jueves, 31 de diciembre de 2009

Balance, inicios, stuff.

Es típico que en todos los blogs que leo frecuentemente se hace una especie de balance. Yo no he hecho ninguno desde que abrí el blog por allá por el 2007, cuando nació [medioCEREBRO]. Vamos a darle una oportunidad.


Partamos por partes: [medioCEREBRO] nació con la intención de ser nada. Se me ocurrió un día y ya. Con esa plantilla verde que traer por defecto blogger. El nombre salió después de un enorme descarte cuando intenté crear el blog a la primera y todos los nombres estaban ocupados. Luego encontré la foto de una niña que tenía medio cerebro y se me ocurrió ponerle así. Por suerte no estaba ocupado, pero tampoco fue el mejor nombre de todos.
Cuando comencé a escribir, tenía la idea de poner tonteras que me hubieran pasado en el día. Con un toque humorístico, algo para reírme un rato y soportar la vida, que en ese entonces, era bastante fome. Así, fue más o menos como una vía de escape, para tartar de apalear lo que viniera. Conforme pasó el tiempo, [medioCEREBRO], junto conmigo y su plantilla, fueron cambiando. Pasó al negro y varios (cuando en ese entonces tenía hartos comentarios) echaron de menos la plantilla verde. El negro, fue más que nada porque pensé que la plantilla era muy fuerte y quería algo más opaco. Así de paso, si alguien quería leer, ahorraba luz y pantalla. La plantilla se intentó cambiar ene veces, pero con poco éxito. Al final, me quedé con esta y fue cambiando un poco a lo largo de los años.
La temática del blog también comenzó a cambiar de a poco. En vez de ser para lo que se había planteado, comenzó a transformarse en el cuadernillo de muchas ideas sueltas que me venían. Además, de en muchas veces, retratar el estado de ánimo. Pasó de espacio para reírme a un espacio para refugiarme. Eso y exponer ideas que muchas veces pasaron por un descargo. Sí y no. Varias veces fue con idea de aparentar eso. Otras, sólo experimentar. Otra, realmente lo fueron.
Si releyera hacia atrás, me acordaría de ene cosas. Y al final, en eso fue lo que se convirtió [medioCEREBRO]: en un memo. Una suerte de diario-no-diario. Un backup, algo así.
El 5 de mayo de este año, [medioCEREBRO] cumplió 2 años. Y no sé cuantos más cumpla. Tampoco si la temática cambie. Lo que sí me sorprende es que haya cumplido más de uno y no me haya cansado antes de él. O que la gente que lo lee, y que sale en las estadísticas del blog, no se hayan cansado antes tampoco.

Ahora, tuve dos años para intentar hacer un balance y en ninguno lo hice. Y si ahora tuviera que hacer uno, y lo voy a hacer, podría hacer uno sumamente largo con todo lo que hay entre líneas en el blog. Pero...
tampoco lo haré. Me concentraré sólo en este año.
A ver...












































...












Stuff.
Ehhh... no sé. Digamos que fue un año bien-mal. Decir que fue diferente es tan cliché, pero también lo fue. Quizás es uno de lo mejores, en los que la he pasado muy bien. También tuvo sus bajones enormes. Grandes cambios que tuvieron ene repercusiones. Si tuviera que ponerle nota del 1 al 7 como acá en Chile, yo creo que le pondría un 6,7. Y eso es mucho. Si le tuviera que poner una nota a cada año de [medioCEREBRO] serían:

2007) 4,0
2008) 5,0
2009) 6,7

Al menos la cosa va en aumento. Y el 2007 estuvo a punto de ser rojo. Pocas cosas me salvaron.
Este año por un momento pensé que mi promedio iba a terminar en un 3,0 como máximo. Al final no fue así y no repetí el año. Pasé, la pasé bien y ahora listo o algo así para el que viene. Y ojalá, espero que sea bueno. O mejor. Recuerdo años en que pedí eso y fue al revés. Ojalá por Zeus, Horus y todos los santos que ahora no pase eso. No con todo lo que ha pasado.

Hay cosas que no cambian, claro. Hay cuestiones tan incrustadas en el cerebro que se mantienen igual. Pero ya no son lo que antes. Tampoco podrían serlo. Están atenuadas, porque me obligué a ello. Aunque suene hueón, me obligué a pasarla mejor. O me traté de esmerar en ello. Los resultados se demoraron en aparecer, pero lo hicieron.
O eso creo. O eso espero. La verdad, es que a veces entiendo poco y nada. Y espero que los rollos en mi cabeza se disipen y poder seguir tranquilo.

Y que el 2010 al menos termine con un promedio igual. O superior.
Y no que la escala tenga que arreglarse de nuevo porque no me alcanzó el promedio.

Anyway. Lo mejor para el 2010 para que el lea esto. Y para mí también, en todo.
Y que las buenas rachas o lo que sea, no nos suelten de la mano.

Cambio y fuera.

martes, 29 de diciembre de 2009

Encontrar.

Porque a veces la vida nos trata a regaña-dientes. Porque a veces son los pequeños diálogos los que arman una historia y sus nexos y sus puntos más importantes. Porque a veces son las caídas y los vuelcos del sistema lo que al final termina convirtiendo toda la gama de matices en una sola verdad. Porque es a veces lo que se piensa y no se hace, lo que se dice en silencio, los mensajes escritos en papel que nunca salen del bolso, las intenciones contadas y las promesas perdidas lo que refuerzan las ganas de seguir o de tirarse al pasto y olvidar. O son las partidas, los cambios de las personas que conocíamos que se transforman en un completo extraño; o los reencuentros, los abrazos bajo la lluvia, el quedarse sentado en una escalera tratando de superar el fracaso lo que atenúa la caída cuando se derrumba todo. O lo que refuerza los cimientos de las cosas que se construyen entre dos o más personas.

O es la soledad.
O es el saber que, aunque tus ojos están cerrados, habrán palabras susurradas en tu oído.

La vida se construye a base de fallos. A base de reaccionar siempre a punto de perder algo. Son los errores, al final, los que terminan creando los momentos que de inmediato de incrustan en el cerebro. Son esos los que terminan dibujando sonrisas en tu boca. Al final, sí, siempre al final, es el silencio el que termina entonando tu voz.



jueves, 24 de diciembre de 2009

Inexplicable.

Quizás nadie lo entendería y por eso no me molesto en explicarlo. Una conversación buena sólo se produce en lo más íntimo. O después de un shock. Si pueda ponerle palabras sería tan fácil que quizás no tendría gracia. Quizás es eso lo que me llama más la atención. Quizás es eso lo nuevo.

Los que se me acercan y no salen corriendo a la primera me dicen que me manejo en las palabras. Supongo que es parte de no explorar ninguna otra capacidad más útil la que me lleva a meterme en dibujos y cuentos. O en una de esas es que soy tan buen mentiroso que puedo crear con facilidad cosas que no necesariamente han sido verdad. Todo tipo que crea, todo artista, en el fondo es un gran mentiroso. A lo mejor me falta mentir más.

Me desvié.

A pesar de que supuestamente me maneje en palabras, me quedo mudo. No conozco ni el verbo ni el sustantivo que pueda dejar en forma clara lo que he visto, tocado y sentido. O todo lo que ha pasado. Yo creo que me obsesiona el tema. Digo, la forma en que todo cambia, la evolución, los rollos; en el fondo, el cómo se cuenta la historia. La trama me envuela. La trama, este guión y sus personajes. Y hay un personaje que es mi favorito, porque, cuando lo veo es como de ficción. No me parece tan falso como los reales. Las personas reales tienden a ser más fomes que un personaje de series. Es a eso a lo que me refería.

Al final, todos estos caracteres son en vano. Porque sirven sólo para darse vueltas en una rotonda italiana sin fin. No creo que alguna vez puedo explicarlo más allá que dentro de un par de clichés de la sociedad. Y es por, también, que no podría tocar el tema así de simple. Un cliché me parece un suicidio intelectual. O emocional, o de la verdad, dependiendo del caso. Da lo mismo, estas verdades son mías y son más fácil sólo expresarlas en un beso. O en morirse cuando te sueltan la mano.




No sé si soy yo el extraño, o es el ambiente navideño (que siempre siento escaso y algo de vergüenza y algo de envidia por como se toca acá) lo que me está afectando.
Apostemos por lo primero.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cura.

Te siento y creo que caigo. La plaza se hace pequeña y escucho los pasos de la gente que pasa alrededor. El silencio me agota y comienzo a hablar de temas al azar. A veces no lo confieso, pero el silencio me asusta y se hace menos escalofriante cuando no callas. Estaba errado, estábamos en otro lugar. Oía como cantabas y te perdías, mientras comía pan con palta, hambriento, feliz. Me contaste sobre cosas que no entendí y luego comenzaste a mirarme. Me sentí tonto y traté de dilucidar tus pupilas. Tuve una sensación de nervio y te pedí que me abrazaras. Una canción comenzó a sonar y no me sabía el nombre. Traté de apretarte fuerte, pero tuve miedo de romperte. Quería sentirte cerca, más cerca que nunca, pero el cuerpo era un estorbo. Te solté y bebí un poco de agua, tus ojos miraron por la ventana y no me viste sonreír.
Cuando me di cuenta de todo, ya era tarde. Las horas se apilaban sobre el mismo sillón extenso, suave, rojo y felpudo que nos mantuvo toda la tarde. Quizás estaba durmiendo, quizás sólo le perdí el rastro al reloj. Cerré los ojos simulando estar dormido. Sentí tus manos en mi pelo y pude jurar que era un niño. Me sentí como tal, me sentí como lo que soy. Tu pecho estaba caliente y era todo como una tarde de invierno de 1992 en pleno verano del 2009. Ya no sentía calor, mi pierna derecha estaba entumecida. No quería quitar mis brazos de tu cintura.




La hermosa tarde llena de naranjos se había transformado. Un azul se sobreponía, los tonos mezclados se transformaron en el azul más negro salpicado de pasteles y blanco. Comenzaste a hablar y te oí, pero no procesé nada. Mi mano agarraba la tuya y sabía que tenía que irme. No me soltaste y quise que la tierra bajo mis pies dejara de girar. Olvidar que algún día tendrías que irte lejos, mientras yo tendría que esperarte cada sábado volver a las costas y verte hablar. Toqué tu pelo largo y pensé que si era necesario morir sería ahora. Comparé lo perfecto con la realidad y no encontré un punto de diferencia. Casi me pongo a llorar cuando pensé en las infinitas posibilidades y en las probabilidades y en esto que estaba agarrándose por los dedos. Te abracé y no me viste cuando tu hombro se mojó.
El cielo ya se fundía con mi ropa y la gente se había retirado de las calles. Solté tu mano y comencé a caminar, con una pena que me partía en dos pensando que era un adiós abrupto, quizás el final del fin.

Me di vuelta y vi tu rostro. Te di un beso y lo supe.
Todo este tiempo la historia era de verdad: la triste historia repetida por siglos era algo que estaba muy lejos de mí y podía estar más seguro que nunca que estaba bien.
Y, sí, fui feliz.
Y es por eso que en ese entonces, y ahora mismo también, lloré.
Porque en realidad, todas las mentiras que me cubren como cebolla, todas las caras tapadas por caretas, todos los idiotas que odio y desprecio, todas las situaciones que en el fondo me calan más de lo que quisiera, toda la falsedad, todo lo que en algún punto me alejaba del mundo y me hacía cuestionar si realmente quería estar sumergido en el planeta, se desvanecía en los 317 minutos que estaba arropado por tus manos.

Y pensé que eras la cura del cáncer.
Imaginé que era muy cursi y lo deseché.
Y luego lo pensé otra vez, que eras la cura.
Y otra vez.







Y otra vez.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Matemática del 3.

3=:3
3=<3
3=1/4


u got it?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

2 3/4

Y no estás, y te vas, y no entiendo por qué vos te volteás
y ni movés la mano, no te despedís, se acaba la noche y quedé
como pelotudo en medio de la gran ciudad
sin paz, sin paz, sin paz.

Y no sé, no contás, tu risa se esfuma y disimulás
un día me abrazás y al otro me empujás
un día me querés y al otro me odiás
yo no digo nada, pues pretendo aguantar
cuando en el fondo me desarmo como lego cuando me ignorás.