jueves, 29 de mayo de 2008

Celda

Repleto. Lleno. A punto de explotar.
Repleto. Lleno. Demasiada gente en el vagón.
Igual no estás ahí. Igual de nuevo no sabes donde estás.

Se repite. Se rayó el disco: todo vuelve a suceder. Calcado, semejante. Casi igual.
Van poco más de cuatro días y todo se mantiene, suspendido, casi sin alteraciones.
Pocas cosas te recuerdan que ya ése año quedó atrás. Aunque probablemente jamás fue así.
Bienvenido: aún estás en el 2006.
Puede ser, ¿no?
Después de todo, estás en un psiquiátrico, amarrado, balbuceando cosas. Y todo esto pasa únicamente en tu cabeza. Tu realidad es sólo una excusa, un escape de una muy peor realidad. ¿O es al revés?
Ése es precisamente el punto: donde termina la realidad y comienza la ficción. Donde demonios quedó el punto aparte que los separa.

Resumes: todos los síntomas están presentándose tal cual fue antes: inútil, tonto, autista, sin sueño, sin hambre.
Sin nadie.
A ver, espera, eso ya no es tan cierto. Acéptalo, no cuesta tanto asumirlo. Pero quizás si lo es: tu piel sigue tan fría, tan entumecida que no lo puede sentir. Se sabe, pero no siempre se siente. Y si lo hace, tu mente logra bloquear todo recuerdo, toda vez que se logró sentir...
Pésimo. Fatal.
Fome.

¿Donde está la necesidad esta vez? Hay algo que está fallando. Y muy probablemente eres tú, otra vez. Tú y sólo tú. Egoísta. De nuevo comienzas a experimentar que es más seguro que todos estén tan lejos, detrás de un vidrio anti-balas. En el edificio de al frente, al otro continente. Lejos.
Comienzas a alejarlos a todos. A tomar barreras, de nuevo.
Esto esta muy mal, compadre. Esto puede terminar muy mal esta vez.

Éste es el miedo que alguna vez pensaste. No estar realmente solo y pensar en quedarlo. Es la contradicción que nunca había ocurrido. Ahora sí, el miedo es real. Existe. Puede palparse.
Ya no es tan difícil zafarse.
Menos cuando existe alguien como ella. Que nunca pensaste que iba a existir alguien que pudiera llegar a entenderte. A entender más allá de lo normal. Y peor: compartirlo.
Porque sabes que es fome, que es asfixiante. Que te carcome al nivel de acomodarte.
Que llega a ser rutina.
Se llega a adjudicar como "normal".
Es lo peor, saber que igual logra llegar a sentirse así. Y a veces peor. Y es lo mejor saber que existe alguien que sí puede ser real.
Es dualidad, un problema y una solución.
No existe más gente así, ya se extinguieron.
Y, siendo así, ¿cómo mandarlo todo a la chucha si no puedes ser así de desgraciado?
¿Cómo dejar todo de lado y huir, escapar, si esta vez puedes sentir que es una persona de verdad la que dice preocuparse por ti?
¿Y abandonar? ¿hacer lo mismo que te hicieron a ti? Aunque probablemente tú la necesites más a ella de lo que ella a ti.

No se puede, ¡no se puede!
Es una prueba más, supones.
Somebody saves me.
You're gonna be the one who saves me??

Basta. Trata de tomar en algo el control.
Ya no importa, ya no tienes miedo a decir que te pasa, porque realmente no sabes lo que es. Tampoco te da miedo que ella lea esto, porque sabes perfectamente que si lo hace sabrá que es ella. Y nadie más.
Y del resto, ¿qué me puedes decir?
¿Abortaron? ¿Donde están?
Mejor omite la respuesta. Puede ser más deprimente que la pregunta misma.
De igual manera, sabes que esto no saldrá con nadie más. Porque las palabras se esfuman, just like the old times.

Sé franco: ¿qué importa ahora?
Vamos, trata de balancear esto de nuevo. Trata de tomar una suerte de equilibrio, ya hemos pasado por esto antes y hemos sobrevivido.
¿Puede ser esta vez igual?
¿O esta vez no pasará?

Quizás tu sentencia está dictada.
Celda, vuelve a sonar en el iPod. Over and over and over again:

Mi pieza es una celda, prefiero estar ahí
Mi cama es una celda, sólo quiero dormir
Mi cuerpo es una celda, no me deja salir
Mi alma es una celda, que me aleja de mí...


Bájate del tren y deja de pensar.
Ya.

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Now playing: Cristián Heyne - Celda
via FoxyTunes

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