jueves, 23 de abril de 2009

Tetris.


Es extraño, digo, la seriedad. Es complejo como suena, pero es más simple, mucho más de lo pensado. No encuentro palabras, no están a la vista. Buscar en un diccionario sería lo más lógico. No lo haré: prefiero quedarme con la incógnita antes que decepcionarme. Y pensar que yo no sabía escribir decepción. No estaba en mi vocabulario, no la usaba. Ahora la uso. Harto.

Pienso que podría articular algo más. No sé, algo un poco más coherente, sin tanta idea vacía entremedio. World, hold on en la tele me dice: "open up your heart, what do you feel?". Yo le digo que varias cosas, la mayoría contradictorias. No se puede ser blanco y negro a la vez. Un poquito de consecuencia, por favor.
A ver, rellena, cuenta algo. Ok, que tal esto:

José me dijo hoy que había leído por ahí que, en general, de todo se puede hacer una analogía de la vida. Le dije que había leído lo mismo que él. Él me dijo que veía la vida como los autos. Después que me explicó caché que sí, demás. Me preguntó que con qué analogía podría explicar mejor la vida. Lo pensé un par de segundos, y lo único que se me ocurrió fue: "pienso que la vida es como el Tetris". Después de su pertinente wtf, le dije, claro, mira: "la vida es como el Tetris, porque tienes que poner tu vida en un correcto orden, apilar las piezas sin que se te suba demasiado y tratar de alinear para resolver problemas y atados y hacer líneas. Eliminas cosas y pones otras, para que, juntas, traten de hacerte una vida despejada. Con el tiempo, la velocidad aumenta y uno tiene que pensar más rápido qué es lo que hará, si no, estará hasta el cuello de piezas. Agilidad, rapidez y harta práctica es necesaria. Enfrentarse a tiempos de crisis es como estar en el nivel 15, con una velocidad enfermiza, pero haciendo todo lo posible por colocar la pieza donde debe. Y a la larga, si mantienes el ritmo, puedes durar por mucho rato, hasta que, al final, siempre al final, no te la vas a poder más, porque es todo muy rápido y muchas piezas a la vez. Anotaste muchos puntos, la hiciste bonita -o es la idea- pero ya tení que darte un respiro. Y tu vida acaba, se acabó el juego, pero, al menos, te luciste".
Me miró y no habló. Sacó un cigarro, me ofreció uno, los prendió y miró hacia la nada. Después de una bocanada y después de soltar el humo, me miró nuevamente y me dijo: "hueón, erí un genio".
Yo casi me reí, pero sólo esbocé una sonrisa media tímida y le dije: "no, sólo soy muy ñoño. Un ñoño hablando de Tetris".

1 comentario:

Esebloguero dijo...

Durante mis último años del colegio fui un maldito en Tetris, nadie me vencía cuando conectábamos los Game Boys y jugábamos. Sólo una vez me venció un tipo que no tenía nada de talento y yo me confié.
Después de leer tu entrada, me pregunto, ¿podré algún día tener la misma habilidad de Tetris en la vida, o me confiaré? Nadie sabe...