lunes, 7 de julio de 2008

Madrugada, frío, repaso.

Creo que hoy es de esos días en que me da vergüenza escribir.
Es como que me diera lo mismo lo que puede estar a punto de salir, pero que en el fondo sé que tengo que controlarme, o puedo sacar tantas cubiertas que todo se distorsionaría.
Es sólo un domingo más.
Bueno, madrugada de lunes. Ya da igual.

Análisis.
Rebobinemos:
Es increíble como cambia todo.
No es la novedad, es sólo lo drástico. La rapidez.
Hoy más que nada fue un día interno, un día lento y que avanzaba sobre un terreno difícil de explorar. De sacar cuentas, o de ver como va la agenda hasta hoy.
Una suerte de stop.
No he cambiado en lo absoluto. En nada. El pelo más largo, no más. Y un punto negro que ya no tengo. A pesar de todo sigo siendo el mismo niño iluso.
Creo que volver a ver el Efecto Mariposa me afectó.
A veces en lo único que pienso es en tener esa posibilidad. Esa facultad, y esa convicción.

Estas dos últimas semanas han sido como baldes de agua fría después de salir de una ducha caliente. Como salir del hospital para ser atropellado.
Torpes, lentas, con altos, bajos, medios y bajo-tierras.
Recuerdo que el jueves de la semana ante pasada por la noche llegué de Viña. Entré al baño y vi mi cara. Y tenía una sonrisa dibujada.
Una de esas que no sabes como explicar. Una de esas que aparecen y que sólo se borran si tocas el fondo.
Comparo: llegué el miércoles pasado de Viña, entré al baño y vi mi cara. Tenía la cara hecha un asco. Las ojeras eran negruzcas, las cejas caídas y apretadas. Una expresión de rabia que no recordaba en mí. El lavamanos se teñía de rojo, mi mano derecha aún estaba sangrando.
Si por mí fuera, borraría estas últimas semanas. Borraría mi vida fuera de esta celda que llamo pieza. Borraría las caras y los estúpidos con los que tuve que convivir. Borraría todo menos ése jueves en que sonreí.
Hoy me doy cuenta de una frase que me pasan repitiendo: "Todo pasa por algo". Todo pasa por algo. Lo comprendo, son a veces los motivos para que pasen los que no entiendo.

Anoche a esta misma hora estaba copeteado. Pero solo. Elementalmente solo. Fome. Penoso.
Lo peor. Recuerdo que comenzó a llover y que estuve mirando por la ventana hasta que el sol que despertaba, borraba la noche lluviosa.
Unas 3 horas, quizás.
Hacía frío, y me daban ganas de estar en la calle. Caminando, perdido. Como hace años cuando lo podía hacer, y las calles de Villa Alemana vacías en las horas de la madrugada sólo se llenaban de ruido cuando respiraba agitado para tratar de mantener el calor.
Hace dos años atrás estaría igual.
Hace un año atrás... creo que no importaría.

La conclusión es siempre la misma. Basta con leerme, basta con escuchar alguna tontera que se me pueda escapar. Basta con preguntarle a quien me conozca: soy raro. Freak. Un bicho raro.
El problema es que aún no sé si está bien o mal.
Mis reacciones, mi forma de pensar, mi forma de razonar, o incluso de sentir no son normales. No son tan obvias. Quizás a veces actúo a la inversa de lo ideal. Quizás no.

-[...]A cualquiera. Bueno, no a cualquiera, a ti no.
-Brp, ¿y porqué a mi no?
-Por que digamos que eres diferente. Eres diferente.

No es la primera vez que me lo dicen. Tampoco creo que sea la última. Alguien que lea esto puede pensar que me enorgullece, que me gusta que me lo digan, qué sé yo. No lo tengo del todo claro. Sólo me produce rareza. No lo entiendo. No me calza.
No le veo lo bueno, o porque sea casi común que alguien alguna vez me lo recalque.
No puedo ser tan cínico: a veces es bonito. A veces hasta me hace creer que soy "especial". De forma positiva, claro. No de la forma a la que estoy acostumbrado a verlo.

Momento, prendo un cigarro.
Listo.

Eso me lo dijeron hoy, y por alguna extraña razón me dio pena. Harta.
Luego creo que me perdí y tardé unos minutos en volver. Para cuando había vuelto, ya las cosas se tornaban normal fuera de ese paréntesis.
Me puse a revisar tantas cosas que he escrito. Cartas, mails, entradas, esos archivos .txt donde tengo tantos descargos y hasta mamonadas. Esos cuentos que me avergüenzan. Esas cartas que mandé alguna vez porque lo sentí y ahora andan repartidas por ahí. Igual no son tantas. Igual son en su mayoria avergonzantes. Digo mucho. Suelto demasiado a veces.

Me he dado cuenta que a la larga, esa cuestión que va conmigo y que consta en aburrir y alejar a todos pasa por eso mismo: por decir mucho, por no guardar cosas cuando creo que alguien vale la pena. Puedo estar equivocado, demás. Puede que no.
Aún me asombra como hay gente que me soporta. Aunque cada día son menos, mucho menos de las que creí antes.
Increíble la paciencia.

Me cuesta tanto creer cuando algo bueno pasa. O está pasando.
A veces es tan irreal que sea posible. Por mínimo que sea. Da lo mismo el caracter, si es bueno siempre creo que estoy soñando.
Ejemplo tonto: el año pasado me gané un iPod. Siempre quise uno. Me lo gané con mi trabajo, ni siquiera fué por suerte. Fué porque algo que yo mismo hice gustó y sirvió.
Cuando lo tenía en mis manos pensé que me iba a desmayar. Que iba a despertar, en realidad.
Que cuando despertara iba a estar como siempre: queriendo volver al sueño.
Pero no, estaba. Y me costó asumir que así era.
Puede que sea la costumbre, lo acostumbrado que estoy a que la Ley de Murphy sea como la ley de mi vida. A que sea como la normativa para vivir.

Espero estar equivocado. Espero que los presentimientos que he tenido estén errados. Espero que nada se eche a perder.

Es raro, pero me pasa: soy una persona que cambia tan poco, a paso lenteja, tan así que le es difícil asumir tantos cambios a la vez.
O sea... obvio, han habido cambios buenos, bacanes, de los que nunca pensé posibilidad alguna, de los que no me puedo quejar en absoluto.
A su vez, han habido otros tantos que me han dejado out. A veces son tan cargados que se derraman sobre los cambios salvables y los manchan un poco. Distorcionan, opacan. Cambios para mal. Normal, claro, en mi vida, pero la mayoría los he provocado yo mismo. Y eso no es tan normal.
¿O sí?
"Uno hace los cambios, uno hace las cosas para que cambie".

Estoy pensando mucho las cosas. Estoy sobrecargándome con todo. Me encanta cuando anulo la mente y sólo siento. Cuando alguien logra que yo actúe por sentir y no pensar. Me ha pasado con tan pocas personas que puedo recordar sus nombres, sus caras, como los conocí, de que lo fué lo primero que hablamos, donde los ví por última vez.
Puedo recordar sus ojos. Y lo que decían.
No siempre logro saber que decían, pero puedo recordar como se veían.
Recuerdo el momento, el espacio, algunas palabras. Las vistas, su cara, cuerpo, risa. Puedo recordar esas cosas cuando me pasa algo así.
Es fácil.
Quiero que pase de nuevo. Sentir y no pensar.
Quiero un escape de esta monotonía, de estos días que se van y se acaban cuando recién estoy despertando.

Repaso todo y sólo son apuntes sueltos. Cosas que tienen relaciones tan pequeñas entre sí que quizás sólo las note yo. O sí, se notan, no sé.
Hoy cruzaron muchas cosas por mi mente. Hoy estas cuatro paredes y este techo que se inclina me vieron tirado sobre una cama, en medio de la oscuridad que era trizada por la luz de la pantalla del computador.
Hoy pensé en los que están en mi vida. Hoy pensé en quien soy.

Hoy fue un día de recuento, no de conclusiones.
Como cuando una serie va a mitad de temporada y es el capítulo que se dedica a recordarte que ha pasado para seguir con la trama.

¿Qué seguirá en la trama?
Supongo que tendré que mantenerme en sintonía.
Mala suerte, este programa no es siempre mi programa favorito.

----------------
Now playing: Radiohead - All I Need
via FoxyTunes

No hay comentarios: