martes, 21 de diciembre de 2010

Eclipse.

En todo caso, si esto se llama eclipse, no es porque hable de él: es porque no se me ocurrió nada más.
Lo importante -y lo extraño- es que queda poco para terminar. Finalizar este año extraño de una vez por todas.
Sé que me quejo, pero tampoco debería tanto. No pasó tan mal como pensé. Tampoco fue de lo mejor. No supera el año anterior, en el balance general. Digamos que su nota, sin contar el último lapso que se viene ahora sería de un extraño 4.2. Lo único que ha salvado el promedio ha sido lo único bueno que ha pasado después de tantos quiebres -en general y en específicos-.
Lo que es extraño, lo que me causa curiosidad, es ¿por qué ahora? No entiendo. No tiene sentido ni tiene lógica. No me cuadra en lo absoluto. Y creo que fui más cortante de lo que yo mismo pensé que sería alguna vez. Pero no fue mi culpa.
Para nada, sé que yo no hice nada más allá de lo que siempre hice y que no pude seguir haciendo.
Es cuento viejo, sí, pero es parte de lo que me definió alguna vez. Harto. Digamos que tener un disco duro en la cabeza es algo que pesa hasta que se apaga. Ese es el problema: nada se olvida. Nada. Aun se mantiene lo bueno, lo malo, lo rescatable y los días que baneé de mi consciente. Más, si pasa esto.
Más si el hilo, la secuencia de eventos se reactiva después de.
Yo no cacho. Trato de bloquear los impulsos. No hay interés, no hay respuesta. No vivo a base de testeos.
Por muy cruel que pueda sonar.
En todo caso, el cruel en este asunto no fui yo.
Sólo traté de sobrevivir.

Ya no es noche, ya es de día y mis ojos acusan sueño.
Supongo -aunque algo extraño ocurra en el interior y todos esos pensamientos flotantes y gritones que se acumulan en el hemisferio derecho y que calan como punzadas y que se repiten y que son en widescreen, como en un cine- que es mejor dormir. Y dejar los días atrás. Las semanas, las horas, los recuerdos, los vestigios, los imperios, los países, las cicatrices -que duran para siempre- atrás.
Aunque sea lo más difícil que he hecho desde hace mucho tiempo.
Y se sabe -¿usted?- por qué es así.
Y yo nunca mentí. Así que tengo por seguro que sabe es así.



Estoy dando la hora. Ando puro hablando hueás.
¿O no?

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