domingo, 12 de julio de 2009

Mensaje rechazado.

Yo creo que más transparente no puedo ser. Más evidente, más simple. El mensaje es claro, conciso, inequívoco. Entonces, según parece, si es tan claro el mensaje y no tiene una respuesta consecuente, lógica; o es derechamente ignorado, no significa que el mensaje sea mal entendido: es que no se quiere entender.
Y es ahí, cuando te das cuenta que probablemente serás un huevón por siempre.

Siempre creo que me subestiman.


sábado, 11 de julio de 2009

Tanto tiempo.

-¿Sabes hace cuanto tiempo llevo fumando? 6 meses.
Hace 6 mese yo figuraba en Madrid, la casa de unos amigos, todos españoles muy simpáticos. Muy relajado, un poco vagos. Pero, ¿de esos que reciben a todo el mundo cualquier día de la semana? Bueno, ese era cualquier día de la semana conmigo en medio de mucha gente. Y de mucha gente rara la verdad. Entre medio de toda esa gente, de repente aparecen unos chilenos que venían de Barcelona y se regresaban a Chile el día siguiente. Imagínate entonces la energía de esos tipos y también imagínate a mí en un rincón, con unos tragos demás y como me pasa siempre cuando se me pasa la mano y tomo demás...
-...te vas para dentro...
-...hablando menos y sobretodo entre medio de toda esa gente rara que hablaba y hablaba cada vez más y más fuerte. Bueno, la cosa es que estos chilenos se me acercan, se me sientan enfrente y me empiezan a sacar de todo. Ron, whisky, vodka, marihuana, éxtasis, de todo. Y me hablaban y fumaban y tomaban y yo solamente los miraba. Y no escuchaba muy bien en realidad lo que me decían. Pero, a medida que seguía tomando, sólo era capaz de verme en el futuro. O sea, fue rarísimo, pero, los escuchaba hablar de lo que habían hecho, de los planes que tenían en chile y me iba dando cuenta que ese día del regreso también me iba a tocar a mí. Y me iba a llegar pronto, porque ya no sabía que seguir haciendo, no sabía como seguir alargando el tiempo allá. Bueno, pero tampoco sabía que iba a hacer acá. O sea, no tenía ningún plan, no había tenido un plan en 4 años. Y suena súper tonto, pero en ese momento, recién, me di cuenta que inevitablemente iba a chocar con la realidad. Con mi currículum, con lo que tenía, con lo que no tenía. Con mi familia, con el futuro, con toda esa mierda. Bueno, entre medio de eso, salían más pitos, más copete, más de todo. Y sin darme cuenta, porque te juro que no me di cuenta, me estaba tomando unas pastillas sin ni siquiera saber que mierda eran. No sé cuantas pastillas tomé, no me acuerdo de mucho más en realidad, hasta el día siguiente cuando me desperté destrozado en una clínica. Te juro que... destrozado, o sea, sintiendo que estaba muriéndome por dentro. No sabía que se podía sentir tanto dolor. Nunca había sentido algo parecido. Una enfermera me dijo que me había salvado por un pelo.
Pero, ¿sabes que fue lo peor? Lo que vino después. La semana siguiente y la que vino después. Mis amigos me preguntaban en qué mierda estaba pensando. Mi mamá, no sé cómo, se enteró de una parte del cuento y me llamaba desde Santiago preguntándome por qué quería morir. O sea, que fue de otra dimensión, te juro.
Bueno, y ahí me puse a fumar. Fumaba como loco. O sea, era lo único que me calmaba, no sé, me ayudaba a mantenerme ocupado. Y bueno, llegó el día de volver y ahí estaba yo: exactamente como lo había imaginado. Sin saber qué había hecho y ni qué iba a hacer. Excepto por una cosa cierta: que iba a dejar de fumar.
Aunque todavía no lo dejo, estoy fumando menos.
Cada día menos.
-¿Por qué me cuentas todo esto, Emilo?
-No sé... Porque supongo que todos tenemos un secreto que no queremos contar.
-Tanto tiempo. Claudio Polgati. 2009.


Siempre hay una frase que a uno le cae como un balde de agua fría en la cabeza. Que te representa, que te retrata, te dibuja, te desnuda frente al resto sin que siquiera lo sepan. A esta le tocó hoy. A esta le tocó recordarme lo que pasó hace mucho, alguna similitud, casi mínima, pero que retrata igual.
Yo todavía no dejo de fumar. Tampoco creo que cada día esté fumando menos. Todavía no puedo. Menos hoy.

Hoy se terminó la adrenalina. La rapidez, el poco tiempo, la constante vigilia. El cuarto se ve despedazado, arruinado por el paso rápido. Ordenaré un poco, creo. Quizás, eso me termine ordenando a mí. Doubt it.
De alguna forma, la adrenalina -toda esa rapidez, poco tiempo para pensar de verdad- me acompañaba. Ya no está, ya se fue. Ahora, precisamente en este momento, no hay nadie en casa. Cuando llegué, estaba vacía. Como yo, ahora. Vacío. Algo solo, pero con cigarros.
De no ser por la tele, esto estaría en silencio. En el computador, nadie me habla. Tampoco hay alguien con quién quiera hablar. Llegué, revisé y, como no había nadie para hablar y nadie me interesaba para hacer el intento, permanecí oculto, ajeno. Lejos de la fiesta.
En otro momento, podría decir que no me incomoda. Pero ahora sí. Antes era más fácil. Error, más soportable, nunca ha sido fácil, pero antes, no echaba de menos. O lo hacía poco. No era necesario, no había a quién. Ahora tengo muchas razones para echar de menos. Más de las que quisiera, la verdad.
Y, muy a pesar de que pasé toda la tarde acompañado, igual echaba de menos. A veces, echo de menos a la gente incluso estando a mi lado. Más veces de las que quisiera, también...

Supongo que da igual. Porque yo escriba esto nada va a cambiar. Supongo que debo ser sincero conmigo mismo. Pero es que a veces, el silencio daña más mis tímpanos que el ruido de los gritos cotidianos.
Después de tanto tiempo: el silencio me daña más que antes.
Y, aquí, todo está muy callado.
Mucho.

Más, de lo que me atrevo a reconocer.

jueves, 9 de julio de 2009

Walking disaster.


Estoy en medio de un recuerdo, en un recuento del que no puedo salir. Condiciones similares, casi exactas, una emulación del pasado. Y el pasado fue tan cruel. No por el pasado mismo -en parte-, no por el cliché: fueron sus palabras las crueles. Sí, eso fue.

Veo las caras de todos, veo la realidad y me parece patética, descarada: un intento burdo de simular que nadie se da cuenta de nada. Todos se ríen y en el fondo todos están llorando por razones que sólo ellos quieren saber, porque son tan vergonzosas que despedazarían sus intentos de vida. Si rebobino, si trato de enfocar más atrás y concentrarme en mi cara, en mis reacciones en los momentos adecuados en que todo se rompió, puedo ver claramente los hechos, los indicios, las mentiras. Recuerdo una frase exacta y me parte por dentro. Es como si aun pasara, aun existiera. Me extraña que la gente no pueda entender porque odio a alguien si los motivos son tan... instintivos. La lógica se queda afuera, este es un tema de sentir, no de racionar.
Maldita mente, nunca para de trabajar. Resume, redacta y trata de armar toda una historia en base a hechos, intuiciones, experiencias. Una cosas es sentirse pésimo, otra cosa es que tu mente te lo asevere. Cuando sucede todo esto, al mismo tiempo, no hay posible escape, sólo esperar.
No sé por qué hice esto. No sé porque me metí en esta situación tan extraña. No es la primera vez, tampoco creo que sea la última. El olor, la potencia de una llamada telefónica que se corta en llanto y las palabras resuenan en eco, fuerte, como en una montaña. Las palabras, las mismas palabras de antes; cierro los ojos y ahí están. Muy a pesar de la música, que suena e inunda este vacío y frío cuarto lleno de humo de cigarro, puedo oírlas, puedo escuchar las risas y yo haciéndome el loco y siguiendo el juego y riéndome también. Que despreciable, que estúpido no esquivar, si no parar la bala de pecho.

"-Yo me metí en este problema, yo sabré cómo salir"

No entiendo porque mi modus operandi es tan errado. Puede que mi forma de actuar sea compleja, o un tanto anormal, pero no por eso todos tienen que recordarme que es así. Que a la larga, siempre pierdo, ya sea por una u otra razón. Es una alineación de eventos, si te saltas uno, si logras esquivar airoso uno de los obstáculos, otro se pone en seguidilla y te obliga a caer. Y en el suelo, sólo mientras tu cara besa la tierra y tus rodillas están ásperas de tantos raspillones, comprendes que este es tu destino: el suelo, la tierra. Mirar el cielo sólo de lejos, wondering, imaginando como el mundo podría ser perfecto; recreando cada situación y momento en específico, cada hermoso recuerdo que realmente nunca será real más allá que en tu propia cabeza. MI propia cabeza.

"-Soy un terco.
-Sí, lo eres."

¿Qué tiene de malo tratar de hacer hasta lo imposible por sentirte bien? Creer que se puede ganar, que se puede despegar la maldita sudada camiseta del suelo. Limpiarse el polvo y sonreír. Soy un terco... sí, tenías razón. Cuando pasa esto, me acuerdo de una frase que leí en una serie:

"-Quizás, deberías intentar menos.
-Mírame: no soy alguien que tiene pinta de ganador. No soy apuesto, no soy atractivo, no soy popular. ¿Qué puedo conseguir si no lo intento? Personas como yo si no lo intentan no pueden conseguir nada."

¿¿Qué puedo ganar si no lo intento más de las veces que están permitidas??
...


Este momento, este preciso momento es una mezcla muy mala de sueño, cigarros, ron y recuerdos. Al final, creo que sólo soy sincero escribiendo. A veces, creo todo lo contrario. Mi boca no fue hecha para hablar con el resto, no se le entiende. Mis palabras, esto mismo que sale de mis dedos, no está hecho para ser entendido. Cualquiera puede entender cualquier cosa y sacar sus propias conclusiones. Algunos más acertados, otros no.
Pero... ¿y qué si alguien acierta? No por eso va a ser más lúcido. No por eso va a ser más simple de explicar. Y cuando pasa, cuando tratas de sincerarte y de algún modo te sale, sientes un nudo. Un vacío en el pecho, porque tratas de exorcizar tus propios fantasmas, tus propios miedos. Tu vida, con la que llevas tantos años.
Tantos años y parecen nada.

El eco sigue, las palabras no se detienen. Siento odio. Siento coraje, pena y algo de angustia. Ansiedad. Nervios. Pena. Distancia, repeticiones y repeticiones de la misma situación. Una vida hecha de bucles.

"-Nadie dijo que llorarías.
-No, no es para tanto."

Pero sí, sí lo fue. En ese mismo momento debí decir que si lo fue. Que si fue para tanto, que si fue para dejarme llorando, que sí lloré. Pero ya esta hecho, ya el tiempo se encargó de taparlo de muchos más recuerdos. Pero, como leí en un libro, los recuerdos que duelen son los más fácil de encontrar si excavas en tu propio pasado. Es como que tuvieran un color más intenso, más notorio, no es fácil ignorarlos. Son páginas rojas -o cafés- entre un montón de hojas blancas. Nadie puede ignorar eso, nadie es tan ciego.
Nadie es invulnerable. Nadie es a prueba de balas...

¿Y qué tal si sólo disparan y terminamos con esto? ¿O al menos una solución? Porque, francamente, a mí, no se me ocurre ninguna. O, en realidad, ninguna en la que yo me salve, en la que quede bien parado. Feliz, si es mucho desear.
Sí, es mucho desear.

"-No intentes nada, ya fue.
-No puedo evitarlo...
-Pero pasó po, ya no hay nada que hacer.
-Esperar..."

Creo que siempre nado contra la corriente. Si sigo así, me voy a despellejar, se me van a desprender los músculos, la carne y mi esqueleto quedará a la deriva, en un fracasado intento de ganar. Pero... ¿sinceramente? prefiero eso que dejarme arrastrar. Prefiero eso que derechamente morir.

"-Felipe, córtala, ¿ya?
-Okey... no diré nada más.
-Tampoco es para que te enojes, tú te buscas estas cosas.
-¿Qué puedo responder a eso? Onda, ¿tengo que tirarme por la borda o algo así? ¿rendirme y sentirme mal por las puras? Como si fuera tan fácil negar lo que hay dentro, dejarme morir y quedarme así de tranquilo.
-Pareces un arrogante.
-Si fuera un arrogante, habría ganado. Y no estaríamos teniendo esta conversación."

No soy un arrogante. Tampoco pretendo parecer un egocéntrico. Lo normal, no más, lo igual al resto del mundo. ¿Está tan mal contar la historia como la veo? ¿Está tan mal contar mi vida mientras la leo?
Callé demasiado tiempo, me comí todo por mucho rato. Aun, eso no pasa del todo, pero al menos, ahora levanto la cara y digo lo que tengo que decir. ¿Por qué la gente piensa que eso es ser arrogante, egocéntrico?

"-Adiós.
-Chao...
-¿?
-Nada, es sólo que...
-¿?
-Filo."

Siempre queda algo que decir... siempre algo se pierde en la lengua.
Como ahora: de seguro algo se perdió y yo no me di cuenta. Algo me faltó que decir, rellenar con nombres y horas y días, pero no pasan, no salen. Siempre algo se queda en el tintero. Probablemente lo más importante, la pieza clave que dejaría todo este rompecabeza en algo perfectamente entendible. Pero, como siempre sucede: se perdió.
Como es común, todo esto, se quedará sin entender. Y yo quedaré como lo mismo: un desastre con patas.
A walking disaster.


"Mi vida es un libro, cuyo protagonista principal se hartó y antes de huir, me dejó su papel."
-Cuaderno de sociología. Hojas finales. 04-03-06.

martes, 7 de julio de 2009

Azul-hielo.

Despiertas, pero el entumecimiento te dice que aun sigues durmiendo. Estas paredes, este cielo algo tiene de onírico. O es una simple ilusión, un regateo más entre las sábanas. Hay un despertador sonando y lo botas hasta que cruje en el suelo. Te aferras a las sábanas, a la almohada, única compañera decente y comienzas a llorar, a suplicar por volver a dormir, sin despertar.

Antes solía ser así. Antes, los inviernos pasados tenían una temática similar. Los inviernos que han venido después han cambiado continuamente de ser.
El cristal está empañado, repleto de gotas pegadas que comienzan a caer conforme la madrugada se transforma en día. Estoy pensando en el degradé, en como la imágenes que veo afuera -como si fuera una pantalla de televisión- van perdiendo su color. Y su intensidad.
Me siento extraño y con ganas de tener plumones de colores y pintarlo todo. Dejando manchones incluso, todo rebosante de color. Muy a pesar de mi manía con el blanco y negro, este paraje, esta temática, esta escena grisácea se me hace desesperante, enfermante, triste. Pero, más allá de mis propias manos, la caja de lápices, de plumones, de acuarelas y témperas, acrílicos y óleos; los pinceles y algunos de los tonos que necesito, que quiero para este lienzo, no están. Nunca fueron míos, nunca del todo. Están, sí, pero es como que el gremio de pintores está en receso. Falta alguien más para terminar este cuadro. Lazy, lazy.
Se está tomando un descanso, supongo. Y, ¿qué me queda hacer? Esperar, imaginar y tratar de ensayar algunos tonos, mientras espero que se pare, se ponga el delantal y se manche, pintando y pintando, haciendo de esto algo genial. Cuerdo, con compás.


Tanto tiempo congelado, ¿no? Los cuerpos se entumecen después de tanto tiempo esperando en el hielo. Está bien que sea invierno, pero no es para tanto: no nieva en Viña del Mar, ni en Quilpué, ni en Villa Alemana.
Supongo que sólo falta algo de sol. O algo de lluvia. Un cambio radical y una sonrisa que se mantenga vigente, activa. Pensando que todo está bien y que las cosas funcionan cuando uno quiere.
Cuando uno realmente quiere.


domingo, 5 de julio de 2009

9am.

9am y Hurt -covereada por Johny Cash- suena en el VíaX.
Ahora está Gonzalo Frías hablando de una película que no cacho. La tele está con volumen bajo.
Las 9am de un domingo y estoy despierto. Demasiado despierto.
Ahora sale Marilyn Manson.

No sé si decir que julio fue el peor mes o septiembre fue el peor mes del año pasado. Esto, claro, es un comentario gratuito de mi parte, que nace por estar leyendo cosas. Leer hacia atrás siempre termina en un efecto similar a este. Ok, ahora me da lo mismo. Creo. Cambiaron las circunstancias, las cosas son distintas. Los años tienen esa gracia: hacen a los julios y los septiembres distintos. Este julio es distinto, o al menos, comenzó distinto. Mucho.
Menos mal.

Estoy estirando un día, yo cacho. Ahora, manteniéndome despierto. Leyendo se me pasó la hora (horas) volando. Almacenando horas y horas de cosas que ya he vivido en mi corteza cerebral. Repasando datos, fechas, curiosidades, momentos; remarcándolos de tal manera que sean difíciles de borrar. Como plumón permanente en pizarra de colegio. Como pasadas de cuchillo cartonero, en realidad. A eso me dedico. Al menos, ahora. Hace un par de horas estaba concentrado, asumiendo. Digiriendo. Estaba acostumbrándome a pasar la tensión. A sentirme algo más liviano, creo. A relajarme. Supongo que estaba muy sumergido en la velocidad, las ojeras, en dormir poco.
Pensándolo bien, quedan pocas cosas de ello. Para mejor. Algunos sábados pueden ser un botón de ello. Otros, como hoy -ayer-, por suerte -causalidad-: no. Son mejor.

No sé que tanto aseverar que la gente cambia. Por su bien, espero que sí. Aunque las viejas manías nunca mueren. Hoy... uhmmm, creo que hoy veo todo eso distante, lejano. Ese julio y ese septiembre están demasiado lejos. Paradójicamente, no tanto; pero lo suficientemente lejos de mi umbral de dolor. Ya cicatrizó. Fue un error de todos. Eso fue: un error.

Filo: estoy hablando un tema que ya está más que muerto. La cuestión es que me acordé, nada más que eso. El punto de negar todo eso y acordarme la lata que fue es para hacerle el peso, el contraste al julio de hoy. Supongo -y espero, en serio- que sea totalmente opuesto. Totalmente contrastados: un azul de ese rojo. Un blanco de ese negro. Un celeste -que fome el celeste- de ese
café -me carga el café, es color caca-. ¿Se entiende? No sé: más sano, digámoslo así.
Más... ¿feliz? Puede ser.

Anyway, digamos que hoy sí soy algo más feliz que hace un par de días. Tranquilo, queda mejor.
Es curioso como algo o alguien te cambia el humor tan rápido. O como es que el julio pasado fue tan malo y yo juro de guata que este será tan bueno.

Nah, no es para nada curioso. Pero, digamos, que para mí, ahora, ahora mismito: sí.
¿Ok?


jueves, 2 de julio de 2009

Tac.

<Tac viene de Tic>

Definitivamente, no sé que más pruebas necesito. Esta, es lejos, la peor semana de lo que va de año. Ya no es un grado mínimo, ya no es algo que pueda pasar con el día. Es algo que se está alejando, todo, está más lejos de lo que estaba ayer. A un radio mayor del alcance de mis manos. Mucho mayor.

Recuento: falta de sueño, exceso de sueño, silencio, sentimientos atorados, ganas de golpearse la cabeza con la pared. Se siente como si no hubiera nadie, como si todos estuvieran haciendo sus maletas para partir. Así, de la nada. De un día para otro todo el mundo se arregla, hace sus maletas, toma sus aviones y se marchan. Pensé que era un sueño, cuando me topé con la realidad me enteré que era verdad.

Y el tiempo corre y corre y yo sigo creyendo que estamos en el mismo día...

Tic, tac.
Tic, tac.




Esto me está doliendo más de la cuenta, pero intento tratar de contenerlo. Intento contener las palabras. Intento ayudarme a mi mismo, por una vez.
Esta carretera, este camino, se ha vuelto nocturno. Insípido y bastante estrecho. Este día, esta semana, estos momentos están malditos. Es como si todo el mundo se hubiera enterado de una noticia que yo me tardaré en oír. Estoy desactualizado. Perdido, quizás. Me faltan mis manos, me falta mi cara, me faltan mis ojos. Tengo una mochila llena con cosas que nunca quise poner ahí. Esto, todo esto... es demasiado.
Siento un desinterés, un desapego. Una distancia. Generalizada y localizada. Ambas. Las dos al unísono.
Las dos tan lejos que se funden con la línea del horizonte.

Tic, tac.
Tic, tac.




So many hours remains. Odio los segundos, hoy. Odio los minutos, este preciso minuto en que tecleo. No debí despertar. Debí seguir de largo, mañana dar una excusa y seguir. Soñando que no estaba aquí, que estaba todo en orden, que todo funcionaba como hasta hace un tiempo atrás.
¿Qué pasa hoy?
¿Qué está pasando en las delgadas líneas de la cercanía?





¿Por qué nadie es capaz de dar una respuesta clara...?
El agujero que llevo por dentro va a terminar comiéndome... antes de que siquiera me de cuenta.

In fear every day, I m every evening,
He calls her aloud from above,
Carefully watched for a reason,
Painstaking devotion and love,
Surrendered to self preservation,
From others who care for themselves.
A blindness that touches perfection,
But hurts just like anything else.

Isolation, isolation, isolation.

Mother I tried please believe me,
I'm doing the best that I can.
I'm ashamed of the things I've been put through,
I'm ashamed of the person I am.

Isolation, isolation, isolation.

But if you could just see the beauty,
These things I could never describe,
These pleasures a wayward distraction,
This is my one lucky prize.

Isolation, isolation, isolation, isolation, isolation.


...antes de que siquiera pueda decir un último adiós. O un Hello.



miércoles, 1 de julio de 2009

Tic.

Tic, tac.
Tic, tac.
Crush.


¿Las 9 de la mañana ya? Queda poco. Queda mucho.
El reloj avanza hacia atrás. No sé, al menos no como debiera. Tic, tac. Mucho tiempo, demasiado. Necesito dormir. Quiero dormir. Mucho, lo suficiente para que pase toda esta semana en un cierre de ojos. No necesito más de esto. No necesito ver y oír las mismas imágenes otra vez.
Quiero dormir, es lo único que quiero.


...
No, no es lo único.
Jerk.

Tic, tac.
Tic, tac.


Hay algo que come y come. Desde adentro. Inunda la cabeza y los sentidos. Termina distorsionando todo, incluso la verdad, incluso las palabras más puras. Se ve todo tan extraño. Tan confuso. Tic, tac. Tic, tac.
You know what I need, You know what I need now that I'm crawling here.

Tic, tac.

Mal función. Mala talla, mejor callar. Miro y miro, y las paredes se hacen más pequeñas. Es extraño, frío. Quiero... quiero... Estoy contemplando una de las tantas conversaciones con ocaso incluídas. Y se ve tan lejana, tan distante. Me veía feliz en ese entonces.
What 'bout now?
...

Walk in silence,
Dont walk away, in silence.
See the danger,
Always danger,
Endless talking,
Life rebuilding,
Dont walk away.

Walk in silence,
Dont turn away, in silence.
Your confusion,
My illusion,
Worn like a mask of self-hate,
Confronts and then dies.
Dont walk away.

Tic...