viernes, 12 de septiembre de 2008

Humo de luna.

Y ahí estaba él: cuando se levantó, ya era tarde. Y, en todo caso, él siempre despierta cuando es demasiado tarde. Cuando todos empiezan a arroparse y dormir, él comienza a abrir los ojos.
Cuando, para él, todo está más claro.
Caminó un poco por esas escaleras que rechinan, como antiguas, hasta dar con el piso helado y frío bajo sus pies. Una taza de leche, algo de pan, para poder llenar uno de los tantos vacíos.
Al menos, el más fácil de llenar.

Lo noche era eterna. Un claro en el cielo con círculos en la luna. Esto era un deja vú, ya había pasado antes.
Una banca, el cielo y un cigarro. Ni los grillos cantaban a esa hora. No había nadie, todos dormían.
Vio un columpio, pero antes de pararse y mecerse en él, pensó que era demasiado, que sobrepasaba la realidad, que sería muy pasado a películas.
Desistió.

¿Qué le quedaba hoy? Evidentemente más que ayer, o estaría mintiendo. Quizás un poco menos.
No era un gran atado, no big deal, pero, de alguna manera, era lo mismo de siempre.
Ese era el asunto, la paradoja y la mentira: hoy no era lo mismo de siempre, pero tenía ese gusto, ese aliño, que no separaba el hoy del ayer.
Momentos de felicidad, momentos malos, ratos de desesperación y otros de descontrol. Una rutina ya aprendida de memoria. Fácil de recitar.
Entonces, se preguntaba de nuevo: ¿cual es el atado?
La respuesta no era tan difícil. El atado es que hoy, lo de hoy, tiempo corriente, ahora, terminará igual que siempre. Supone, eso cacha, quizás lo huele.
Aunque su nariz no es muy buena.

Eran las 4 y 26 cuando volvió. Cerró la chapa de su casa y subió la escalera para tratar de dormir, o ver un película. En silencio, como siempre. Con esa costumbre que adquirió hace mucho de caminar sin hacer ruido, mimetizado de negro en la oscuridad de una casa que duerme. Completo silencio que se mantiene hasta que amanece y ese sueño que le rehuye lo fuerza a tratar de dormir siquiera un poco.
Cerró la puerta de esa pieza que ha ocultado tanto y que ahora huele a tabaco. Y, entre medio extasiado, perdido y somnoliento, se sentó en el computador y tecleó:

I'm losing everything.
I'm just a winner who's losing everyday.
And I don't know lose. But, somehow, I'm losing everyday.
But, in fact, that's ok.
It have sense to me.
But I don't ask to you to understand that, because I know that I'm weird.
I know that I'm strange.
And I know, that your life and my life... will never meet.

Y luego, sin darse cuenta de que nunca se cambió de ropa ni apagó la pantalla de su computador, se durmió...




-Ok, ok, basta de mí, me carga hablar de esto. Cambiemos de tema:
¿Qué hay de ti? Cuéntame,

¿Qué hay de ti?



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Now playing: Lucybell - Cuando respiro en tu boca
via FoxyTunes

2 comentarios:

i s o l é e dijo...

que loco, ese eres tú :O? a ver, que hay de mi... no se me ocurre que responderte :B oye, a lo que me refería en mi bloggi era que en 70 días (hoy 69 e.e xD) salgo de clases :D y descontando fin de semanas, feriados y cosas así, son 45 días!!! y salgo y no vuelvo nunca más al colegioasqueroso. eso po, entendió? correcto? xDD jajaja saludos shein, me caes bien bloggermente :B

Anónimo dijo...

Me gustó mucho, lo disfruté. Justo estaba pensando, escribiendo y respirando humo de Luna. Y también voy a prenderme un cigarro ahora. Gracias por hacerme pasar un buen momento colega!