Leo, leo, leo, reviso, creo, siento, aviso. Siempre el tiempo entremedio, siempre todo al mismo tiempo. Tardes vacías, enormes, llenas de nada, con el cuerpo asoleándose producto de las llamas. Nada, nada, nada. Si no hay nada en la tarde es porque todo en la noche se acumula. Y es imposible hacer todo al mismo tiempo. Todo, todo, nada. Prisa y lata. No me gusta, me siento aparte. Y no estoy. No estoy cuando la música comienza a soñar en los audífonos, tirados en el suelo, acumulándose en polvo cerca de un vaso que solía contener agua.
Ya no.
Ya no nada.
No hay gente, no hay prisa, no hay agua, no hay calor; el mismo cuerpo sigue tirado en las sábanas inerte. Nadie hizo nada, pudo ser un crimen, pero sólo fue inercia. Sólo fue nada, a picture in slowmotion, a fucking picture.
Pero ya no. El sueño, la noche, la rutina errante apalea y sofoca el día. No suena nada. Antes había música en los audífonos. Antes había algo.
Ya no.
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