Es este estado, este sentido inconexo y poco apegado a la realidad; estos sueños que poco tienen de onírico, incrustados como cataratas en mis ojos, nublando la realidad. Es esta incandescencia que siento en el alma, este tirar en los brazos y la grava en los pies lo que me hace caer. Sentarme, acostarme, taparme.
Música, fuerte. Coldplay, Radiohead, Entwine, Incubus, Foo Fighters. Joy Division, Placebo, The Beatles, Oasis.
No se apaga, no tiene switch. Cada vez que sucede, la angustia invade lo más dentro de mis entrañas. Es cargante no poder controlarlo o enfocar todo este asunto en juegos, trabajos, música o alcohol.
Una vez que me atrapa, no sale hasta que se calmó. Es así desde que años tengo.
Soy un tipo que no sabe lidiar con saber y hacerse el hueón.
Soy un tipo que no sabe lidiar con querer y no tener puta idea.
Soy algo entre el equilibrio y el sacarse la chucha.
La noche gira y gira, apilando canciones como donde pasó un tornado. El corazón no calla, la mente tampoco.
Los datos parecen triviales, siento como si los recuerdos me estuvieran siendo arrebatados.
Y no me gusta, no me agrada, no es la sintonía. No es no. Y el silencio es peor.
¿Cuántas veces deberé estar en la misma situación, en la misma habitación, con las mismas palabras trabadas en la boca, esperando que alguien se de vuelta a siquiera mirar?
El mundo no para de cambiar.
Y yo me sigo quedando atrás.
miércoles, 30 de marzo de 2011
No button to stop.
No se procesó por
[Shein]
siendo las
21:29
0
Levanta(n) la mano.
Me suena como a Realidad
domingo, 20 de marzo de 2011
Quickly.
-What was the very reason that Dana Gray couldn't die?
-Why?
-Because she needed to be here to save those people's lives.
-You think it was her destiny.
-Well, destiny, fate. Jung called it synchronicity, the interconnectedness of apparently unrelated events.
Si me perdiste, no fue tanto por el destino: fue porque prometiste estar aquí y te has ido.
No se procesó por
[Shein]
siendo las
7:35
0
Levanta(n) la mano.
Me suena como a Quote
domingo, 13 de marzo de 2011
Jaque.
La brisa no me calma. Roza mi piel mientras el auto avanza sin que nada lo detenga.
El sol está fuerte y siento como taladra mis ojos a través del parabrisas y de los lentes del sol.
El campo es el campo. Nada de analogías ni metáforas. Por ahora, por hoy, no siento que me relajo ni nada. Ni los árboles meciéndose ni las praderas, ni los pájaros volando. Por alguna razón lo que sería sinónimo de anti-stress me parece nada. Un campo abierto y vacío, intocable e intachable que no parece perfecto. Y tampoco lo es.
La rutina volvió, dicen. Y me siento como tal. Rutinario y persona-de-sistema. Un número reemplazable dentro de la sociedad. "Bonito", sure.
Al frente de mí, un tipo arrea unas vacas. Un hombre y su hija están sentados en una especie de paradero de madera. El tipo no parece tener más de 38 años y la niña -no mayor de 7- le dice al papá colores, diciéndole que le adivine "quién es". El tipo no la pesca mucho: mira para los lados, no la infla; busca los potos de las minas que pasan. En el fondo, se nota que el tipo no quería ser papá. Menos que esta era la vida que quería. Seguramente a sus 38 hipotéticos años, está pensando en donde debería estar. O qué es lo que debería haber alcanzado para ese momento. Quizás lamentándose por no tener plata y estar carreteando como rockstar y tonteras así. Lata que la vida no es nunca la que quieres. Y ahí hay un asunto.
Un serio asunto.
Uno quiere y no quiere cosas en su mundo. Uno espera tener lo mejor para este mínimo -a veces largo, latero, extenso, retardado, en slow motion, pero siempre igual corto- tiempo de vida: la mina perfecta, la plata, la casa, el auto, los "amigos" -comillas-, las experiencias, los conocimientos y tantas otras estupideces que puedes sacar de cualquier encuesta. ¿Pero qué pasa si ni siquiera sabes donde va tu micro? ¿Si no sabes qué es lo quieres, lo que te mueve, lo que te llena? ¿Qué pasa si quedas varado en el campo más aburrido de tu existencia?
Hay gente que dice que lo peor que te puede pasar en la vida es no saber lo que quieres. No tener ni motivación ni pista siquiera de donde vas a terminar mañana.
Nada que ver.
Lo peor que te puede pasar en la vida es saber exactamente qué es lo que quieres. Ese es el peor caso, la peor situación posible. Porque en ese caso, si fallas -si te mandas un condoro y te cagas tu futuro o whatever; si nada pasó como debía pasar o todo estaba pasando y de un momento a otro acabó-, si no lo consigues: cagaste. Fuiste, finito, capút. Nada más que hacer, compadre. Hasta aquí llegamos.
En cambio, si no sabes donde vas, lo que quieres en tu vida, te mantienes vivo, sobrevives. No sabes que lo que buscas, así que lo que llega lo tomas o lo descartas. Mutas, cambias, te adaptas a lo que pase y te sostienes del momento y de lo pasajero.
Pero me carga esa gente, ese tipo de gente. Al final, sobrevives, pero todo termina siendo insignificante y desechable: la gente, las casas, los lugares, las vacaciones, tu familia, tu propio cuerpo, tu dignidad, tu felicidad -la palabra fe ni cabe-. El problema es ese: no sé bien lo que quiero, pero sé que no quiero ser como ellos. Es una paradoja, quizás, y también un problema sin solución aparente. Un Jaque, pero no Mate. Es un problema que me había planteado, pero nunca con tanta frecuencia, ni con tanta potencia.
Es esto: este vaivén, este sentirte a la deriva y sin nada de donde agarrarse lo que provoca cuestionarme si voy donde debería ir. Siento que estoy en el medio del mar y no sé si tratar de nadar a tierra y rendirme de una y dejar de flotar. Esa era la palabra: flotar. Ahí está: no tengo los mismos cables a tierra que tuve alguna vez.
Extraño tanto y la vez tan poco. Estoy confundido de no poder expresar mis propias confusiones y estoy expectante al tratar de dilucidar si lo que sucede es o no verídico. Si es que algo es real. Porque siempre que tengo algo que parece seguro, al final pasa que no y son los propios hechos los que hablan. Ni siquiera son las dudas: son los cambios, los status, las sorpresas que te encuentras después de despertar las que te susurran en la oreja que te aferres con cadenas o te llevará la corriente.
Antes pensaba que "que colgara una nube sobre mí" era lo peor.
Ahora pienso que ni siquiera yo esté colgando de algo es lo peor.
No cuelgo: estoy a la deriva.
Not a good day for an epiphany.
It barks at no one else but me
Like it's seen a ghost
I guess it seen the sparks a-flowing
No one else would know
Hey man slow down, slow down
Idiot, slow down, slow down
Sometimes I get overcharged
That's when you see sparks
You ask me where the hell I'm going
At a thousand feet per second
Hey man slow down, slow down
Idiot slow down, slow down
Hey man slow down, slow down
Idiot slow down, slow down
No se procesó por
[Shein]
siendo las
14:57
1 Levanta(n) la mano.
Me suena como a Historias cortas., Música, Never Forget, Realidad
jueves, 3 de marzo de 2011
Ago.
Y el tiempo pasa y pasa y yo aun no lo entiendo. Llámame lento, pero la cosa es así.
Esto de no poder borrar nada mata, lentamente. Si retrocedo y me doy el lujo de revisar los detalles veo como todo se transforma al paso de los años y yo sigo inerte en el tiempo.
Cambios, cambios, cambios, cambios, más cambios. Nada se detiene, siento el mundo girar y sus voces en susurros y hasta los grillos esperando algo más.
Nada salió como lo esperé. Para bien o para mal, los asunto de la vida nunca se pusieron de acuerdo conmigo.
Las pruebas están en todos lados. Incluso este mismo blog es una huella de tiempo comprimido en letras y pegadas en la internet. Un crudo y muy fiel reflejo de lo que fui y soy y todo lo que perdí.
Estoy cansado, no quiero más.
Ojalá pudiera ordenar mi vida.
Curioso que cuando algo cambia ya no vuelve a ser lo mismo.
Y ahora mismo ya todo cambió.
Estoy cansado, demasiado. Mareado a mil, alterado. Pausas, intermedios, arranques de ira por un poco de sanidad mental.
¡Cresta! Debería estar rompiendo mi cabeza en el pavimento en este momento.
Quebrando todo fragmento de memoria, de alma, de recuerdo, de vivido, de juego.
Such a life.
Estoy mareado, quizás voy a vomitar.
No se procesó por
[Shein]
siendo las
8:51
0
Levanta(n) la mano.
Me suena como a Recuento
sábado, 19 de febrero de 2011
Desde lejos.
Un bolsón con agujeros
Duro de cargar hasta el final
Mejor cerrar la boca
Las palabras ya rebotan
En paredes que no
puedo ver
Deberás creer en nada
para ser feliz mañana
reza y no trates de entender.
La vida cobra tantos sentidos distintos cuando no estás en tu hogar, tu ambiente, tu sitio -aun con la ironía de sentir que no es donde perteneces-.
Flashes mentales. Uhm...
Creo que este hotel me hace recordar cosas que sólo estaban presentes cuando estaba fuera.
No quiero comenzar este ciclo otra vez.
Pensamientos a suprimir.
Mejor dormir.
No se procesó por
[Shein]
siendo las
3:50
0
Levanta(n) la mano.
Me suena como a Música, Paréntesis, Realidad
viernes, 28 de enero de 2011
Insomnio incoherente.
Las mañanas ya casi siempre me parecen iguales. Las mañanas parten con Friends y las noticias aparecen tipo las 8. La ventana semi-empañada ocultando una día que se levanta medio nublado. Quizás, con algo de suerte, algo de Coca-cola queda en la botella. Siento mis pulmones hinchados en humo, contraído. Siento mis ojos pesados, pero el sueño me repele. Una vez escuché a alguien que dijo -o quizás lo leí- que cuando uno soñaba se metía en el mundo perfecto. Creo que me sucede todo lo contrario.
Hoy me levanté -no me acosté- con la cabeza revuelta. Como si mi cerebro fuese una olla a presión con agua hirviendo. No veo salir el vapor. Siento como si las venas de mi frente se hincharan, casi como anunciando que mi cabeza quiere hacer corto-circuíto. Tengo miedo, yo cacho. Tengo lata. Tengo y tuve todo y siento como si fuera nada.
Veo los callos y cortes y las uñas mordidas de mis manos y es como si todo lo que ha sucedido hasta hoy es un mero capítulo de una serie que no vi más. Todo lo pasado y el hoy son como nada. Como si hubiera estado durmiendo, como si lo hubiera inventado en mi cabeza, jugando con mis peluches. No sé si lo que sucede conmigo es algo permanente o es algo que salta de a poco. Pensaba que ya menos que antes.
Pensaba que a mi cabeza le era más fácil ocultar. Olvidar no es una opción, ocultar y hacerse el hueón era la fórmula perfecta. Era.
Me veo al espejo y tengo unas ojeras gigantes. Miro mi pelo largo y me pregunto todo lo que han visto, todo lo que han sentido y todo lo que ha pasado y que nunca volverá a pasar. Miro mis ojos y noto que las venas no están hinchadas como pensé. Están algo rojos. Ojalá tuviera Clarimir.
Caché, de la nada, divagando, extraviándome; que tengo tantas cosas que preguntar. Lo penca, lo lata, es que son ese tipo de preguntas que no debo hacer. De esas que sólo deben quedar entre tu pensamiento y el inconsciente. Preguntas que cansan, latean, aburren, extinguen, absorben de una manera tan enferma que las preguntas más importantes de la vida parecen ser triviales. Y creo que me están consumiendo y me da esa especie de paranoia de preguntar: A ver, con quién es tu lealtad, ¿conmigo o con quién nunca te aportó nada más que la mano una vez que salió una problema tan mínimo que duró menos de un mes?
Ya no sé en quién contar. Pero eso no es lo que pasa, es una consecuencia. No, no es el problema: es el residuo.
Supongo que cuando un alma es fracturada, no se vuelve a unir. Y si es que sana, no sana igual. Supongo que cuando uno es traicionado o herido o golpeado, nunca vuelve a ver un mismo evento similar como algo seguro. Siempre hay algo escondido, una paranoia, un sentimiento perseguido que no te deja pensar igual. No te deja disfrutar, vivir, respirar igual.
Sea lo que sea que suceda conmigo, no me gusta. No me agrada cerrar los ojos y despertarme de súbito con las mismas caras incrustadas en el interior de mis párpados, recordando todas esas canciones y lugares y seres extraños, en situaciones cuáticas, en días memorables que ahora no tienen significado alguno. No estoy de acuerdo con, cada tanto, sentir que todo lo que camina es mi enemigo y que todo lo que sucedió alguna vez murió conmigo y que la vida, para siempre, nunca más, hasta que de mi último respiro en esta puta tierra, sucederá.
¿Tan poderosa es una decisión?
¿Alguien mide, alguna vez, las consecuencias que tienen?
Me siento torpe. Me siento niño.
Siento que la vida ha avanzado tanto, que el cronómetro ya ha marcado tanto y yo recién estoy terminando de leerme el manual. Y, aun así, si me hicieran una prueba ahora mismo reprobaría.
Es simple: no tengo salvación, nunca me podré acomodar a la realidad.
Piensa en las cosas que te hacen sentir
cada segundo vivir o escapar
Este momento y la gente al pasar
Sientes por dentro que todos se van
Sientes por dentro que todos se van
Sientes por dentro que todos se van…
No se procesó por
[Shein]
siendo las
8:54
1 Levanta(n) la mano.
viernes, 7 de enero de 2011
De la fuerza.
Si pudiera ser sincero un momento, quedaría la escoba. Estoy seguro. Lo que pasa es que uno siempre anda con sus secretos y todas esas cosas que uno tapa para que nadie sepa donde atacar. Con el tiempo me he dado cuenta que eso de la confianza y todo lo que conlleve, es una cuestión complicada, sí, pero más que eso: es un punto de no retorno. Es como ser un superhéroe y llegar y contarle a alguien que la kriptonita es tu debilidad. ¿Qué pasa si esa persona se transforma en tu némesis? Todo eso que llevó a formar un lazo, una relación, una amistad, lo que sea; todo lo "bonito" y "buena onda", lo agradable, los ratos que estuviste tirado en un sillón conversando se transforman en la flecha que ahora tení atravesá en el pecho. Algo así.
Tampoco es por ser paranoico, pero así es. No es la última vez que pasará.
Antes era muy curioso. Mucho más de lo que soy ahora. Siempre salía mal, pa-trás, herido, lateado. Todo, lo que en el fondo se oculta, es porque no debería ver la luz jamás. Y eso cuesta entenderlo. Con eso de la confianza y de querer saberlo todo, de querer compartir, de saber que las caras que uno ve son las reales y que no hay nada abajo que pueda pinchar y cortar; uno esperar que no hayan secretos sucios, oscuros, rastreros.
Pero la mayor parte del tiempo los hay. Y más vale hacerse el huevón que estar decepcionado todo el día. Por eso aprendí a mitigar las ganas. A buscar menos, a hacerme el sordo, a no ver.
Es eso o cerrarme permanentemente a la idea de poder contar con gente real y con lazos reales.
Comillas: "reales".
Hace un rato revisaba, daba vueltas. Pasó lo que podía ocurrir. Filo, supongo. Podía pasar.
La cuestión es que no sé de qué va todo esto. No sé qué tanto de antes y de ahora ha mutado en mí. Por la cresta, si hay algo que es cierto es que siempre he sido sincero. Y ahora que me acordé de un par de cosas, pienso que la gente jura de guata que olvidé todo y todo lo que habré dicho alguna vez. Y no, -a veces benditamente, a veces todo lo contrario- no se ha ido nada. No he olvidado las promesas del año pasado, las del anterior, las del colegio. Las extrajeras y las locales. Las a cara o en escrito. Las camufladas en algún cuento que escribí.
Igual no es fácil. No es fácil que algo pase y uno trate de saber cómo reaccionar. Y a veces aunque uno eche de menos o lo que sea, no es tan fácil perdonar. O siquiera volver a decirlo por algo de sanidad mental. Cualquier cantidad de gente que se ha ido o uno ha sacado de su vida por equis motivo y que en el fondo nunca volverán. Y gente que llega todos los días y aparecen y no tantos se quedan como solían quedarse antes. Mientras más pasan los años, más aumenta el handicap de la vida, yo cacho.
A veces me gustaría ser ermitaño y ahorrarme todo esto de las relaciones humanas. Con algunos lo paso bien, sí, pero nada me garantiza salir perdiendo mañana. Supongo que si lo intento, si sigo tratando de confiar -que a veces sucede, no lo niego y me asombra, mucho, demasiado y agradezco ene cuando pasa- es porque trato de sobrevivir. Experimentar, en el fondo, es porque supongo que mientras más complicado, aprendo más.
Es curioso, pero hablando de esto imagino cómo se borran las palabras que alguna vez habré dicho a alguien, esfumándose en humo de los cigarros que se van apagando y cómo se queman las palabras y letras que habré puesto en papel, ahora en el fondo de una pira, borrando el testimonio de lo que haya pasado.
Tantos platos rotos, tantos.
La vida es extraña y no la entiendo.
La gente es extraña y no la entiendo.
Nunca entenderé porque arman tantos enredos en sus vidas y ahogan sus alegrías en vasos de agua, creando tormentas, olas gigantes y arrasan con todo futuro, todo presente. Nunca entenderé por qué cuando son felices salen huyendo.
A veces me gustaría volver, retomar, hablar un rato, hacerme como si nada hubiera pasado, pero mi propia dignidad, mis ganas de querer avanzar, mis ganas de querer crecer y aprender y, por sobretodo, superarme, me hacen todo más difícil de aceptar. "A buenas razones, buenas repuestas. A preguntas cortas, repuestas cortas" Como leí por ahí.
Quizás el mañana es más claro. Quizás la vida se pega una vuelta y todo mejora.
Quizás hoy ya se está sembrando lo mejor.
Sería bueno.
Los fantasmas me siguen persiguiendo, pero ya no me asustan. Hay que avanzar.
Los ciclos se repiten, las rotondas interminables donde uno se queda de por vida. Pero, a veces, uno de tanto dar vueltas agarra vuelo y sale impulsado fuera de la rotonda. La cuestión, la pregunta, es la siguiente:
¿Es mejor arriesgarse en lo conocido de la rotonda, o cruzar los dedos esperando que donde uno caiga será mejor?
Siempre se puede estar mejor, dijo el optimista.
Siempre se puede estar peor, dijo el pesimista.
Siempre se puede estar no más, dije yo.
No se procesó por
[Shein]
siendo las
1:54
0
Levanta(n) la mano.
Me suena como a Never Forget, Paréntesis, Realidad