viernes, 5 de abril de 2013

Un agujero en el corazón.
Un silencio inquietante en el alma.
Los brazos tensos y los músculos débiles.
Lluvia que no cae del cielo.
Aletargamiento cerebral.
Torpeza de palabra.
Ceguera lobular.
Esternón sin relleno.
Párpados cansados.
Piernas de plástico derretido.

No puedo explicar esta pena.
No puedo explicar por qué mi cuerpo se siente vacío y de cartón.
Varios días de pena en silencio no pueden ser normal, ¿cierto?
¿Y qué he hecho yo para estar así?
¿Por qué tengo pena, si soy yo el que siempre pide sonreír?
Tanto miedo y tanto frío.

Miedo.

Y frío.

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