jueves, 7 de mayo de 2009

En un extremo.

Lo único que oigo en este momento es el ladrar de los perros. La batería del iPod murió. Es la guinda de la torta, supongo. No sé bien que hago aquí, no tengo idea. Es una suerte de magnetismo, es una mezcla de todo. Sentirse algo apartado, algo olvidado a pesar de que mi contrato de vida nunca estipuló esto, si no, no habría firmado. No de esta manera, al menos.
Puede que sí, puede que a veces el resto tenga razón y eres irremplazable, único. Pero así mismo eres otro más del montón, porque siempre hay otros irremplazables, otro únicos. Como decía en la película de Los Increíbles:

Dash: But Dad always said our powers were nothing to be ashamed of, our powers made us special.
Helen: Everyone's special, Dash.
Dash: [muttering] Which is another way of saying no one is.

Es algo así. Algo así.
Después de todo, uno siempre es otro blanco más, otra diana, otro target. Da lo mismo, creo.
Es sólo un humor pasajero.

Aunque no sea el más único, aunque no sea el más especial... aunque haya otra mano mucho mejor, hay una gran diferencia; pero eso no me salva, no me asegura.

Shit.
Olvídalo.

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