sábado, 31 de marzo de 2012

Parece que viste un fantasma.

Podría pecar de previsible, pero da lo mismo. Tampoco soy culpable de nada. Punto uno, no es que no quisiera escribir, no podía. Punto dos, sigue siendo extraño que a pesar de que uno crea en algo toda la vida, de repente te aburras de tener razón. ¿Cuánto me demoré? Un minuto cuando veía al suelo, más o menos. Bueno, era así la cosa, minutos más, minutos menos, toda una orquesta coordinada para que las cosas ocurran.
Debía pasar, yo cacho. ¿Para qué? Ni idea. Darme cuenta de algo, quizás.
Eso es lo curioso. Sé y no sé.
Y vi un fantasma, pero no sé si yo fui visible también. A lo mejor fui transparente, tendría sentido. Y eso que creo que ahora soy un poco más opaco que antes, y no es por el sol.
20 minutos de querer escribir como bestia, pero imposible: había cedido mi asiento.
Ver todo y ver nada.
¿Se cacha?
Hay gente que está y no está al mismo tiempo.
Yo no sé, pero lo que sí sé es que yo no era un fantasma. Yo estaba allí.
Quizás sí, estaba allí: solo, como en casi todos mis viajes en metro.
La realidad es siempre, siempre, SIEMPRE, más extraña que la ficción.
Eso está claro.

O está más o menos claro, hasta que pasa.

martes, 7 de febrero de 2012

The machine is off?

Yo no sé qué decir o escribir, después de tanto que huir, tanto dolor concurrente, dentro de un sueño-

viernes, 2 de diciembre de 2011

No tengo nada que esconder.



Lo intento todo para ser
Mejor de lo que fui
De lo que fui hasta ayer.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Meanwhile: working the machine.

A veces me dedico a ver el espacio infinito como un bucle de tiempo que quedó encerrado en la realidad. La verdad de las cosas es que mi deseos se mezclan con el exquisito aroma de los problemas del mundo. Es esta vida y este mundo, esta cadena de coincidencias, de materia y acciones lo que provocó que hoy estuviera aquí.
Desde mi nacimiento no han sido más que coincidencias. Hermosas o lateras coincidencias.
A veces me gusta pensar en el destino, a veces sólo dejarme caer en que son las coincidencias y los errores los que suceden. A veces sólo pienso que es el destino disfrazado de coincidencias.
Nadie más que uno sabe lo que su corazón busca. Donde está su norte, cuál es su futuro diseñado en papelitos de cuaderno.

Pero, ¿qué más da? Si la vida sucede aunque nosotros no queramos. Las coincidencias están día tras día y son las personas y nosotros mismos los que aparecemos de vez en cuando buscando algo de paz.
Correr a algunos brazos, caminar por la playa o comer un cupcake; la vida tiene lo suyo.
Pequeño.
Nimio.
Escondido.
De uno.
Pero existe.

Y al final da todo igual y a la vez importa en demasía.
Al final, en la noche, sólo resta soñar.
Y desear la mejor de las suertes.


Little memories, marching on
Your little feet, working the machine
Will it spin?, will it sore?
My little dream, working the machine...




lunes, 14 de noviembre de 2011

Because some people are black birds.





Blackbird singing in the dead of night
Take these sunken eyes and learn to see
All your life
You were only waiting for this moment to be free.

viernes, 7 de octubre de 2011

Capital.

Las calles, llenas de rocío, frío y tonos pasteles. Santiago se me hace chico, lleno de estímulos, mientras mi pelo largo se enreda en la puerta mal cerrada del transantiago. Debería cortármelo. Hace rato que quiero.
El olor es familiar, el lugar no. Estoy distante, mucho más allá, de donde me manejo. Estos no son mis territorios. Menos.

Cierro mis ojos para sentirme solo unos momentos, conmigo. Tratar de encontrarme y tratar de seguirle buscando paz a mi alma. En volá.
Los árboles y el pavimento se mezclan, perdiéndose a lo alto en una nube espesa que suelta tímidamente gotas que van delineando una textura sobre la ciudad. Un ruido me hace abrir los ojos: se abren las puertas y me bajo.
Estallan los colores.
Las formas.
Los universos.
Los sentimientos.
Los comentarios.
Los deseos.
La vida.

Y sé y no sé. Es un extraño y compacto espacio, una exquisita entre-pieza de nada, entre ambas caras de una misma moneda. Miro hacia ambos lados y no sé qué escoger. Y busco, dentro de mí, esos momentos que me harían crear. Y no sé, encuentro, pero no los puedo articular.
Cierro los ojos y me concentro en un punto exacto, el culmine de la felicidad. Y juro que sonrío y de la nada, aplausos.
Me largo a aplaudir, también.




Los matices de los neones y los rebotes en el smog tiñen la ciudad como si una aurora boreal cayera en forma de pintura. Los pavimentos se iluminan como si fueran la pista de baile de un local donde tocan música disco. Los árboles brillan en su verde casi de luciérnaga y yo fascinado con sus reflejos en la ventana de la micro. La noche empieza y la lluvia se suma. El horizonte no existe y es como si Santiago estuviera construido justo debajo de las nubes. Me dan ganas de cantar los Bunkers, pero ya no queda nada y tú no estás.

Metro, gente, calles. Quisiera caminar solo. Quisiera perderme por el centro, Los Leones, Ahumada. Visitar el City de nuevo. Caminar la Alameda como por el 2009 y que me duelan las patas, pero sentirme tan lleno y tan feliz.
No estoy mal.
Melancolía se le llama, no más.

[Silly title here]

If I look back, if I try to read all my story and review all my deepest dreams...
I must say it was wonderful, after all. In some way, one of the best thing of my whole life.