miércoles, 19 de noviembre de 2008

Play, Backward, Play.

Este sueño... estas imágenes que veo todos los días, despierto o dormido. Una imaginación demasiado volátil...

Este sueño que se repite: el frío, la mañana, un bus que dice 10:40am - Pto. Montt. Una maleta, el iPod sonando sin ser escuchado. 6 colillas de cigarro en el suelo y una a medio acabar en la boca. Es día de semana, nadie sabe que estoy aquí. Escribí anoche, cartas. Tres. Las repartí de madrugada. No estoy llorando, pero hay vestigios. Tengo ojeras, me miro y tengo un bolso que no es mío. Hable con alguien esta mañana, tengo plata, trabajé.
Pero no sé a que voy. Y tampoco me siento bien.
El celular se apagó. No traje el cargador. Aún faltan 20 minutos para que salga el bus. Mi boleto dice que este es mi bus.
Me siento en la banca y espero. Y repaso las tonteras que dije y las que escribí. Tan tonto.
Estoy tiritando, a pesar de que está soleado y con poco frío. Tengo las manos amarillentas.
Sé que necesito hablar con alguien, pero he metido la pata y profundo y jamás pude expresarme bien. Todo se entendió al revés.

Probablemente nadie iba a entender esto de todos modos.
Son las 10:40. Estoy subiendo al bus. Oigo una voz desde atrás que llama a Felipe. Me doy vuelta, pero era en otro bus. Miro la escena con algo de pena. O quizás envidia. Me interno en el bus y soy el pasajero número 5.

-Sale bus a Pto. Montt. ¿Nadie más? Vámonos.

Y por la ventana miro por última vez lo conocido antes de cerrar los ojos en internarme hasta lo más profundo que pueda de mis ojos.


Y es ahí cuando el sueño termina.
Y es ahí cuando se comienza a repetir.

Cresta.

Otra de esas cosas que se abren y se quedan en la cabeza y en una pieza vacía. Sólo conmigo dentro. ¿Qué hago con todo esto? Con todo esto que nadie entiende, ni nadie entenderá porque para hacerlo debo sacar tantas cosas de adentro que podrían llegar a doler si se cuentan... y nadie está preparado para eso.
Y si quisiera abrazar y sólo callar... es mucho pedir.
Imbécil.

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