sábado, 17 de julio de 2010

23:296:5:49:18 y contando.

Anoche la luna estaba menguante. Anoche, estaba, tratando de ver una película lo más relajado posible. Anoche estaba tratando de evadir todo de nuevo.

Los cigarros en el frío no me hacían de lo mejor, lo admito. Es curioso como pensé tan poco en lo que pensé sería el tema "mental" del día. Lo evadí, supongo. Hasta dormir, donde salió.
No puedo si no asustarme al ver algún diálogo de algún libro o serie o película que sea preciso. Ad-hoc, correcto, preciso. Me di cuenta, que, a pesar de cómo ha pasado el tiempo, todo lo anterior, lo que me ha formado y deformado, lo que ha estado escondido en mi memoria y todos los tropiezos; todo sigue igual de fresco. También, me di cuenta que sí pude ser feliz. A medias. siempre algo debe tambalear, supongo.
Me veo ahora y no puedo dejar de preguntarme cuándo será el día, el lapso, en que las cosas tengan un sentido. Ese día en que todos los entornos de mi vida, cada rincón, cada sutil ámbito sea correcto. Veo ese Facebook que me muestra imágenes de gente que parece estar en onda, bien, sanos. Con todo lo que podrían desear a sus 18, 19, 21, 23, 25 años. Ya van 23 años y nunca ha estado todo bien. Regular, mejor, decente. Una vez, incluso, casi en la cresta de la ola. Sintiéndome tan bien y tan poderoso y tan capaz. Y aun así, no era capaz de todo.
¿Cuál es el impedimento?
¿Cuál es la manía de ocultarlo todo?

¿Cuándo será el tiempo en que esté completamente tranquilo?

Es como si mirara mis cenizas y no renazco. No salgo, de nuevo.
Veo mi presente y sólo me queda esperar el caerme de nuevo. Y no saber cuales serán las consecuencias. O qué sucederá luego. ¿Vale, quizás, la pena seguir intentado?
¿Vale la pena seguir buscando lo que no tiene ningún nombre?
No sé donde quedó mi motivación. No tengo idea. Si repaso los 23 años, 296 días, 6 horas, 0 minutos y 24 segundos que llevo vivo mientras tecleo esto y los comparo -esa mala manía- con las vidas de los que tengo cerca y conozco y quizás aprecio, nada se parece. Las similitudes, están. Algunos roces en el camino. ¿Por qué todos -o la gran mayoría de ellos- encontraron su camino?
Aun no lo he hecho. Aun está todo tan frío que se siente como cuando partí.
Quizás, puede ser, nunca he pertenecido del todo acá. Lo he escrito millones de veces y la duda sigue igual. Me encantaría saber, creer, que la gente está destinada a encontrarlo en algún momento. Que la búsqueda principal queda despejada y que sí queda tiempo para las búsquedas para llenar el alma.
Puta, ¿qué cresta hago?
¿Es válido pasar por esto de nuevo?

¿Cómo evito sentirme fracasado, de nuevo?
¿Cómo evito borrar las sonrisas otra vez?

Preguntas. No respuesta.
Todo pasa por una razón, ¿no? Ojalá. Sería ideal.
Necesito derrotarme a mí mismo. Vencer algunas paredes, botarlas de una vez por todas. Están añejas, tienen muchos años y comienzan a apestar. Y a doler. La maleza no tarda en crecer.
¿Cómo fue que a pesar del silencio creado por un metro cuadrado fue capaz de albergar una voz anteriormente? ¿Cómo fue que pasó?
Todo esto me sigue matando. Slowly. Creo que antes estaba anestesiado. O drogado con compañía. Ahora la soledad tienen una dependencia de mí.
Y al parecer no es tan fácil de matar.

Necesito sacarme todo esto de adentro... necesito poder volver a hablar...
Necesito contarlo, necesito saber que puedo sanar.

A quién sea que le toque: lo siento.
Discúlpenme por no saber caminar.
Discúlpenme por no saber cómo vivir.

"Hay imperios, hay países, continentes, cicatrices que duran para siempre".

No hay comentarios: