sábado, 30 de mayo de 2009

Extraño.

-Escucha, Felipe, escúchame...

Pero no oigo, sólo hay silencio. Mucha información, demasiadas cosas tomadas de la mano. La vida suele apilar cosas unas tras otras para hacer una gran sinfonía que suena igual. Deberían borrar esta semana. Para todos. Debería haber dormido toda esta semana, no saber nada.
Un par de rollos, unos más grandes, palabras que a medias te dejan tambaleante (a veces preferiría sacarme la cresta de una) y no sabes nada. Uno, cuando no sabe, siempre piensa lo peor. En realidad, no, sabiendo o no, uno SIEMPRE espera lo peor. Siempre piensa que todo va a acabar, que todo lo bueno no te lo mereces, que en realidad, cada risa que estás teniendo es una mentira, porque algo detrás está maquinando, algo detrás está funcionando mal. Y quizás eres tú, o, en realidad, siempre eres tú. Da lo mismo, el punto es eso:  siempre esperas lo peor y de repente estás solo, hay gente, están en todos lados, lleno, repleto, el mundo se está llenando, cada metro cuadrado más pequeño, pero estás solo. El mundo se rompió y te quedaste. El mundo murió y te quedaste. El mundo te gritó y nunca lo quisiste escuchar.
Es que no lo sé: estoy cansado, muy cansado y no duermo. Muy cansado y repleto, lleno. Tanto grito, tanto golpe está todo dentro. Y nada es de lo que quisiera llevar realmente por dentro...
Puede que la vida no sea mala, pero no es como la soñé.

-¡Quiero que pares, quiero que termines con eso¡
-¿Con qué? Como si me importara lo que haces.

Esto es lo peor. Es como un grito de cabro chico desesperado buscando comprensión. Pero no sé, no creo que sea eso lo que busco. No es la prioridad. Quizás un poco de estabilidad, de pegarme un porrazo luego o realmente creerme el cuento de que salí victorioso en algo. De que hay una victoria confirmada y que nadie me quitará el premio.
Tan cansado de todo esto, este conjunto de capas y capas que han tapado todo hasta que lo que realmente era se esfumó. esta persona, que se queda callada, que no sabe de qué hablar, que es rara, todo
eso, nunca fue lo que soñé. Lo que hoy soy, lo que mañana seré es algo que se
produjo con los años. De niño un doctor y ahora soy algo totalmente distinto.
please, mother, believe me, i'm doing the best that i can. Ojalá fuera
menos rarito, más comunicativo, algo más farrero quizás, más de los buena onda, de esos que le
cae bien a todo el curso. pero tampoco puedo ser eso, tampoco es el modelo que me gustaría ser. Y si sigo en esta idea, si trato de sacar conclusiones, no puedo ser nada. No debería existir. No debería pasar nada.
Nada.

-¿Vas a hacer algo ahora?
-Nada.
-¿Te tinca ir con el resto a tomarnos algo y hueviar?
-No.
-Pero si no tienes nada que hacer.
-Precisamente por eso.

Que idiota. Que idiota a veces odiar el olor de las personas. Ir por la calle y despreciar a la gente porque huele tan básico, tan humano. Tan normal. No tengo buen olfato, lo confieso, pero a veces sólo siento el hedor y me da asco y tengo que escapar. Escapar y correr y prender la música hasta que no de. Hasta que siga echando a perder mis tímpanos.

No sé hasta cuando pueda aguantar. No cacho cuando más para poder domesticar o matar a esta cabeza. Tanto rollo, tanta deducción -que veas una letra cambiada, un signo de interrogación de menos, un simple gesto en un mirada y te provoques toda una idea, toda la historia armada y nadie la sabe porque probablemente es mentira, pero igual te acosa, igual existe, dentro de tu cabeza, dentro de lo podrido de tus propios ojos que no saben que ver-, tanta paranoia, tanta película, tanto llorar viendo cosas que a nadie emocionan, tanto tema freak, poco usual, extraño, desolado, muerto, vacío, incoherente, osado, ajeno, falso...

Es un karma, una destrucción lenta y extraña. Piensa... piensas que tu propia boca se hace pedazos cuando hablas, que todo el mundo te dió la espalda y que tú estás destinado a estar lejos, de todo, de todos, aislado en Africa, extraviado en el Tíbet, perdido y con hambre en Alaska...

Es sólo una cabeza cuyo cuerpo no tienen conexión. Un falllo en las sinapsis, un problema cerebral. Genético, causal, del destino. Un fallo en el sistema, un virus probablemente.

Idiota.
Totalmente.
Tanto, para ni siquiera saber cómo terminar esta entrada.

Como rellenar más el vacío que queda entre las palabras. O la nada que se comienza a dibujar dentro del pecho, alojado en el cuerpo, por siempre. Nunca ciego, nunca sordo.
Pero un extraño por siempre.

"No te aproveches de mi inocencia. Lo soy, pero no soy un idiota."

Eso es lo más fome.
Eso y que recién a esta hora, comience a llover...

1 comentario:

Lumiere dijo...

puta!
no puedo creer que alguien pasa lo mismo que yo en el pasado

cabro fuerzas,no te dejes caer por la negatividad,ni la oscuridad te deje completamente ciego ._.