domingo, 24 de mayo de 2009

Lo sé.

Me imaginé una escena y no debí hacerlo.
Me imaginé una escena y no me la puedo sacar de la cabeza.
Me imaginé una escena y yo era feliz.
Que mal.

Tuve un sueño en que yo era un personaje secundario. Más que secundario, incidente. El mundo giraba y yo sólo tenía un par de líneas. Las caras estaban quebradas, estrechándose en el suelo. Y no había nadie reconocible: eran todos, pero sus caras se habían esfumado. Tenía miedo. Tenía ganas de despertar, pero no sabía que era un sueño. Sentí un escalofrío al mirar un rostro que sí me pareció familiar. Su rostro tenía un semblante desconocido, ajeno a lo que pasaba: triste y perdido. Yo no sabía que hacer. No, sí sabía, pero no podía hacerlo.
Me sentía solo, pero era porque algo me apartó.

No quiero, no quiero.
Su silencio fue horrible, aun no puedo dejar de recordarlo. Sentí incluso un agujero enorme dentro del cuerpo. Como si algo hubiera explotado porque la promesa había finalizado. Sentí una pena enorme porque no tenía boca para hablar. Me sentí avergonzado de mí mismo al saber que yo no podía hacer nada porque había perdido la credibilidad.
Por favor, no...

Desperté y no me sentí mejor.
La realidad puede ser peor o mejor depende de a quién tengas al lado.

No hay comentarios: