viernes, 30 de abril de 2010

Papercut.

Tengo esto dentro. El extrañar. No es algo que exprese o se me note en la cara todo el día. Es algo que detona -solo, a puertas cerradas, aislado, away-, que siempre está. Es como la culpa en un padre que se escapó y dejó a su familia tirada: es permanente. Está con uno las 24 horas. Es, incluso, parte de la piel. Hasta se huele, pero no se nota. Es invisible.

No se aprende a vivir con ello, sólo se vive con. Está. Y no se va, porque está, precisa e irónicamente, por una ausencia.
Por una carencia.
Lo bueno es que casi nadie pregunta. El mundo corre tan deprisa por las avenidas que nadie lo nota. O si alguna vez lo hicieron, dejaron de preguntar. Es, el tiempo, el que aísla las preguntas. Cuando piensan que ya todo pasó. Y nunca pasó nada. Sea como sea, es como un secreto. Un secreto conocido, claro, a voces. A susurros, más bien. Se omite. Se sabe, pero no se dice. Total, es uno el que tiene todo dentro, aferrado a los órganos, a los huesos. Y a nadie le importa. Y a veces, eso es hasta bueno. Creo.

Desde chicos se nos enseña a saludar. A decir "hola". Nadie nos enseña a despedir. A decir "adiós". A soltar. Eso lo aprendemos solos, de las peores formas posibles. O quizás, algunos, como yo, aprendemos a decir "adiós", pero no a soltar. Retenemos. Retengo. Hago mío cosas que quizás nunca lo fueron. Recuerdos, imágenes. Personas.
El mundo es tan sólo una gran pedazo de papel. Escrito, manchado, doblado. Con gente de papel, de distintos tipos, con sus historias en tinta roja sobre sus cuerpos. Rasgados, rotos. Imperfectos, frágiles. Teñidos con la tinta de todo el resto del mundo. Algunos más que otros, nadie es impermeable. Nadie es aprueba de balas.

Sacando cálculos y pensando en ambas cosas, sólo me resta pensar que estoy en un serio problema. Es una suerte de aprieto, de jaula de la que no puedo salir por todo lo que me ata. Por todo lo que me prometí. Y prometí más allá de mí. Puede que incluso sea difícil de entender, porque de que es complejo, lo es; pero lo que he hecho al último también era parte de lo que alguna vez dije. Tanto por mí, como fuera de mí. Algo egoísta, pero con su resto de otros. De alguien más.
Ni yo me entiendo mucho ahora. Esto son como restos de post-its en medio de mis bitácoras y croqueras. Fragmentos de lo que alguna vez pensé de forma más completa, grande, pero que ahora se redujo en vagos recuerdos que quedaron por escrito. Como testigo, puede ser.
Porque cuando todo sale, cuando escurre la tinta roja de mis pliegues, es para -de alguna forma- dejar salir el exceso. Para liberar algo de toda la intensidad. De la pasión, de la fuerza. De la enorme cantidad de lo que -de alguna forma- pueda sentir. Y así no llenarme, tanto.
Y evitar morir por estar demasiado lleno.
Como cuando te tiras al agua y te quedas abajo sin respirar.
Y tus pulmones se llenan de agua.
Tan llenos, que ni siquiera puedes respirar.


How time will heal
Make me forget
You promised me
Time will heal
Make me forget

You promised me
Love will save us all
And time will heal
You promised me...
How love will save
Make me forget
You promised me
Love will save
Make me forget
You promised me
Time will heal us all
And love will save
You promised me...
I trusted you
I wanted your words
Believed in you
I needed your words
Time will heal
make me forget
And love will save us all
You promised me another wish
Another way
You promised me another dream
Another day
You promised me another time
You promised me another life
You promised me..

So I swallowed the shame and I waited
I buried the blame and I waited
Choked back years of memories...
I pushed down the pain and I waited
Trying to forget...

You promised me another wish
Another way
You promised me another dream
Another day
You promised me another time
You promised me...
Another lie
Oh you promised me...
You promised me... You promised me...
And I waited... And I waited... And I waited...
And I'm still waiting...

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