jueves, 7 de abril de 2011

The right place at the right time.

Dicen -y vi en una serie hace un rato- que todo lo que te sucede es porque el universo se pega giros bruscos para que estés donde tengas que estás en el momento adecuado.
Si fuera así, significa que los 195 minutos en los que debí estar en clases se alargaron en 210 porque yo debía evitar que pasar ese camión enorme que cortó el transito 15 minutos antes, para así poder llegar y tomarme esa cerveza y luego juntarme con alguien y después ir al metro y perder el número porque debíamos hacer más tiempo para cuando al salir de la otra estación nos encontráramos con alguien más y luego salir de su casa y comernos esa hamburguesa que tenía demasiadas ganas de comer ese día y con grata compañía; por ejemplo.
Puede ser. La cosa es que si es así, los movimientos mega-macro-cósmicos son realmente extraños, por decir menos. Eventos que no me calzan del todo bien, como si fueran poco lógicos o algo así. No, nada malo sobre ello. De hecho, una parte de ello ha sido bastante grata. Es esta otra parte, la algo más tediosa y que viene desde hace harto más la que aun no entiendo qué papel juega en todo esto de el-lugar-perfecto-a-la-hora-indicada. Shit happens, pero fuera de eso: aun no entiendo donde va todo. Donde quedará el punto final de donde debí estar y a la hora que debí estar. ¿Y si ya pasó? No sé, para qué ser tan pesimista.
Divago, retomo: la cosa es que quizás me emociona un poco saber que si toda esta teoría es correcta, pensar donde estaré. Y qué hora será. Si es que sucede, debo agregar un memo mental:

Pasó, ve la hora.

Listo.
Quién sabe qué cresta tendré que hacer o qué más pasará para que eso suceda. Supongo, y me imagino, que debe ser algo bueno para que tanta agua haya pasado bajo el mismo puente reconstruído tantas veces.
Y aunque me emocione pensar que calza con mi forma de ver la vida, supongo que también debo tomar lo otro que se dice: "Disfruta el viaje". Y aunque el viaje a veces se vea demasiado opaco, y que este blog se llene de tantas entradas negras en el futuro, debo admitir que a veces el viaje trae sorpresas. Buenas, malas, irónicas, bobas, brutales. Tampoco ha sido un viaje tan malo. Además, cuando llegue al final de la historia podré contarla de nuevo, pero esta vez, sabiendo todos los extraños detalles que provocaron EL final.
Por ahora, y supongo que como recordatorio propio también: siempre se puede mejorar. Nunca es tan tarde, y si te esmeras mucho, puedes obtener otra oportunidad más. La cosa es quererlo, creo.
Mejor dormir y dejar que este pensamiento random se vaya conmigo a la cama.
Quién sabe, quizás cuando despierte mañana muerto de sueño y con ojeras y lagañas en mis ojos, aun me la crea.

Ojalá que sí.

lunes, 4 de abril de 2011

>implicando que tenga ideas.

Iba a escribir algo, pero nunca supe bien qué quería que saliera.
Quizás mañana.
Lo que sí tengo claro es recordar esta frase que dije hoy:
"Siempre pienso en los diálogos primero".
No tiene importancia, ni significado, para nadie más que para mí.
Y es cierto, totalmente verdad.
No sé qué quería escribir ahora, pero sé que algún día lo haré.
También sé que dije algo alguna vez que haría si alguna vez escribía algo grande.
Y aunque no tenga significado ahora, o en aquel entonces -que muchos años más pueden pasar- lo haré.
Promises are promises.
Porque si yo no las recordase o yo no las fuera a cumplir, quizás se perderían para siempre.
Mal que mal, he contado millones de veces por qué comencé a escribir.
Lo que no todo el mundo sabe es qué me alentó a seguir haciéndolo.
Y eso, queda para mí.
Uno de los tesoros secretos que se quedan dentro de la boca, de la tinta y del alma.




Anyway.
Mañana algo saldrá.

miércoles, 30 de marzo de 2011

No button to stop.

Es este estado, este sentido inconexo y poco apegado a la realidad; estos sueños que poco tienen de onírico, incrustados como cataratas en mis ojos, nublando la realidad. Es esta incandescencia que siento en el alma, este tirar en los brazos y la grava en los pies lo que me hace caer. Sentarme, acostarme, taparme.
Música, fuerte. Coldplay, Radiohead, Entwine, Incubus, Foo Fighters. Joy Division, Placebo, The Beatles, Oasis.
No se apaga, no tiene switch. Cada vez que sucede, la angustia invade lo más dentro de mis entrañas. Es cargante no poder controlarlo o enfocar todo este asunto en juegos, trabajos, música o alcohol.
Una vez que me atrapa, no sale hasta que se calmó. Es así desde que años tengo.
Soy un tipo que no sabe lidiar con saber y hacerse el hueón.
Soy un tipo que no sabe lidiar con querer y no tener puta idea.
Soy algo entre el equilibrio y el sacarse la chucha.

La noche gira y gira, apilando canciones como donde pasó un tornado. El corazón no calla, la mente tampoco.
Los datos parecen triviales, siento como si los recuerdos me estuvieran siendo arrebatados.
Y no me gusta, no me agrada, no es la sintonía. No es no. Y el silencio es peor.

¿Cuántas veces deberé estar en la misma situación, en la misma habitación, con las mismas palabras trabadas en la boca, esperando que alguien se de vuelta a siquiera mirar?
El mundo no para de cambiar.

Y yo me sigo quedando atrás.

domingo, 20 de marzo de 2011

Quickly.

-What was the very reason that Dana Gray couldn't die?
-Why?
-Because she needed to be here to save those people's lives.
-You think it was her destiny.
-Well, destiny, fate. Jung called it synchronicity, the interconnectedness of apparently unrelated events.
-Fringe 3x17.

Si me perdiste, no fue tanto por el destino: fue porque prometiste estar aquí y te has ido.

domingo, 13 de marzo de 2011

Jaque.

La brisa no me calma. Roza mi piel mientras el auto avanza sin que nada lo detenga.
El sol está fuerte y siento como taladra mis ojos a través del parabrisas y de los lentes del sol.
El campo es el campo. Nada de analogías ni metáforas. Por ahora, por hoy, no siento que me relajo ni nada. Ni los árboles meciéndose ni las praderas, ni los pájaros volando. Por alguna razón lo que sería sinónimo de anti-stress me parece nada. Un campo abierto y vacío, intocable e intachable que no parece perfecto. Y tampoco lo es.

La rutina volvió, dicen. Y me siento como tal. Rutinario y persona-de-sistema. Un número reemplazable dentro de la sociedad. "Bonito", sure.
Al frente de mí, un tipo arrea unas vacas. Un hombre y su hija están sentados en una especie de paradero de madera. El tipo no parece tener más de 38 años y la niña -no mayor de 7- le dice al papá colores, diciéndole que le adivine "quién es". El tipo no la pesca mucho: mira para los lados, no la infla; busca los potos de las minas que pasan. En el fondo, se nota que el tipo no quería ser papá. Menos que esta era la vida que quería. Seguramente a sus 38 hipotéticos años, está pensando en donde debería estar. O qué es lo que debería haber alcanzado para ese momento. Quizás lamentándose por no tener plata y estar carreteando como rockstar y tonteras así. Lata que la vida no es nunca la que quieres. Y ahí hay un asunto.
Un serio asunto.
Uno quiere y no quiere cosas en su mundo. Uno espera tener lo mejor para este mínimo -a veces largo, latero, extenso, retardado, en slow motion, pero siempre igual corto- tiempo de vida: la mina perfecta, la plata, la casa, el auto, los "amigos" -comillas-, las experiencias, los conocimientos y tantas otras estupideces que puedes sacar de cualquier encuesta. ¿Pero qué pasa si ni siquiera sabes donde va tu micro? ¿Si no sabes qué es lo quieres, lo que te mueve, lo que te llena? ¿Qué pasa si quedas varado en el campo más aburrido de tu existencia?
Hay gente que dice que lo peor que te puede pasar en la vida es no saber lo que quieres. No tener ni motivación ni pista siquiera de donde vas a terminar mañana.
Nada que ver.
Lo peor que te puede pasar en la vida es saber exactamente qué es lo que quieres. Ese es el peor caso, la peor situación posible. Porque en ese caso, si fallas -si te mandas un condoro y te cagas tu futuro o whatever; si nada pasó como debía pasar o todo estaba pasando y de un momento a otro acabó-, si no lo consigues: cagaste. Fuiste, finito, capút. Nada más que hacer, compadre. Hasta aquí llegamos.
En cambio, si no sabes donde vas, lo que quieres en tu vida, te mantienes vivo, sobrevives. No sabes que lo que buscas, así que lo que llega lo tomas o lo descartas. Mutas, cambias, te adaptas a lo que pase y te sostienes del momento y de lo pasajero.
Pero me carga esa gente, ese tipo de gente. Al final, sobrevives, pero todo termina siendo insignificante y desechable: la gente, las casas, los lugares, las vacaciones, tu familia, tu propio cuerpo, tu dignidad, tu felicidad -la palabra fe ni cabe-. El problema es ese: no sé bien lo que quiero, pero sé que no quiero ser como ellos. Es una paradoja, quizás, y también un problema sin solución aparente. Un Jaque, pero no Mate. Es un problema que me había planteado, pero nunca con tanta frecuencia, ni con tanta potencia.
Es esto: este vaivén, este sentirte a la deriva y sin nada de donde agarrarse lo que provoca cuestionarme si voy donde debería ir. Siento que estoy en el medio del mar y no sé si tratar de nadar a tierra y rendirme de una y dejar de flotar. Esa era la palabra: flotar. Ahí está: no tengo los mismos cables a tierra que tuve alguna vez.

Extraño tanto y la vez tan poco. Estoy confundido de no poder expresar mis propias confusiones y estoy expectante al tratar de dilucidar si lo que sucede es o no verídico. Si es que algo es real. Porque siempre que tengo algo que parece seguro, al final pasa que no y son los propios hechos los que hablan. Ni siquiera son las dudas: son los cambios, los status, las sorpresas que te encuentras después de despertar las que te susurran en la oreja que te aferres con cadenas o te llevará la corriente.

Antes pensaba que "que colgara una nube sobre mí" era lo peor.
Ahora pienso que ni siquiera yo esté colgando de algo es lo peor.
No cuelgo: estoy a la deriva.
Not a good day for an epiphany.

It barks at no one else but me
Like it's seen a ghost
I guess it seen the sparks a-flowing
No one else would know

Hey man slow down, slow down
Idiot, slow down, slow down

Sometimes I get overcharged
That's when you see sparks
You ask me where the hell I'm going
At a thousand feet per second

Hey man slow down, slow down
Idiot slow down, slow down

Hey man slow down, slow down
Idiot slow down, slow down
Radiohead - The Tourist

jueves, 3 de marzo de 2011

Ago.

Y el tiempo pasa y pasa y yo aun no lo entiendo. Llámame lento, pero la cosa es así.
Esto de no poder borrar nada mata, lentamente. Si retrocedo y me doy el lujo de revisar los detalles veo como todo se transforma al paso de los años y yo sigo inerte en el tiempo.
Cambios, cambios, cambios, cambios, más cambios. Nada se detiene, siento el mundo girar y sus voces en susurros y hasta los grillos esperando algo más.
Nada salió como lo esperé. Para bien o para mal, los asunto de la vida nunca se pusieron de acuerdo conmigo.
Las pruebas están en todos lados. Incluso este mismo blog es una huella de tiempo comprimido en letras y pegadas en la internet. Un crudo y muy fiel reflejo de lo que fui y soy y todo lo que perdí.
Estoy cansado, no quiero más.
Ojalá pudiera ordenar mi vida.
Curioso que cuando algo cambia ya no vuelve a ser lo mismo.
Y ahora mismo ya todo cambió.

Estoy cansado, demasiado. Mareado a mil, alterado. Pausas, intermedios, arranques de ira por un poco de sanidad mental.
¡Cresta! Debería estar rompiendo mi cabeza en el pavimento en este momento.
Quebrando todo fragmento de memoria, de alma, de recuerdo, de vivido, de juego.
Such a life.


Estoy mareado, quizás voy a vomitar.

sábado, 19 de febrero de 2011

Desde lejos.

Un bolsón con agujeros
Duro de cargar hasta el final

Mejor cerrar la boca
Las palabras ya rebotan
En paredes que no
puedo ver

Deberás creer en nada
para ser feliz mañana
reza y no trates de entender.







La vida cobra tantos sentidos distintos cuando no estás en tu hogar, tu ambiente, tu sitio -aun con la ironía de sentir que no es donde perteneces-.
Flashes mentales. Uhm...
Creo que este hotel me hace recordar cosas que sólo estaban presentes cuando estaba fuera.
No quiero comenzar este ciclo otra vez. 
Pensamientos a suprimir.
Mejor dormir.