domingo, 4 de enero de 2009

Pozo.


Es, de nuevo. Ocurre, pasa, desde que abro los ojos. Como un fantasma que persigue, como si de la parca se tratase. Y está, frente a mí nuevamente, y yo, pensando que estaba más fuerte, que estaba en un punto tan alto, estoy de rodillas indefenso. Vulnerable. Patético.

Siento un frío, un residuo de tantas cosas en mis manos. Me siento vomitivo y asfixiado, como lento, dentro de un cuadro que se mueve a una velocidad acelerada. Tengo tanto miedo y no sé por qué. No sé que es lo que estoy sintiendo.
Tengo la cara húmeda y hecha mierda. Rota y trizada, con puntadas y los ojos sumergidos en negro. Un negro verdoso, casi moho. Siento que no puedo pararme, que estoy postrado, sin fuerza, sobre mis rodillas gastadas. Sin ligamentos, con huesos porosos y la carne al rojo vivo.
El verse en el espejo es fatal. Aunque el resto no ve nada.
Nada.

Puedo oír el eco. Son mis manos, son mis pies remeciéndose entre el concreto vegetal y mojado. Hace un tiempo creí escuchar mis palabras rebotando contra este cilindro bajo tierra. Pero de eso ha pasado tanto. Seguramente mi garganta se pudrió, o algo así.

Me siento un monstruo. Es todo tan tétrico. Tan solitario, tan enfermizo. Siento sus bocas disparándome y todo me llega, todo entra a mí, dejándo huellas y olores y sentimientos que no quiero recordar. Todos arriba, sólo yo mirando desde abajo, como enterrado prematuramente, pero no es así: fui arrojado aquí, no es mi voluntad. Estoy obligado a pudrirme en el agua negra y amarga y entre el concreto con tierra y malezas.
Me siento demasiado enfermo, mal. Pálido y frágil.

Todo tan absolutamente frágil... todo tan trizable. Si no deseo ver esto, ¿por qué demonios estoy aquí? Silencio, ruido de la noche; hay una voz que canta algo a lo lejos, pero creo que ya no sé distinguir las palabras, ya no los puedo entender.
¿Mi vida es así? ¿O es sólo un reflejo del momento, de la situación?
No quiero contestar... ¡NO QUIERO CONTESTAR!

Están cerrando con maderos la entrada de, lo que parece, será mi morada. Martillos y clavos. Algunas astillas caen sobre mi rostro. Me desfiguran aun más.
Una quedó entre abierta, aun se cuela una mínima de luz, el último rayo que podré ver hasta estar totalmente hecho nada. Hasta ser un recuerdo de mi forma.

No sé porque es que todo esto vuelve a suceder... No sé porque caigo sin sentir siquiera el aire.
No entiendo porque hoy vuelve a ser como solía ser.

Mierda.


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Now playing: Radiohead - How to Disappear Completely
via FoxyTunes

3 comentarios:

Anónimo dijo...

I like your blog

[Shein] dijo...

I love your spam :3

Esebloguero dijo...

De pronto, me recordó a El Aro, creo que es la descripción, de quedar encerrado en el agua, con moho, etc.
Saludos.