miércoles, 4 de noviembre de 2009

De ridículo a patético.

Hay gente tan, pero tan ahueoná, que cuando despiertan, juran que son felices. O sea, les das la mano y te pasan la pata y se echan y son feliz. Les sueltas la pata y se deprimen.
Hay gentan tan, pero tan ahueoná, que cuando hablan, juran que son felices. O sea, te hablan un ratito con huevás mega rebuscás y procesadas por años y te prometen mar, tierra y cielo. Si les dijiste que no, usan los más bajos recursos para salvarse.
Hay gentan tan, pero tan ahueoná, que cuando un juego comienza, juran que son felices. O sea, le pones la reglas, las etapas que tienen que pasar y juran que el juego se volvió realidad. Y al final aparentan huevás que ni siquiera saben cómo se aplican en realidad.
Hay gentan tan, pero tan ahueoná, que cuando les das una farsa, juran que son felices. O sea, dentro de sus patéticas vidas que ellos mismos crean, les das una mentira y se tiran de guata a ella y te la compran completa.

Después de ver tantas veces lo mismo... ¿cómo no voy a creer que está repleto de ahueonaos mire donde mire?
En todo caso -y no necesariamente aplicándolo al contexto de esa conversación-, alguien me dijo ayer: "Si pa eso están po, si no, ¿a quién aplastamos? Tiene que haber gente huevona".

Exacto: tiene que haber gente huevona.

Because u can't cheat a cheater, because u can't lie a liar.












(y las piedras, a quienes le caigan *-*)

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