lunes, 29 de septiembre de 2008

Reverberación/Rebobinar/Ciclo/Alergías.

Justo ahora que subí a teclear, la luz de mi pieza se quemó.
Estoy a oscuras y creo que es mejor así. Creo que la luz me pone más inquieto de lo que estoy.
Es uno de esos días en los que ando ultra hiperquinético.

Desde el 21 que se respira un aire nuevo. La brisa cambió de dirección, de aroma, ¿podría decir de color?
Puedo decir así de plenas, de llenas -como sea-, que no entiendo nada. Y creo que eso me gusta, no entender nada. Como que es más simple, más liviano, más cómodo.
Nah, dudo que sea la primavera. La primavera me hace estornudar más que nada.

Una amiga me dijo que era bacán no entender, que uno la pasaba mejor. Que era precisamente eso lo rico, que no se entendiera nada, y vivirlo así. Puta, parece que tiene razón.
Puedo sonreír más fácil. Más free.
No entender nada y sentirlo todo.

Fácil. Piola. Bacán.

Yo cacho, ahora que trato de recordar, que soy un tipo de gestos simples. De huevás sencillas. De esas que probablemente en valor de mercado tienen cero. Y es bacán cuando vienen de vuelta, por que al menos yo, no ando dando por recibir. Y cuando llegan, son tan bacán. Se siente, no sé, bien.
Igual me gusta ser así. De cosas pequeñas y me gusta andar entregando esas cosas.
Ok, ni tanto, porque no es a cualquiera, no es a cada rato, mi personalidad de irónico y pesado me la gana generalmente y eso está bien, porque es como un escudo para discernir.
Es lo acostumbrado.

Pienso... y aunque los días han sido largos y estirados pocas veces tengo días que realmente no quisiera acabar. Pasa tan poco que cada vez que ocurre no recuerdo el sentimiento que se produce y me vuelve a asombrar.
Pequeños gestos, cosas simples.

Septiembre se va y con el muchas cosas que no valen la pena. Septiembre se va y a pesar de todos los finales y comienzos y ciclos que abren y cierran, como lente de cámara fotográfica, las cosas están tranquilas. Y bien, mejor, quizás.
Es raro decir eso. Es raro pensarlo porque igual no quiero. Quiero seguir sin entender nada y jugar. Jugar y reirme a ratos pensando tonteras y hablando de cosas... cosas.
Y olvidar lo demás. Las trancas, los atados, el insomnio.

Ahora escucho un tema que tengo ultra pegado, en esta oscuridad, que por alguna razón, no es tan sombría como siempre. Es tranquila, relajante, qué sé yo.
Y se repite y lo rebobino y continúa.

Sorpresas se le llama. ¿Destino? Nunca tan cuático.
Las vueltas de la vida.

El eco se hace más pequeño, y yo, en este cuarto que suelo llamar celda, estoy piola.
Fumándome un pucho tranquilo, esperando sorpresas, sin entender nada, sólo viviéndolo, viendo como los tonos cambian y las risas se hacen más simples, menos protocolares, más de verdad.

En serio, de verdad.
¿Qué viene mañana?
Ni idea. Pero aún así el presentimiento es que estará bien.
No sé en que estoy poniendo mi confianza, si en la suerte, en las cartas, en la música, en las letras... Pero está.

Y cuando miro al frente, veo una sonrisa. Y está bien.
Supongo que otro ciclo acaba de comenzar.

Ok, me envolé. Voy a ver si puedo reemplazar la ampolleta, pero me quedaré aquí un poco más.
Unos minutos más.


----------------
Now playing: Kate Nash - Nicest Thing
via FoxyTunes

martes, 23 de septiembre de 2008

Apuntes sueltos y revueltos.

Ni idea como empezar. Es parte del sueño, yo creo.

Me doy cuenta que hace tiempo que no escribo directo. Onda, hace mucho que empecé con la onda de "voladas locas" y de ser un tanto más rebuscado para contar.
Supongo que hoy no tengo esas ganas. O no me cuadra, o no me da.

Tengo sueño, pero no puedo dormir. Es temprano, pasé la noche en vela viendo películas y más que nada porque hace días que perdí el sueño.
Ni idea, es algo natural, viene y va. Es como por temporadas: las que me da por dormir demasiado y que nadie me quiera despertar. O como ahora: las que no puedo dormir y me asusto por seguir despierto. Curioso, que tanto suene en mi cabeza "wake me up when september ends". Quisiera que eso hubiera pasado. Y ser despertado cuando este mes que odio terminara.
Complejo.

Si fuera católico, yo cacho que me iría a confesar. No sé, son las ganas de ir a algún lado y decirle a alguien: "oye, sabí que, quiero hablar pero a concho, ¿te arriesgai?". Pero no, no pasa. Y tampoco podría ocurrir.
Pasa que quiero sacar un par de cosas que llevo dentro y no se me ocurre nada mejor que escribirlo. Es como tonto, pero que te lean desconocidos es en cierta forma liberador. Como que esta huevá deja de ser un poco mía, como que se va, se pierde un poco. Algo así, es mínimo, pero es lo último que queda.

¿Sabes? Puedo decir que tengo miedo. Harto. Me cago de miedo.
Y es que me da miedo cuando le achunto, cuando estos presentimientos que siempre tengo se cumplen. ¿He contado eso? Siempre tengo presentimientos. O sea, siempre que va a pasar algo fome. Hace un par de meses tuve muchos. Hoy por hoy... no los alcanzo a contar.
A veces es fome, porque me hace pensar que le quita la sorpresa. Porque como 8 de cada 10 se cumplen, ya hasta les tengo algo de confianza. Como que les creo, y me apesta eso.

Yep, estoy ultra perdido. Trato de buscar salidas, soluciones, comerme mis errores, mi mala cuea y todo lo que sasona eso. Pero es como volver a ser el yeta del que uno se alejó.
Es como tener que resignarse a volver el tiempo atrás, muy atrás. Como retomar tu pasado.
No creo que se entienda eso.

Ayer... ayer, cuando veía la Av. Perú sumergida dentro de esa capa leve de neblina pensaba que así estaré probablemente cuando escape: con algo de equipaje, de bufanda, con barba de un par de días, con lentes, mirando hacia un horizonte donde quiero llegar. Sin nadie al lado, sin nadie por delante, sin nadie que espere... Y me asusté. Me asusté al preguntarme si es lo que quiero.
Y no me quise responder.

Sí, ya dije que tenía miedo, pero es verdad: le temo a la realidad.
Y a mi. A veces me doy rabia de lo tonto que puedo llegar a ser. De lo radical, o enfermo de ocurrente. Quizás tengo algo en la cabeza que me hace ver todo tan irreal, tan ilusionario, tan probablemente distinto a lo que es en verdad.
Cabro chico, la cagué.

¿Cabro chico? Ya, nunca tan mentiroso. Es cierto, soy algo iluso. Pero también es cierto que soy curioso, que no soy tan tonto y que cacho más de lo que la gente cree. Sé como encajar las cosas, los gestos, las miradas, las palabras, los incidentes, todo calza y te terminan contando las cosas que nunca se contarán con las palabras. Y eso, también es fome.
Es fome, porque realza el miedo, realza -a veces- la pena o las ganas de virar. De huir y tratar de olvidar un pasado y un presente que esta tan arraigado a uno por decisión propia.
Y es ahí cuando las cosas se complican. Porque es cuando uno se entrega, cuando uno se suma a algo por decisión propia que cuesta dejarlo.
Onda, de eso te das cuenta cuando te metes a algo y cuando termina y duele, sabes que te habías metido demasiado.
O más de la cuenta.
Si no duele, siempre te dió lo mismo. Si duele, puta que es fome compadre.
Es como cuando escribes: si te da vergüenza es que es bueno. O que sirve, o que te llena.
O te libera.
"Si no duele, no sirve".

Supongo... que septiembre es un punto de no-retorno. Es otra de las vueltas de las que no me pude escapar.
Y siempre es así, es raro que aún no me acostumbre a todo esto si no es la primera vez que pasan tantas cosas juntas y yo me pierdo en ellas.
Algo se quebró, dentro y no cacho donde. Y fuera también, pero está tan lejos que no vi que lo chocó.

¿8:30 ya? Tengo que irme... tengo clases.
Cero sueño aún.

Supongo que hasta aquí llego. Y además, no sé con que podría continuar.
Y extender más la entrada sería más latero si alguien se da la paja de leerla.

No estoy contento con la entrada, de hecho, es muy aporte.
Bueh, será.

Adiós.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Confesiones de un lazo roto.

<< [...] ¿Sabes? Hoy podría arriesgarme mucho más que ayer. No me había dado cuenta -quizás un poco-, pero mis límites son pocos cuando se trata de esto.
"Esto".
Si fuese necesario, yo dejaría mis manías, mis dramas, mis tonteras, todo lo bizarro que, de cierta manera, me hace ser como soy. Incluso fumar, ¿sabes?
Y yo supongo, muchas cosas más de las que aún no me percato...

Yo creo que podría seguirte si algún día decides escapar. Si quisieras, claro. Que podría cruzar el mar por buscarte.
Podría, incluso también, robar. Pelear por dinero, si lo necesitaras. Mendigar, si no hubiera otra opción.
Tratar me parece innecesario, pero si tuviera que hacerlo, por ti, mancharía estas manos que jamás han tocado sangre de otro.

¿Recuerdas que alguna vez te dije que algún día te besaría bajo la torre Eiffel?
Me dijiste meloso, soñardor. Bobo.
Es fácil. Ayer supe como podía hacerlo. Investigué: la forma más rápida, simple y aún así cómoda.
Lo haría, ¿y tú?
Te juro, no tienes idea de todo lo que haría -y he hecho- por ti...

Dar hasta incluso la vida, aún a pesar del temor que siempre me invade cuando logro imaginar la "nada" después de la muerte.
Lo haría, porque en el fondo... quizás... igual te pertenece.

Me puse meloso, ¿cierto?
Paro. Sé cuanto lo detestas.

¿Sabes? También llegaría a otros niveles. A cosas más cuáticas e imposibles por...

Oh... espera... Acabo de darme cuenta que por algunos instantes, olvidé que ya no estás aquí...
Y yo aún te escucho alejarte de mí...>>

----Extracto de "Confesiones de un lazo roto" -16 de noviembre, 2005.----

Escrito en un cuaderno de psicología analítica, en las hojas finales de un cuaderno lleno de apuntes erráticos y canciones e ideas raras... Un cuento sobre un final anunciado...

Lo encontré hace poco. No lo recordaba. Supongo que decidí publicarlo (a pesar de lo penosamente escrito que está) porque algo de verdad tiene. O algo lo hizo reaparecer.
Da igual.

Como dato curioso (y estúpido) no me había dado cuenta que este blog cumplió un año el 5 de mayo. Y lo más raro, es que aún siga vivo.

Da igual.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Humo de luna.

Y ahí estaba él: cuando se levantó, ya era tarde. Y, en todo caso, él siempre despierta cuando es demasiado tarde. Cuando todos empiezan a arroparse y dormir, él comienza a abrir los ojos.
Cuando, para él, todo está más claro.
Caminó un poco por esas escaleras que rechinan, como antiguas, hasta dar con el piso helado y frío bajo sus pies. Una taza de leche, algo de pan, para poder llenar uno de los tantos vacíos.
Al menos, el más fácil de llenar.

Lo noche era eterna. Un claro en el cielo con círculos en la luna. Esto era un deja vú, ya había pasado antes.
Una banca, el cielo y un cigarro. Ni los grillos cantaban a esa hora. No había nadie, todos dormían.
Vio un columpio, pero antes de pararse y mecerse en él, pensó que era demasiado, que sobrepasaba la realidad, que sería muy pasado a películas.
Desistió.

¿Qué le quedaba hoy? Evidentemente más que ayer, o estaría mintiendo. Quizás un poco menos.
No era un gran atado, no big deal, pero, de alguna manera, era lo mismo de siempre.
Ese era el asunto, la paradoja y la mentira: hoy no era lo mismo de siempre, pero tenía ese gusto, ese aliño, que no separaba el hoy del ayer.
Momentos de felicidad, momentos malos, ratos de desesperación y otros de descontrol. Una rutina ya aprendida de memoria. Fácil de recitar.
Entonces, se preguntaba de nuevo: ¿cual es el atado?
La respuesta no era tan difícil. El atado es que hoy, lo de hoy, tiempo corriente, ahora, terminará igual que siempre. Supone, eso cacha, quizás lo huele.
Aunque su nariz no es muy buena.

Eran las 4 y 26 cuando volvió. Cerró la chapa de su casa y subió la escalera para tratar de dormir, o ver un película. En silencio, como siempre. Con esa costumbre que adquirió hace mucho de caminar sin hacer ruido, mimetizado de negro en la oscuridad de una casa que duerme. Completo silencio que se mantiene hasta que amanece y ese sueño que le rehuye lo fuerza a tratar de dormir siquiera un poco.
Cerró la puerta de esa pieza que ha ocultado tanto y que ahora huele a tabaco. Y, entre medio extasiado, perdido y somnoliento, se sentó en el computador y tecleó:

I'm losing everything.
I'm just a winner who's losing everyday.
And I don't know lose. But, somehow, I'm losing everyday.
But, in fact, that's ok.
It have sense to me.
But I don't ask to you to understand that, because I know that I'm weird.
I know that I'm strange.
And I know, that your life and my life... will never meet.

Y luego, sin darse cuenta de que nunca se cambió de ropa ni apagó la pantalla de su computador, se durmió...




-Ok, ok, basta de mí, me carga hablar de esto. Cambiemos de tema:
¿Qué hay de ti? Cuéntame,

¿Qué hay de ti?



----------------
Now playing: Lucybell - Cuando respiro en tu boca
via FoxyTunes