso de encima. Ok, era una de las grandes cosas que me afectaban, que me tenían mal y ya terminó. Como un presentimiento que tuve, tal cual lo sentí aquella vez, terminó. No tan mal como lo sentí, pero terminó. Cerró y ahora puedo comenzar de nuevo mirándolo desde lejos y prometiéndome que esta vez sí voy a hacer las cosas bien. Que voy a funcionar como se debe.
Algo menos por qué suspirar.

Hace un par de entradas, escribí que este julio iba a ser mejor. Hasta ahora, no ha sido tal cual. Siento, en mis entumecidas manos, que desde hace 3 semanas nada es igual. Algo está apagado, titubeando. Y no sé que más hacer, más que seguir esperando. He dicho todo lo que puedo, creo. He hecho todo lo posible para seguir en pie. Sólo me resta esperar y ver que las cosas se calmen. Que todo retome su curso y este paréntesis cierre luego. Uno, por cierto, que ha sido más largo de lo esperado.
A veces -no, casi siempre-, la verdad duele. Y a pesar de que sea así, siempre espero que me digan la verdad. Anything else, but the truth. A pesar de que cada día veo menos las noticias en la tele, me gusta estar informado. Me gusta saber qué pasa. Saber si mis rollos son justificados o no. Y, a pesar de que varios han sido aclarados -en cursiva, sí-, varios quedan por confirmar.
It's not that simple, dicen.

Puta... no pido tanto. Sólo pido que todo vuelva a ser como era. Sólo pido que estas semanas tan grisáseas se borren. Desaparezcan y queden como una anécdota, como un chiste. Como una mala broma que pasó alguna vez. Nada que empañe el resto de los recuerdos. Nada que esté intrínsicamente relacionado con lo que quiero archivar en mi cerebro hasta que me pudra. So, what's going on? What else is there to say?
Nada me ha dicho adiós. Nadie dijo eso, es sólo que a mi cabeza, a mi cuerpo, a mis manos, mis ojos; no le quedan muy claro todo esto de la realidad. No cuando las palabras dicen algo y los hechos algo más. Ok, tampoco estoy exigiendo nada, sólo estoy tratando de desenredar la telaraña que tengo en la cabeza. Y en mis oídos. Soy paciente, hace rato. Lo soy, en serio, pero tampoco me gusta esperar tanto. Con tanta espera surgen las ansias. La paranoia, la hiperactividad. Pero quiero esperar.

Creo que nunca me van a dejar de gustar Oasis. Lo digo, porque ahora suenan en la radio Tiempo. And I wanna be there when you're... coming down, and I wanna be there when you hit the ground... So don't go away say what you say, but say that you'll stay forever and a day... in the time of my life, 'cos I need more time, yes I need more time just to make things right... está sonando. Muchas canciones de Oasis son parte de mis recuerdos, de mi vida hasta hoy. Tienen una parte importante dentro de esta historia escrita con lo que veo todos los días. Son parte de mi soundtrack. Don't go away me trae un sólo gran recuerdo. Pero es mío -no tanto- y no lo voy a contar así como así. No aquí, no ahora, nunca.

Estuve leyendo el pasado recién. El pasado y el presente al mismo tiempo. Y se sentía como si los engranajes hubieran sido cambiados. Por ahora, por este momento. Supongo, mientras se limpian los anteriores, listos para proseguir, para seguir trabajando en el mismo proyecto en el que estaban. Ojalá que sea así, ojalá no esté errado. Ni perdido. Ni cagado.

Ojalá que no.

Es tarde y aunque quiero seguir escribiendo, me tengo que obligar a irme. A dormir, a tratar de recobrar lo que el mundo considera un día normal.
Sólo... sólo espero que mañana y pasado y los días que vienen después me demuestren que siempre queda algo por vivir. Que todo, todo, en el fondo, sigue bien.

domingo, 12 de julio de 2009

Mensaje rechazado.

Yo creo que más transparente no puedo ser. Más evidente, más simple. El mensaje es claro, conciso, inequívoco. Entonces, según parece, si es tan claro el mensaje y no tiene una respuesta consecuente, lógica; o es derechamente ignorado, no significa que el mensaje sea mal entendido: es que no se quiere entender.
Y es ahí, cuando te das cuenta que probablemente serás un huevón por siempre.

Siempre creo que me subestiman.


sábado, 11 de julio de 2009

Tanto tiempo.

-¿Sabes hace cuanto tiempo llevo fumando? 6 meses.
Hace 6 mese yo figuraba en Madrid, la casa de unos amigos, todos españoles muy simpáticos. Muy relajado, un poco vagos. Pero, ¿de esos que reciben a todo el mundo cualquier día de la semana? Bueno, ese era cualquier día de la semana conmigo en medio de mucha gente. Y de mucha gente rara la verdad. Entre medio de toda esa gente, de repente aparecen unos chilenos que venían de Barcelona y se regresaban a Chile el día siguiente. Imagínate entonces la energía de esos tipos y también imagínate a mí en un rincón, con unos tragos demás y como me pasa siempre cuando se me pasa la mano y tomo demás...
-...te vas para dentro...
-...hablando menos y sobretodo entre medio de toda esa gente rara que hablaba y hablaba cada vez más y más fuerte. Bueno, la cosa es que estos chilenos se me acercan, se me sientan enfrente y me empiezan a sacar de todo. Ron, whisky, vodka, marihuana, éxtasis, de todo. Y me hablaban y fumaban y tomaban y yo solamente los miraba. Y no escuchaba muy bien en realidad lo que me decían. Pero, a medida que seguía tomando, sólo era capaz de verme en el futuro. O sea, fue rarísimo, pero, los escuchaba hablar de lo que habían hecho, de los planes que tenían en chile y me iba dando cuenta que ese día del regreso también me iba a tocar a mí. Y me iba a llegar pronto, porque ya no sabía que seguir haciendo, no sabía como seguir alargando el tiempo allá. Bueno, pero tampoco sabía que iba a hacer acá. O sea, no tenía ningún plan, no había tenido un plan en 4 años. Y suena súper tonto, pero en ese momento, recién, me di cuenta que inevitablemente iba a chocar con la realidad. Con mi currículum, con lo que tenía, con lo que no tenía. Con mi familia, con el futuro, con toda esa mierda. Bueno, entre medio de eso, salían más pitos, más copete, más de todo. Y sin darme cuenta, porque te juro que no me di cuenta, me estaba tomando unas pastillas sin ni siquiera saber que mierda eran. No sé cuantas pastillas tomé, no me acuerdo de mucho más en realidad, hasta el día siguiente cuando me desperté destrozado en una clínica. Te juro que... destrozado, o sea, sintiendo que estaba muriéndome por dentro. No sabía que se podía sentir tanto dolor. Nunca había sentido algo parecido. Una enfermera me dijo que me había salvado por un pelo.
Pero, ¿sabes que fue lo peor? Lo que vino después. La semana siguiente y la que vino después. Mis amigos me preguntaban en qué mierda estaba pensando. Mi mamá, no sé cómo, se enteró de una parte del cuento y me llamaba desde Santiago preguntándome por qué quería morir. O sea, que fue de otra dimensión, te juro.
Bueno, y ahí me puse a fumar. Fumaba como loco. O sea, era lo único que me calmaba, no sé, me ayudaba a mantenerme ocupado. Y bueno, llegó el día de volver y ahí estaba yo: exactamente como lo había imaginado. Sin saber qué había hecho y ni qué iba a hacer. Excepto por una cosa cierta: que iba a dejar de fumar.
Aunque todavía no lo dejo, estoy fumando menos.
Cada día menos.
-¿Por qué me cuentas todo esto, Emilo?
-No sé... Porque supongo que todos tenemos un secreto que no queremos contar.
-Tanto tiempo. Claudio Polgati. 2009.


Siempre hay una frase que a uno le cae como un balde de agua fría en la cabeza. Que te representa, que te retrata, te dibuja, te desnuda frente al resto sin que siquiera lo sepan. A esta le tocó hoy. A esta le tocó recordarme lo que pasó hace mucho, alguna similitud, casi mínima, pero que retrata igual.
Yo todavía no dejo de fumar. Tampoco creo que cada día esté fumando menos. Todavía no puedo. Menos hoy.

Hoy se terminó la adrenalina. La rapidez, el poco tiempo, la constante vigilia. El cuarto se ve despedazado, arruinado por el paso rápido. Ordenaré un poco, creo. Quizás, eso me termine ordenando a mí. Doubt it.
De alguna forma, la adrenalina -toda esa rapidez, poco tiempo para pensar de verdad- me acompañaba. Ya no está, ya se fue. Ahora, precisamente en este momento, no hay nadie en casa. Cuando llegué, estaba vacía. Como yo, ahora. Vacío. Algo solo, pero con cigarros.
De no ser por la tele, esto estaría en silencio. En el computador, nadie me habla. Tampoco hay alguien con quién quiera hablar. Llegué, revisé y, como no había nadie para hablar y nadie me interesaba para hacer el intento, permanecí oculto, ajeno. Lejos de la fiesta.
En otro momento, podría decir que no me incomoda. Pero ahora sí. Antes era más fácil. Error, más soportable, nunca ha sido fácil, pero antes, no echaba de menos. O lo hacía poco. No era necesario, no había a quién. Ahora tengo muchas razones para echar de menos. Más de las que quisiera, la verdad.
Y, muy a pesar de que pasé toda la tarde acompañado, igual echaba de menos. A veces, echo de menos a la gente incluso estando a mi lado. Más veces de las que quisiera, también...

Supongo que da igual. Porque yo escriba esto nada va a cambiar. Supongo que debo ser sincero conmigo mismo. Pero es que a veces, el silencio daña más mis tímpanos que el ruido de los gritos cotidianos.
Después de tanto tiempo: el silencio me daña más que antes.
Y, aquí, todo está muy callado.
Mucho.

Más, de lo que me atrevo a reconocer.

jueves, 9 de julio de 2009

Walking disaster.


Estoy en medio de un recuerdo, en un recuento del que no puedo salir. Condiciones similares, casi exactas, una emulación del pasado. Y el pasado fue tan cruel. No por el pasado mismo -en parte-, no por el cliché: fueron sus palabras las crueles. Sí, eso fue.

Veo las caras de todos, veo la realidad y me parece patética, descarada: un intento burdo de simular que nadie se da cuenta de nada. Todos se ríen y en el fondo todos están llorando por razones que sólo ellos quieren saber, porque son tan vergonzosas que despedazarían sus intentos de vida. Si rebobino, si trato de enfocar más atrás y concentrarme en mi cara, en mis reacciones en los momentos adecuados en que todo se rompió, puedo ver claramente los hechos, los indicios, las mentiras. Recuerdo una frase exacta y me parte por dentro. Es como si aun pasara, aun existiera. Me extraña que la gente no pueda entender porque odio a alguien si los motivos son tan... instintivos. La lógica se queda afuera, este es un tema de sentir, no de racionar.
Maldita mente, nunca para de trabajar. Resume, redacta y trata de armar toda una historia en base a hechos, intuiciones, experiencias. Una cosas es sentirse pésimo, otra cosa es que tu mente te lo asevere. Cuando sucede todo esto, al mismo tiempo, no hay posible escape, sólo esperar.
No sé por qué hice esto. No sé porque me metí en esta situación tan extraña. No es la primera vez, tampoco creo que sea la última. El olor, la potencia de una llamada telefónica que se corta en llanto y las palabras resuenan en eco, fuerte, como en una montaña. Las palabras, las mismas palabras de antes; cierro los ojos y ahí están. Muy a pesar de la música, que suena e inunda este vacío y frío cuarto lleno de humo de cigarro, puedo oírlas, puedo escuchar las risas y yo haciéndome el loco y siguiendo el juego y riéndome también. Que despreciable, que estúpido no esquivar, si no parar la bala de pecho.

"-Yo me metí en este problema, yo sabré cómo salir"

No entiendo porque mi modus operandi es tan errado. Puede que mi forma de actuar sea compleja, o un tanto anormal, pero no por eso todos tienen que recordarme que es así. Que a la larga, siempre pierdo, ya sea por una u otra razón. Es una alineación de eventos, si te saltas uno, si logras esquivar airoso uno de los obstáculos, otro se pone en seguidilla y te obliga a caer. Y en el suelo, sólo mientras tu cara besa la tierra y tus rodillas están ásperas de tantos raspillones, comprendes que este es tu destino: el suelo, la tierra. Mirar el cielo sólo de lejos, wondering, imaginando como el mundo podría ser perfecto; recreando cada situación y momento en específico, cada hermoso recuerdo que realmente nunca será real más allá que en tu propia cabeza. MI propia cabeza.

"-Soy un terco.
-Sí, lo eres."

¿Qué tiene de malo tratar de hacer hasta lo imposible por sentirte bien? Creer que se puede ganar, que se puede despegar la maldita sudada camiseta del suelo. Limpiarse el polvo y sonreír. Soy un terco... sí, tenías razón. Cuando pasa esto, me acuerdo de una frase que leí en una serie:

"-Quizás, deberías intentar menos.
-Mírame: no soy alguien que tiene pinta de ganador. No soy apuesto, no soy atractivo, no soy popular. ¿Qué puedo conseguir si no lo intento? Personas como yo si no lo intentan no pueden conseguir nada."

¿¿Qué puedo ganar si no lo intento más de las veces que están permitidas??
...


Este momento, este preciso momento es una mezcla muy mala de sueño, cigarros, ron y recuerdos. Al final, creo que sólo soy sincero escribiendo. A veces, creo todo lo contrario. Mi boca no fue hecha para hablar con el resto, no se le entiende. Mis palabras, esto mismo que sale de mis dedos, no está hecho para ser entendido. Cualquiera puede entender cualquier cosa y sacar sus propias conclusiones. Algunos más acertados, otros no.
Pero... ¿y qué si alguien acierta? No por eso va a ser más lúcido. No por eso va a ser más simple de explicar. Y cuando pasa, cuando tratas de sincerarte y de algún modo te sale, sientes un nudo. Un vacío en el pecho, porque tratas de exorcizar tus propios fantasmas, tus propios miedos. Tu vida, con la que llevas tantos años.
Tantos años y parecen nada.

El eco sigue, las palabras no se detienen. Siento odio. Siento coraje, pena y algo de angustia. Ansiedad. Nervios. Pena. Distancia, repeticiones y repeticiones de la misma situación. Una vida hecha de bucles.

"-Nadie dijo que llorarías.
-No, no es para tanto."

Pero sí, sí lo fue. En ese mismo momento debí decir que si lo fue. Que si fue para tanto, que si fue para dejarme llorando, que sí lloré. Pero ya esta hecho, ya el tiempo se encargó de taparlo de muchos más recuerdos. Pero, como leí en un libro, los recuerdos que duelen son los más fácil de encontrar si excavas en tu propio pasado. Es como que tuvieran un color más intenso, más notorio, no es fácil ignorarlos. Son páginas rojas -o cafés- entre un montón de hojas blancas. Nadie puede ignorar eso, nadie es tan ciego.
Nadie es invulnerable. Nadie es a prueba de balas...

¿Y qué tal si sólo disparan y terminamos con esto? ¿O al menos una solución? Porque, francamente, a mí, no se me ocurre ninguna. O, en realidad, ninguna en la que yo me salve, en la que quede bien parado. Feliz, si es mucho desear.
Sí, es mucho desear.

"-No intentes nada, ya fue.
-No puedo evitarlo...
-Pero pasó po, ya no hay nada que hacer.
-Esperar..."

Creo que siempre nado contra la corriente. Si sigo así, me voy a despellejar, se me van a desprender los músculos, la carne y mi esqueleto quedará a la deriva, en un fracasado intento de ganar. Pero... ¿sinceramente? prefiero eso que dejarme arrastrar. Prefiero eso que derechamente morir.

"-Felipe, córtala, ¿ya?
-Okey... no diré nada más.
-Tampoco es para que te enojes, tú te buscas estas cosas.
-¿Qué puedo responder a eso? Onda, ¿tengo que tirarme por la borda o algo así? ¿rendirme y sentirme mal por las puras? Como si fuera tan fácil negar lo que hay dentro, dejarme morir y quedarme así de tranquilo.
-Pareces un arrogante.
-Si fuera un arrogante, habría ganado. Y no estaríamos teniendo esta conversación."

No soy un arrogante. Tampoco pretendo parecer un egocéntrico. Lo normal, no más, lo igual al resto del mundo. ¿Está tan mal contar la historia como la veo? ¿Está tan mal contar mi vida mientras la leo?
Callé demasiado tiempo, me comí todo por mucho rato. Aun, eso no pasa del todo, pero al menos, ahora levanto la cara y digo lo que tengo que decir. ¿Por qué la gente piensa que eso es ser arrogante, egocéntrico?

"-Adiós.
-Chao...
-¿?
-Nada, es sólo que...
-¿?
-Filo."

Siempre queda algo que decir... siempre algo se pierde en la lengua.
Como ahora: de seguro algo se perdió y yo no me di cuenta. Algo me faltó que decir, rellenar con nombres y horas y días, pero no pasan, no salen. Siempre algo se queda en el tintero. Probablemente lo más importante, la pieza clave que dejaría todo este rompecabeza en algo perfectamente entendible. Pero, como siempre sucede: se perdió.
Como es común, todo esto, se quedará sin entender. Y yo quedaré como lo mismo: un desastre con patas.
A walking disaster.


"Mi vida es un libro, cuyo protagonista principal se hartó y antes de huir, me dejó su papel."
-Cuaderno de sociología. Hojas finales. 04-03-06.