martes, 9 de diciembre de 2008

Sellados.

Silencio. ¿Lo oyes?

Silencio y palabras sueltas perdidas entre los pliegues de tus labios.

Hay palabras, confesiones, sueños, deseos, que es mejor simular olvidar para no dañar.
Hay palabras, confesiones, sueños, deseos, que es mejor guardar para no arruinar nada.

Puede que esté cansado de buscar entre las imperfecciones de las hojas de roneo lo que podría ser una idea coherente. O útil. O quizás, aceptable. O quizás sólo es que esté aburrido de que la tinta negra sobre mis dedos me recuerden toda la situación. Quizás no es justo.
En realidad, no es justo.
Para nada.

¿De qué sirve una advertencia si no la puedes detener?
Todo pasa por algo. Y eso no es tan bueno como debería ser, para nada.
Hoy miro el techo y entre los revoloteos de los bichos de verano, el mal pintado y las sombras que hace la cortina al compás del viento, puedo imaginar, ver todo claro: retratar la situación, una hipótesis y las posibles consecuencias.
Todo después de leer, todo después de imaginar y pasarme el rollo de que puede haber pasado lo peor. De que pasó y de que -para suerte mía- no me enteraré.
Hablo de un paralelo, ni siquiera de mí. Hablo de lejos, de puzzles, de manchones en mi cuaderno, de vasos vacíos, de risas a la distancia, del mar, de fotografía erráticas y casi rotas, de consecuencias al hoy.
De cosas reprimidas, de deseos perdidos entre el miedo, de hilos invisibles entre dos cuerpos que se alejan, quizás, sin querer.

Casi siempre todo es consecuencia del miedo. Todo acto, toda función fallida, es por matar lo que pudo ser y, por su dificultad, es abortado, pasando de mantener cierto suspenso a una salida fácil: I'm quit.

Yo no entiendo, no me cuadra del todo. Destino, consecuencias, vida, adiós, hoy, ayer, mañana.
Hoy, ayer, mañana. Tres tiempos tan distantes, pero que hoy los veo tan mezclados. Mi ayer, nuestro ayer, está casi detrás de un hoy, metido entre las páginas de lo que escribes ahora.
Calcándose con los errores que marcas hoy, con tu pulso y tu letra gruesa sobre las hojas.

Y yo sigo leyendo la vida. Viendo como avanza este libro grueso lleno de anécdotas y sueños y cielos tapados por tejados. Por reflejos en tus ojos somnolientos, por pantallas prendidas, por cigarros fuera de su cenicero y canciones en un teclado que se ahogan con el tiempo.

Hay palabras, confesiones, sueños, deseos, que es mejor simular olvidar para no dañar.
Hay palabras, confesiones, sueños, deseos, que se aprietan con los dientes para no destapar el propio dolor.

1 comentario:

Esebloguero dijo...

Ese es un problema grave: cuando el ayer se quiere meter en el hoy nos quedamos sin mañana.
¡Ah! El plugin de nieve lo podés encontrar en el escaparate de Rosa en la etiqueta Navidad.
Saludos.