miércoles, 29 de julio de 2009

Note to self. Rollos mezclados con realidad.

La ciudad está atorada, dormida e inerte, mientras tus dedos -de nuevo y al parecer como siempre- lo único que tocan son las teclas negruzcas del teclado. Un cigarro muere en el cenicero de madera, mientras tus ojos tratan de mantenerse abiertos, no por sueño, si no por creer que algo sí puedes ver.
Estás solo, sumergido extrañamente en un estado de ánimo que te sienta de lo peor. Es una suerte de caída, libre, sin final, que continúa y continúa, dejándote exhausto de nunca parar. Tus labios, ahora, están secos a pesar de la bebida con un poco de ron que descansa algo más allá de la cajetilla semi-vacía. Secos, algo trizados, quizás, como si hubieras comido de la arena del desierto. Como si ya no los usaras más. Tus ojos, cansados por quedarte a estas horas sin hacer nada, tienen la mirada perdida en la tecla "v", esperando ver si las tecleas, contando las veces que la logras presionar. Tus manos, actúan por inercia, recibiendo los impulsos de tu perdida cabeza sin chistar. Frías, algo más torpes de lo usual y parecieran incluso que se secan.
A veces, como ahora, piensas que te cansas de todo. De estar, todos los días tratando de ser optimistas -o algo similar- por tu bien. Tratando de llevar una falsa sonrisa cuando sales y sabes que no estarás solo deambulando por la orilla oscura, y tratando de ser el Felipe que es ocurrente y dice cosas que casi nunca tienen sentido. Y que te caes. Y a veces, haces reír a los demás. Menos a ti. Si las cuentas, son tan pocas veces las que te has reído de verdad con una tontera tuya. La mayoría de esas veces, porque hiciste reír a alguien que te importa. Y ahora, cuando estás aquí, cuando es de noche, cuando son pocas las personas que se atreven a dejarse llevar por la hora AM y evitar soñar, te das cuenta que aunque quisieras tirar un chiste, no podrías. Daría lo mismo, tampoco nadie lo podría escuchar.
Esto es un estado un tanto bastardo. Maricón, si se le puede llamar. Un chiste demasiado negro, una ironía que no necesitabas escuchar. De repente todo negro. De repente una pequeña mancha blanca que aparece y crees que puede ser una salida. De repente, de la nada, en una sola palabra, comienzas a dudar. Y echarte. Y llorar.
Te sientes y te ves estúpido, por eso ahora evitas el espejo a toda costa. Tonto, algo necio y bastante torpe. Entumecido. Moliéndote a palos a ti mismo pensando en que estás atorado, dentro, con algo que grita y que no se calla. Y que lo sigues, le haces caso y tratas de triunfar, de salir de los problemas, de conseguir lo que buscas y pareces que se perdió. Extraviado, como niño chico en una ciudad capital, buscando a alguien con una cara conocida. Una sola cara, que desearías volver a ver una y otra vez de cerca y tratas de tocarla y cuando tus manos la alcanzan se desvanece y las luces se apagan y ni siquiera puedes ver más allá de tus propios brazos. Y comienzas, como si fuera una tonada melancólica y terminal, a tocar en tu cabeza una y otra vez todos los posibles escenarios, todas las posibles cosas que podrías ver que serían fatales, que te dejarían traumado y que por alguna razón sabes que han pasado y que a pesar de no haberlas vistos, puedes recordar las caras y los actos que tú viviste se mezclan con caras ajenas y sientes que no estás, que eras un expectador y que viviste algo que nunca te perteneció. Y te sientes patético, cuestionándote si lo que viviste si fue tuyo, y te respondes y dices que sí, pero caes en el juego, te metes en la tonada y ya no sales y te lamentas y te odias y sólo están todas estas imágenes en tu cabeza torturándote más de la cuenta sobre cómo un mañana será tan distante. Y cómo el ayer, lo que quedó tapado por las semanas, se desvanece y se licúa a pesar de tus propios deseos.
Y te cubres la cara y piensas que "cresta, pero si estoy intentando, en serio, estoy intentándolo y no tengo que caer, no tengo que dejarme perder así, no si es algo que busco, no si es algo que perdí por una razón que se pudo evitar". Pero te excusas y te mueres de miedo por pensar que sí, que ya se fue. Que en el fondo, 3 días quedan en una lista que te dieron y que la única hora posible pasará frente a tus ojos y llegará el final de la lista y dirás "sí, perdí"... Y, sabiendo que ese momento será el peor escenario, te ves ahora y dices "¿qué puede ser peor que esto?". Es como si estuvieras desistiendo, tirando la toalla y te detestas por eso. Porque en realidad, no es consecuente a lo que buscas. Pero estás cansado, sabes que intentas, que seguirás intentando, pero estás cansado, tus pies ya no pueden más. No si estás tan solo, no si no hay nada que te diga "huevón, sigue, camina, tienes oportunidad, tienes una meta que se puede alcanzar". Ningún indicio, nada. Ninguna señal.
Por alguna razón piensas un escenario donde estás y alguien muere y no eres tú. Y revisas sus cosas, lo último que dejó en este mundo y huele a su persona. Y es como ahora, con las cosas que tienes y sólo sientes que todo se fue. Y sólo esto resta. Sólo los objetos inmóviles que recuerdan cada cosa y que mantienen el aroma que ya no está. Y puedes sentir casi como te hablas a ti mismo, con tu boca seca, a palabras sobre lo tonto que eres y lo que deberías hacer. Y que odias este preciso momento y sientes que hay palabras en el ambiente que entorpecen todo y que se oyen, todo el mundo las oye, pero nadie se atreve a decirlas. Que todo el mundo lo sabe y nadie dice nada. Y, la única razón que se te ocurre para ello, es que cualquier tema que tenga que ver con ello sólo se quiere ignorar y enterrar. Y ahí es cuando mueres. Ahí es cuando tus ventanas se cierran tan fuerte que el cristal se rompe y vuela por todos lados como cuchillas esperando carne donde impactar.
Y te arrodillas en la cama y recuerdas todo: la conexión, los roces, las casualidades, lo que pasó. Las palabras, las cosas que aprendiste y cada mínimo momento donde podías sentir incluso tu alma tranquila. Esa, que ahora crees que se destroza mientras más tecleas.
¿Y qué resta ahora? ¿Qué resta ahora mas que prender otro cigarro y fumar?



Sientes que tus nervios se hacen pedazos, junto con el resto de tu caja toráxica. Es como si todo lo que pasaste, toda la pena y todo lo que vino por consecuencia se resumen a este momento. Se mezclan, se funden y te atrapan, materializándose en una celda fría y cortante. La perdición, el final. Es como si todo lo que pasó antes, los mismos momentos que se repiten, te calaran y se incrustaran en tus pulmones, vértebras y corazón. Las mismas palabras, la misma indiferencia fría y cortante y las palabras que toman mucho más tiempo en llegar. Porque toman mucho más tiempo en decirse. Porque, básicamente, ahora puedes esperar, porque ya no tienes la misma relevancia. Ya perdiste la importancia fundamental. Bienvenido de vuelta al cajón del resto del mundo.
Por la puta, mírate. No, mejor no lo hagas, pero date cuenta qué está pasando. Estás perdiendo el control, te estás desesperando. Estás sientiendo la desesperación, la pena, sasonada con celos. Te estás saliendo de equilibrio en la balanza de entre lo que sientes, lo que quieres, anhelas y quieres batallar por recuperar; y lo que te detiene, la gente que te pone la mano y dice "no", el futuro, el destino (¿destino? no sabes si esa sea la palabra, no sabes si dejar caer el peso sobre eso sea lo justo, muy después de que te dicen que el destino te depara todo lo contrario. La felicidad), la realidad. Un lado pesa más ahora que el otro. Y no es el lado correcto. Y frunces el ceño y aprietas los puños pero desistes de golpear la mesa. Podrías despertar a alguien y mejor sólo tecleas y tecleas a ver si algo del dolor puede salir. Piensas, que ahora da lo mismo si haces lo correcto o no. Que en realidad, sólo quieres hacer lo que quieres hacer. Y que te importa una mierda el resto del mundo, sus susurros a lo lejos y que sólo quieres correr y abrazar y dejar que tu cabeza pierda el mando y hacer lo que sientes. Y pensar, de verdad pensar, que puede ser así, que es sólo el silencio de los inocentes -el miedo colado entre tus cabellos- lo que calla todo alrededor de esta vida. Que todos los obstáculos ya desaparecieron, que ya no hay nada real a qué temer, más que al receptor mismo, a lo que hay dentro de su cabeza y sus pulmones... Pero no sabes, no tienes forma. No puedes hacer nada, nada sin una mínima señal, sin un mínimo indicio. Uno solo, positivo de que sí puede pasar. Eso mismo que esperas y que puede ser negativo como lo es hoy. Un indicio más en contra. Como Harold Crick anotando en su agenda a cada rato una cruz en el sector de la tragedia. La comedia, quizás, con un par de cruces, pero la otra hoja tiene ese mismo número multiplicado por mil. Y sólo dices: "This may sound like gibberish to you, but I think I'm in a tragedy
".
Y ahora, en este momento, es así. Y aunque la realidad es más extraña que la ficción, ahora sólo desearías un pedazo de ficción, un giro drástico y esperanzador del guionista para salvar a tu personaje de sacarse el pelo con las manos...
Y nada pasa.

Tratas de contar hacia atrás. Pero desistes al ver que cuando usas la palabra "atrás" es cuando con más fuerza vuelven los recuerdos. Cuando más ganas te dan de derramar gotas saladas sobre la mesa porque piensas que todo así quedará: como un recuerdo. Como una anécdota sin importancia dentro de todo lo que tapará el futuro. Un fin que no sabías, que nunca notaste porque pensabas que el mundo giraba en paz. Pero sólo una triza, sólo un segundo de perdición dentro de una neblina espesa bastó para que se marchitaran hasta las flores que no habías puesto. Y mides, piensas y repasas lo que te han dicho voces ajenas: "es algo solucionable", "no es un gran problema, sólo es una confusión", "un malentendido", "sólo fue una tontera, se tiene que reaccionar"; para pensar que quizás fue así, pero que todos se han enterado, menos las personas que tienen que saberlo. Que con ojos cerrados no pueden ver nada, mientras su piel entumecida y congelada no sabe lo que busca. La idea, era tratar de ayudar a eso. Pero no puedes. No, cuando tú eres parte del problema. No te corresponde. No puedes hacer nada más. No se te deja hacer nada más.
Y ahora, ahora sí, ya perdiste todo control, toda noción de inteligencia o sutileza o entendimiento y lloras y lloras y lloras y lloras. Y lloras porque piensas en todo (y no lo puedes evitar) y porque mañana tendrás que tomar control de nuevo y olvidar toda esta pasión que te consume ahora. Que tendrás que retomar tus ideales muy a pesar de que el mundo te señala con el dedo y te tilda de perdedor. Retomar tus energías, tus creencias, tus ganas de alcanzar una meta a pesar de que el reloj mismo te escupe en la cara. Y seguir pensando mejor, tratando de resonar en una onda buena, quizás de esperanza. Y eso es lo que quieres. Ese es el mensaje que quieres dar. Pero ahora, en este momento, te la ganó la pasión. Te la ganó la pena, te la ganó la soledad.
Mañana sabes estarás de nuevo en pie. Mañana sabes de nuevo seguirás estando con la frente en alto, consecuente, firme, perseverante. Mañana, cuando despiertes, porque hoy, este round, lo ganó la soledad.

Y de la nada oyes las excusas. Las palabras de consuelo. Las mensiones honrosas... Y sólo quieres taparte los oídos y gritar que lo sabes, que ya no molestarás, que ya entendiste el mensaje, que tu importancia ya se esfumó y que ya no queda nada más para ti aquí.
Y el silencio retorna y la vida gira y gira, porque es tu problema y no tienen gran importancia para el universo en general. Por ti compadre, por ti y lo que te quema dentro, el mundo no temblará ni dejará de girar. Sólo tú morirás esta noche empapando la almohada hasta despertar. Hasta que retomes donde te quedaste, aun recordando las mismas palabras que quemaron tus ojos hoy y ayer. Tus ojos y tu soledad. Sólo tú morirás esta noche, hasta que mañana, trates de sostener tu propio peso de nuevo y aguantar los palos de tu mala pata y todo el viento en contra...

Y, ahora, el cuarto de nuevo está vacío. Igual que tu pecho.
Y tus brazos, también...


It's the best thing that you've ever had, the best thing that you've ever, ever had.
It's the best thing that you've ever had; the best thing you've had has gone away.

Don't leave me high, don't leave me dry.

No hay comentarios: